11S: 15 años después

La pregunta es si los Estados Unidos realmente van a ser una nación más, al modo del patrón Westfaliano, o una nación que va a liderar el mundo como lleva setenta años haciéndolo. Porque, con independencia de lo que pensemos y del juicio que nos merezcan los Estados Unidos, si va a ser lo primero, tenemos todos un problema.

En estos días rememoramos la puesta en escena del último gran desafío a la Civilización Occidental, pero a diferencia de anteriores Bárbaros, los yihadistas, no pretenden sustituir a las clases dirigentes de la moderna Roma si no destruir todo que le ha permitido al ser humano a lo largo de los siglos alcanzar las más altas cuotas de Libertad.

Quince años después, los europeos tratan de identificar, localizar y neutralizar a sus enemigos no en cuevas afganas o desiertos yemeníes, sino en barriadas de París, Bruselas o Londres.

La yihad no empezó con el atentado contra las Torres Gemelas ni terminará con la derrota del Estado Islámico.

La IV Guerra Mundial está ocurriendo hoy, en las calles de Alepo como en las de París o Bruselas. Occidente está en condiciones de ganarla, pero hace falta que se lo proponga

La IV Guerra Mundial pone de nuevo en juego las pasiones del pueblo, el valor y la inteligencia del ejército, la capacidad de los gobiernos de hacer frente a la amenaza. El islamismo inflama pasiones, prepara guerrilleros y terroristas, infiltra a los suyos en gobiernos y organizaciones. Ventaja indudable sobre un occidente que se dedica a unas cuestiones semánticas que no dejan de ser necesarias