Autor: Phyllis Chesler

El ejemplo más reciente de la interferencia fundamentalista musulmana con la libertad de expresión tenía lugar incluso sin un atisbo de fatwa.

Nuestro apreciado Israel se encuentra enfrascado en una lucha existencial por su supervivencia. Desde el momento de su nacimiento en 1948. Israel se ha encontrado en estado de sitio.

El pueblo holandés ha expulsado a la heroica Aayan Hirsi Ali del parlamento, de Holanda y de Europa. Su vergonzoso apaciguamiento del islamismo totalitario y criminal ha logrado lo que los jihadistas no pudieron hacer: ensombrecer a uno de los críticos más importantes de la jihad en Europa.

Con la negación del Holocausto campando a sus anchas entre islamistas e intelectuales occidentales, la celebración del Día de Recuerdo del Holocausto se convierte más en la afirmación de la verdad de una tragedia. También es un acto de lucidez moral y desafío.

“Munich”, de Spielberg, es solamente una película — no es, a pesar de la histeria judía, una profética batalla en la guerra entre la vida y la muerte.

Como joven esposa en Afganistán, fui testigo exactamente de lo mal que las mujeres son tratadas en el mundo musulmán.

Un número creciente de occidentales, hombres y mujeres, se convierten al Islam. Según un informe entre el 11-S y el 2002, 71.000 alemanes se han convertido al Islam. Si esta cifra es correcta, podemos estar ante lo que hace la gente cuando tiene miedo o cuando quieren estar en el “bando ganador”.

La Guerra Cultural es una guerra muy activa: no hay prisioneros y no se muestra clemencia. Y ahora hay penalizaciones por intentar decir la verdad acerca del peligro de la jihad o acerca de la naturaleza patológica y bárbara del Islam militante hoy.

Este fin de semana, como se esperaba, y a pesar de una petición internacional lanzada por Académicos por la Paz en Oriente Medio, la Asociación Nacional de Profesores de Educación Superior de Gran Bretaña (NATHFE) votaba a favor de boicotear a los académicos israelíes. El suyo es un boicot más agradable y educado, porque exime a los académicos israelíes que, al estilo McCarthy, estén dispuestos a mostrar públicamente su desaprobación a las (inexistentes) políticas 'de apartheid' de su gobierno. Esta es la tercera vez desde el 2002 que los académicos británicos han salido a la palestra para censurar y aislar a los académicos israelíes.