Autor: Manuel Coma

La izquierda vota en bloque y ésa es su gran ventaja porque la derecha y el centro, que suman más, dudan, se fragmentan, se dividen, se abstienen y hasta mienten respecto a sus intenciones.

os pufos de las autonomías van envueltos en otros muchos problemas nacionales, europeos e internacionales. Pero para solucionar hay que aclarar. Qué se ocultó, quién ocultó, cómo lo hizo, cuándo se supo, qué se hará.

Sería como Zapatero haciéndose cargo de la crisis europea, sin nadie para atascarle el freno. Supondría la ruptura del directorio germano-francés que más mal que bien ha estado tratando de sacarnos adelante.

El mundo parece empeñado en negarle a Irán su bomba, pero mucho menos que la revolución islámica en tenerla.

El consenso entre los analistas es que la sanguinaria pelea va para largo.

Pero igual de divididos están sus valedores externos y el plan de Kofi Annan representando a la ONU es una vez más una inocente coartada para la inacción.

Si esas condenas se convirtiesen en políticas activas en los países de donde son originarios los «guerreros santos» y a donde acuden a fortalecer su mente y desarrollar sus habilidades letales, se darían pasos de gigante contra el fanático yihadismo asesino.

Oriente Medio es una olla hirviendo que, si la presión sigue en aumento, tendrá que reventar por alguna o varias partes.

Ha habido un cierto retroceso sobre los progresos registrados hace más de año y medio. El comienzo de la retirada de tropas el pasado verano, cumpliendo los compromisos de Obama, aunque modestos, han tenido consecuencias negativas. Pronto, con el deshielo, volverá la temporada bélica. El mayor activo es que la mayoría de la población odia a los talibán tanto como los teme y desearía el éxito americano, pero no se fían y tienen que pensar en el futuro.

Dicen los rusos que la diferencia entre presentarse a unas elecciones y hacerlo en solitario es la misma que entre una silla y una silla eléctrica.