Luz, más luz sobre el neoconservadurismo

por Juan F. Carmona y Choussat, 23 de diciembre de 2009

 

Goethe pedía más luz al morir, no sin antes haber escrito, como siempre repetía Ortega:
 
Soy del linaje de aquellos
Que de lo oscuro
Hacia lo claro aspiran
 
El filósofo Eugenio Trías acaba de publicar, el día de la nieve, una Tercera para ABC de la que se deduce su animadversión por el anterior presidente americano George W. Bush y los "neoconservadores". Es posible que así sea, lo que no le diferencia mucho del común de los mortales, pero los conceptos "George W. Bush" y "neoconservadores" que usa no son acertados. Bastante se critica a los neocon y a Bush por lo que son, como para encima tener que añadirle las reprobaciones por lo contrario de lo que son. Como es Navidad, y puede haber niños mirando, no pueden dejarse pasar estas corrupciones conceptuales por parte de personas tan notorias. A continuación, luz sobre la oscuridad.

Piensa el filósofo en la predicación en el desierto del presidente Obama, que ha caído en oídos sordos entre los enemigos del bien, y cita: corruptos, belicistas, fanáticos ayatolás, dictadores "latinoamericanos", o implicados en intereses farmacéuticos. No acabamos de ver el hilo conductor entre todos, sobre todo con estos últimos, pero, vaya, diga cada uno lo que quiera, y sea todo por Dios.
 
Acto seguido considera que la ilusión despertada por Obama había zarandeado una serie de cosas, entre las que menciona: las fuerzas de la inercia política, el "triunfo continuo y constante de la Realpolitik, afianzado en Washington en el periodo de George Bush, la comprensión neoconservadora de la política en términos de seguridad y acción bélica preventiva,....".
 
Insiste más adelante en identificar a George Bush, (se supone que se trata del último presidente por las indicaciones que da, y no de su padre - una disculpa si así fuera, pues el padre sí era adepto de esta escuela) con el "realismo político", y la supervivencia política como único horizonte. Atribuye también a Obama el fin de las "guerras electivas" (lo que para Trías es un eufemismo, ¿de qué?) frente a las "necesarias" en la maniquea ? por usar un adjetivo que gusta al escritor - distinción entre Afganistán e Irak, y la detención del declive del "poder y popularidad" de la hegemonía americana en el mundo.

Continúa el metafísico aludiendo a la tendencia idealista de los Estados Unidos frente a la "propensión neoconservadora hacia conductas belicistas maniqueas". Constata que "el posmodernismo parecía cuestionado", (¿por Obama? ¡Frente a Bush!),  y destaca: "De pronto resplandecía en el horizonte una ráfaga de pensamiento utópico, que pertenece también al mundo de la política, que había sido defenestrado por la Realpolitik, o por los modos inicuos de entenderse la utopía (en los socialismos reales...)". Adviértase la equiparación, sin duda indeseada, entre el socialismo real y Bush. Obama - y no Bush -, sigue diciendo Trías, recordaba que "la política tiene una dimensión ideal, idealista, que asociamos a figuras como los grandes presidentes norteamericanos desde Lincoln a Roosevelt, o a Kennedy". Y concluye, criticando a la vieja política: "las voces, ciertamente legítimas y respetables, de quienes desaprueban esa concesión (del Nobel), siempre en nombre de resultados, o de la Realpolitik de siempre, me parecen poco convincentes".
 
Muy bien, Todo muy bien. Muy bien criticar a Bush y a los neoconservadores, ¿alguien hace otra cosa? pero, por favor, por lo que sean y lo que hagan, no por lo contrario.
 
¿Qué tal esto en guisa de idealismo frente a Realpolitik?:
 
"Los intereses vitales de América y nuestras convicciones más profundas coinciden hoy. Desde el día de nuestra fundación, hemos proclamado que cada hombre y mujer en esta tierra tiene derechos, y dignidad, y un valor incomparable porque están hechos a la imagen del Hacedor del Cielo y la Tierra. Durante generaciones hemos proclamado el imperativo del gobierno fundado en el consentimiento de los gobernados, porque nadie está hecho para ser dueño de los demás, ni nadie merece ser esclavo. La misión que creó nuestra nación se basa en la extensión de estos ideales. Es el honroso logro de nuestros padres. Ahora es una condición urgente para la seguridad de nuestra nación, y la llamada de nuestro tiempo.
 
Así que es política de los Estados Unidos buscar y apoyar el crecimiento de movimientos democráticos e instituciones en cada nación y cultura con el objetivo último de acabar con la tiranía en el mundo".
 
Bush, 2005, segundo discurso inaugural. Tras las elecciones de junio en Irán los que protestaban a los "fanáticos ayatolás" gritaban O-Ba-Ma, él con nosotros. A día de hoy en que se recrudece la represión, pero no cesa la legítima protesta, se preguntan "Obama, estás con nosotros, o estás con ellos". Pero esto, claro, no lo ha debido oír Trías.
 
En cuanto a la barra libre contra los neocons que está generando la caída de Obama en las encuestas, he aquí un breve glosario de términos, con objeto al menos de evitar errores en el uso.
 
Neoconservadurismo: tendencia política abrazada por un grupo de antiguos izquierdistas norteamericanos en los años sesenta como reacción contra la contracultura y sus excesos. Su primera razón de ser es la disputa sobre el estado de bienestar que consideran contraproducente, por desincentivar a sectores de la población de la búsqueda de una solución privada a sus problemas, y por unos gastos que estimaban desmesurados ya entonces, abogando por la rebaja de impuestos como mecanismo para incrementar la recaudación (curva de Laffer) y para ampliar el ámbito de libertad individual.
 
Neoconservador en política exterior: más adelante, y como diría el siempre identificado como principal fundador de la convicción neoconservadora, Irving Kristol, un neoconservador es un progresista asaltado por la realidad. Esto es cierto respecto a la actitud de no engañarse con la naturaleza humana en las políticas domésticas que desaniman el trabajo, pero no lo es menos en política exterior donde se puede perfectamente sustituir el término progresista por realista. Se usa pues, en oposición a la escuela realista en política exterior vinculada a la estabilidad en los países lejanos a expensas del carácter dictatorial, acaso nocivo y peligroso de los mandatarios extranjeros. Por ejemplo, cuando Roosevelt, sí, Roosevelt a quien cita Trías como idealista, se refería al nicaragüense Somoza como: "un hijodep?, pero nuestro hijodep?".
 
Kennedy, en cambio, no tenía la misma propensión:
 
"?pagaremos cualquier precio, soportaremos cualquier carga, nos enfrentaremos a cualquier dificultad, apoyaremos a todo amigo, nos opondremos a cualquier enemigo, para asegurar la supervivencia y el éxito de la libertad".
 
Pero claro, él intervino en Vietnam. En cambio, quien cita como representante de la Realpolitik ? correctamente -, Kissinger, fue quien salió de Vietnam, por orden de Nixon. Si se quiere: idealista neoconservador Kennedy; realistas Nixon y Kissinger.
 
La tendencia neoconservadora se opone, pues, no sólo al realismo,  sino al aislacionismo. El realismo es, por definición, anti-intervencionista, y esta tendencia la defiende hoy en el partido Demócrata Obama frente a Hillary Clinton (y frente a Bill Clinton, y hasta frente a Javier Solana, paladines de la intervención en la exYugoslavia, sin respaldo de la ONU, que se había quedado mirando mientras masacraban a 8.000 musulmanes en Srebrenica). Igualmente poco dada a la intervención es la derecha llamada paleo-conservadora (Pat Buchanan) anti-israelí e incluso anti-semita que defiende la posición clásica expresada para otro tiempo en las palabras del antiguo presidente John Quincy Adams: "Dondequiera que esté el estandarte de la libertad y la independencia, allí estarán su corazón, sus bendiciones y sus oraciones, pero (América) no acude al exterior, en búsqueda de monstruos a destruir". Muchas gracias, muy amable.
 
En este invierno espiritual en que es costumbre de tantos discrepar de todo para mejor acordarse con las doctrinas oficiales, hay más que nunca necesidad de claridad en la distinción de los conceptos. Lo que el señor Trías llama idealistas no son los obamitas sino los neoconservadores, y lo que llama adeptos de la realpolitik no son los neoconservadores, sino sus adversarios. Se puede estar de acuerdo con unos o con otros, o con ninguno. Lo que no está bien es vituperar a los neoconservadores por una cosa y su contraria, sólo porque es lo que se lleva esta temporada junto con el morado. Hagan el favor: cíñanse a una de las dos censuras.
 
Había un viejo chiste en que un niño suspendía el examen aunque había copiado porque aquél de quien había tomado las respuestas no se las sabía. El copión, indignado ante el mal resultado, se revolvía contra el ignorante y le reprochaba: ¡cuando no se sabe, no se sopla! Si no es mucho pedir, copien al menos de los que saben.
 
 
Juan F. Carmona y Choussat es Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.