El problema de los Demócratas con la prosperidad

por George F. Will, 22 de junio de 2007

(Publicado en The Washington Post, 10 de junio de 2007)

Los Demócratas no pueden poner fin a la guerra (en realidad pueden, pero no lo harán), pero pueden enviar al Presidente su agenda fiscal y desafiarle a vetarla. Pueden, pero no lo harán. ¿Se pregunta el motivo?
 
A comienzos de la presidencia de George W. Bush, los críticos progres decían: la economía no está creciendo. Lo cual era cierto. Heredó los restos de las exuberancias irracionales de los años 90. Una recesión breve (ocho meses) y suave (la más suave desde la Segunda Guerra Mundial) comenzaba en marzo de 2001, antes de que ninguna de sus políticas fueran practicadas. Terminaba en noviembre de 2001.
 
En el 2002, cuando sus recortes fiscales entraron en escena y la economía comenzó 65 meses de crecimiento ininterrumpido- hasta la fecha -, los críticos dijeron que era 'una recuperación sin empleos'. Cuando la tasa de desempleo cayó marcadamente - hoy se encuentra en el 4,5%; en aquel momento, el 6% se consideraba pleno empleo - los críticos dijeron: bien, vale, la economía está creciendo y creando empleos y riqueza, pero la riqueza no se está distribuyendo según las leyes de dios o de la naturaleza o del liberalismo o algo.
 
El pasado domingo, 8 candidatos presidenciales Demócratas debatieron durante dos horas, proponiendo hacer con la economía... prácticamente nada. Tienes que leer detenidamente hasta la página 43 de la transcripción de 51 páginas antes de que Barack Obama lamente que 'las cargas y beneficios de esta nueva economía global no se están extendiendo uniformemente entre los jugadores' y prometa 'instituir cierta justicia en el sistema'.
 
Bien. ¿Cuando en la larga historia de la humanidad las cargas y los beneficios económicos se han 'extendido uniformemente'? ¿Cree Obama que deberían estarlo, incluso si el talento nunca lo está? ¿Qué relación de 'justicia' concibe entre el valor recibido por particulares y el valor añadido por ellos? ¿No está de acuerdo - si es así, ¿con qué pruebas? - con el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke en que 'la influencia de la globalización sobre la desigualdad ha sido moderada y casi seguro menos importante que los efectos del cambio tecnológico parcializado por las habilidades'?
Lo que Samuel Johnson dijo del Paradise Lost de Milton se puede decir de la corta discusión del debate sobre temas económicos: nadie podría quererlo más largo. De acuerdo, los candidatos tenían mejores cosas que hacer - por separado, con sus posturas sobre iniciar y terminar la guerra. Y los que preguntaban fijaban la agenda del debate. Pero si los Demócratas tenían algo conciso que decir acerca de la economía, lo habrían dicho.
 
Tienen un problema. Cómo exclamar, como hace Hillary Clinton, que la economía de hoy es 'como remontarse a la era de los nobiliarios feudales' e insistir en que la nación necesita urgentemente incrementos fiscales sustanciales, frente a estos hechos:
 
En los 102 trimestres desde que los recortes fiscales de Ronald Reagan entraran en vigor hace más de 25 años, han habido 96 trimestres de crecimiento. Desde que los recortes fiscales de Bush y la expansión actual comenzaran, el crecimiento de la economía ha promediado el 3% por trimestre, y se han creado más de 8 millones de puestos de trabajo.
El déficit como porcentaje del producto interior bruto se encuentra por debajo de la media post-Segunda Guerra Mundial.
 
Los Demócratas, hipocondriacos económicos todos, ven males económicos. Deberían ponerse a legislar su cura.
 
23 meses después de que el próximo presidente abra legislatura, los recortes fiscales de Bush expirarán. El ganador de las elecciones del 2008 y sus aliados del Congreso determinarán lo que se hace acerca del hecho de que, a menos que se tomen medidas, en el 2011 la economía será aplastada:
 
Las cinco horquillas fiscales sobre los ingresos (10, 25, 28, 33 y 35%) se incrementarán en un 50, 12, 10,7, 9,1 y 13,1%, respectivamente, hasta el 15, 28, 31, 36 y 39,6%. El crédito fiscal del contribuyente por hijo vuelve a los 500 dólares desde 1000 dólares. El tipo fiscal inmobiliario, que cae a cero en el 2009, saltará de nuevo hasta un máximo del 60%, y las exenciones fiscales que se han incrementado, decrecerán. El tipo fiscal de beneficios económicos crecerá, y el efecto fiscal que hace pagar más a los matrimonios reaparecerá, al igual que la doble gravación de los dividendos.
 
Además, el mínimo fiscal alternativo fue introducido por moralistas Demócratas en 1969 porque 21 millonarios habrían evitado legalmente pagar ningún impuesto a los ingresos.
El Mínimo Fiscal Alternativo, que no permite casi ninguna deducción, tuvo un tipo (24%) hasta 1993, cuando los Demócratas lo reemplazaron por dos (26% y 28%). Nunca ha sido ajustado a la inflación y en el presente año fiscal perjudicará casi a uno de cada cinco hogares - 23 millones de ellos.
 
Los Demócratas no necesitan confinarse a sus costumbres rituales acerca de cómo 'la clase media está bajo ataque' (Clinton de nuevo). Ellos controlan el Congreso; pueden actuar. El desempleado John Edwards, que se da el lujo de la irresponsabilidad, desafía a los Demócratas a derogar los recortes fiscales de Bush que desaprueban, en lugar de esperar a que expiren.
 
Los Demócratas no pueden poner fin a la guerra (en realidad pueden, pero no lo harán), pero pueden enviar al Presidente su agenda fiscal y desafiarle a vetarla. Pueden, pero no lo harán. ¿Se pregunta el motivo?


 

 
 
Ó 2007, Washington Post Writers Group