La Democracia no consiste solo en acudir a las urnas
por Gregorio Cristóbal Carle, 12 de diciembre de 2006
Los últimos y graves acontecimientos ocurridos en Bolivia nos dan a entender que el gobierno de D. Evo Morales Ayma ha optado por la intransigencia irresponsable, al hacer caso omiso a las legítimas reclamaciones de amplios sectores de la sociedad boliviana que solicitan la validez de los dos tercios de votos en la Asamblea Constituyente, y no la mayoría absoluta que pretenden validar los partidarios de la bancada (partido) progubernamental del Movimiento por el Socialismo (MAS) para aprobar la nueva Constitución Política del Estado.
Se trata de una cuestión fundamental para el normal funcionamiento del país, no solo porque los dos tercios queden reflejados en la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea, sino porque su violación supondría una quiebra flagrante del estado de derecho, y por ende, del sistema democrático que sustenta la vida y el devenir de todos los bolivianos.
Es indudable que la posición del Presidente y sus acólitos ha provocado una crisis de consecuencias imprevisibles
hasta tal punto ha llegado ésta que ha obligado a las fuerzas armadas, en palabras del comandante del Ejercito, General Freddy Bersati, a declarar a la institución castrense en estado de emergencia
Y es que la forma de actuar del gobierno refleja, cuando menos, una inexperiencia manifiesta en la gestión de los asuntos públicos que está conduciendo a Bolivia a una crisis institucional y de credibilidad de consecuencias impredecibles.
Desde el mismo momento en el que el legítimo gobierno del Sr. Morales tomó las riendas del poder se han abierto demasiados focos de conflicto aún no resueltos satisfactoriamente.
Los enfrentamientos entre mineros en Huanuni (Oruro), las bases militares generosamente financiadas por la todopoderosa República bolivariana de Venezuela, las promesas de autonomía realizadas a los Departamentos de La Media Luna y el posterior litigio iniciado con sus Prefectos o la modificación de la ley INRA, enmarcada en el proyecto de reforma agraria, constituyen algunos ejemplos de ese contexto de crispación generalizada.
Pero la cuestión constitucional es sin duda la materia de mayor calado a la que debe de hacer frente un gobierno empeñado en la refundación del Estado, pues se trata modificar los principios que rigen la convivencia democrática entre los bolivianos y los cimientos en los que se asienta el estado de derecho, la igualdad, la seguridad jurídica de la nación y la búsqueda del consenso entre todas las fuerzas políticas las cuestiones de interés general.
A pesar de la obviedad del argumento quizás sea conveniente recordar a algunos que la democracia no consiste solo en acudir a las urnas periódicamente para elegir a los representantes del pueblo
es mucho más. Es garantizar la existencia real de una división de poderes, es permitir la existencia del control a las acciones de gobierno, es velar por el respeto a las minorías
es, finalmente, el poder que reside en el pueblo soberano.
La posibilidad de que los actuales gobernantes desintegren el sistema democrático y anulen la actual Constitución Política del Estado constituye a día de hoy una amenaza real e inminente para el futuro más inmediato del pueblo boliviano. Pero eso no es todo ya que parece que, no contentos con cambiar las reglas fundamentales, también pretenden reformar dichas normas con la finalidad de perpetuarse en el poder.
¿Qué se puede hacer frente a tanto atropello? ¿Con que instrumentos cuenta el pueblo para frenar los continuos y persistentes desatinos del gobierno?
Ante acontecimientos tan poco esperanzadores solo cabe hacer frente común en defensa de los verdaderos valores democráticos. De esta forma lo han entendido miles de bolivianos con ideologías muy dispares, como así lo demuestra el encierro llevado a cabo desde el cuatro de diciembre en la iglesia de San Francisco de la Paz
En este lugar han unido sus voces personas tan dispares como el Presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Santa Cruz, D. Gabriel Dabdoub, y el afamado escritor e intelectual de izquierdas D. Juan Claudio Lechín, que además han elegido el ayuno y la huelga de hambre como medio de protesta.
Con la adopción de estas medidas tan radicales los ciudadanos pretenden cambiar el actual estado de cosas, llamando la atención internacional sobre los problemas que acucian a Bolivia y tratando de abrir los ojos a los demócratas que rigen actualmente los designios del país para que respeten los principios más elementales de la convivencia democrática.
La iniciativa es ahora seguida por la totalidad de diputados del partido Poder Democrático y Social, a los que se han unido más de cinco mil ciudadanos representantes de todas las ideologías y estratos sociales
No cabe duda: el clamor del pueblo ante la intransigencia del gobierno y el dudoso origen democrático de sus decisiones es, a día de hoy la verdadera lección de democracia.
A esto nos ha llevado el ciego populismo y las ansias de refundar el Estado del Presidente Morales
está en juego el futuro de Bolivia.