¿Una futura onda de choque? ¿Por qué no se están tomando medidas para prevenir la próxima gran atrocidad terrorista?

por Clifford D. May, 26 de agosto de 2008

(Publicado en National Review, 14 de agosto de 2008)

Si usted no vive en Washington, Nueva York u otra ciudad grande de Estados Unidos, podría pensar: “Incluso si los terroristas atacasen nuevamente en suelo americano, mi ciudad natal y mi familia probablemente están en peligro”.  Piense otra vez. 
 
En 2001, el gobierno de Estados Unidos creó una comisión “para determinar la amenaza de un ataque de pulso electromagnético (EMP) contra Estados Unidos”. La comisión informó recientemente al Congreso que si se detonara una ojiva nuclear a gran altitud sobre el Estados Unidos continental, la explosión produciría una HEMP o bomba del Arco Iris - una onda de choque tan potente que “desarticularía las comunicaciones militares y civiles, la electricidad, el transporte, el agua, los alimentos y otras infraestructuras”.
 
Se iría la luz. Las telecomunicaciones no funcionarían. Se caería la red. Las cuentas bancarias desaparecerían. La Bolsa dejaría de operar. Los almacenes de refrigeración de alimentos cerrarían. Los servicios de saneamiento y de emergencia se verían paralizados.
 
En poco tiempo, según manifestaba el Wall Street Journal de manera rotunda, millones de americanos “morirían de hambre o por falta de atención médica”. Llevaría meses y hasta años que Estados Unidos saliera del agujero preindustrial al cual lo habrían mandado.
 
Muchos grupos terroristas se sentirían orgullosos de llevar a cabo un ataque semejante. Pero, como también informaba la Comisión EMP, sólo Irán (1) está intentando desarrollar armas nucleares, (2) ha realizado recientemente múltiples pruebas de misiles del tipo Shahab-3 con capacidad nuclear (3) lo ha hecho desde buques cargueros en el Mar Caspio y (4) también ha detonado esos misiles a gran altitud. Además, la CIA ha traducido publicaciones militares iraníes en las que los ataques EMP contra Estados Unidos se discuten explícitamente.
 
Ilan Berman, vice presidente del American Foreign Policy Council (Consejo Americano de Política Exterior) y miembro del Committee on the Present Danger (Comité sobre el Peligro Actual) explica que “El interés de Irán en desarrollar capacidades de EMP sugiere que en un futuro próximo, Irán podría tener la capacidad de un ataque asimétrico que implica una detonación nuclear en el aire”.
 
La capacidad es una cosa. La intención es otra. ¿O no? El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad ha dicho: “La hora de la caída del poder satánico de Estados Unidos ha llegado y la cuenta atrás de la aniquilación del emperador del poder y la riqueza ha empezado”. Añadió que “Un mundo sin Estados Unidos... puede ser factible”.
 
La forma más rápida para alcanzar esa meta sería un ataque EMP porque sólo requeriría una arma nuclear y, usando un barco como plataforma de lanzamiento, evitaría la necesidad de misiles de muy largo alcance (que Irán todavía no ha adquirido).
 
Usted podría pensar: “Ahmadineyad y sus amos, los mulás, ¡no se atreverían! De seguro saben la destrucción que les sobrevendría como respuesta”. Primero, a los que creen - como, por ejemplo, los terroristas suicidas islamistas - que la muerte en una guerra contra infieles lleva al martirio y a las recompensas divinas no se les puede disuadir. Como el académico de Oriente Próximo Bernard Lewis ha indicado “la destrucción mutua asegurada no es un elemento disuasivo, es un estímulo”.
 
En segundo lugar, si un ataque así se lanzara desde un barco a las afueras de la costa de Estados Unidos - y ese barco, por ejemplo, estuviera registrado en Liberia y tripulado por terroristas de Hizbolá del Líbano - asignar la culpabilidad no sería un asunto sencillo.
 
Entonces, ¿qué se puede hacer? Sería útil que se evitara - por cualquier medio - que Irán consiguiera armas nucleares. Si fracasamos en eso, la amenaza EMP sin duda añade argumentos en favor de la defensa antimisiles.
 
No es imposible que Estados Unidos tenga listo un sistema que destruya  misiles después de su lanzamiento y antes de que alcancen sus blancos. Los críticos dicen que todavía no tenemos la tecnología que garantice que la defensa antimisiles funcione. Pero si la opción está entre una posibilidad del 70% de detener un misil con ojiva nuclear y una posibilidad del 0%, ¿cuál es la que usted preferiría? Y más investigación y desarrollo en sistemas de defensa antimisiles - incluyendo componentes terrestres, navales y espaciales - pueden hacer que las probabilidades vayan mejorando con el tiempo.
 
En 1983, terroristas islamistas utilizaron un camión y explosivos para matar a 241 marines de Estados Unidos en sus cuarteles de Beirut. En 1993, terroristas islamistas utilizaron un camión y explosivos en su intento de destruir el World Trade Center en Nueva York.
Los terroristas aprendieron de esos experimentos - los líderes políticos de Estados Unidos no. No pudieron imaginar ni prepararse para lo que los terroristas podrían hacer después - eso que hicieron el 11 de septiembre de 2001.
 
Dado este historial, usted podría pensar que nunca incurriríamos en semejante error nuevamente. Pero el senador Barack Obama ha dicho que si es elegido presidente de Estados Unidos, él cortará toda la financiación para la defensa antimisiles. Sobre esto, sea usted el juez y piense lo que quiera.


 

 
 
Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias. También preside el Subcomité del Committee on the Present Danger.
 
 
 
 
©2008 Scripps Howard News Service
©2008 Traducido por Miryam Lindberg