El mundo es un pañuelo

por Rafael L. Bardají, 24 de febrero de 2013

(Publicado en La Gaceta, 23 de febrero de 2013)

 El debate sobre el estado de la nación ha vuelto a mostrar que España es un país absolutamente despreocupado con su seguridad. Ser una nación en crisis es malo, pero ser, además, una nación vulnerable y desarmada, es aún peor. Nuestras elites siguen ancladas en el falso binomio cañones o mantequilla mientras que el resto del mundo sabe perfectamente que sin cañones tampoco habrá mantequilla.

 
Un caso tan reciente como preocupante es la argentina de Cristina Fernández. Hace pocos días se sabía que el programa misilístico argentino, heredero de aquel famoso Proyecto Cóndor desmantelado a finales de los 80, se ha puesto otra vez en marcha de la mano de los militares. ¿Extraño? Bueno, lo peor de la noticia es que la contraparte tecnológica no es otra que la compañía estatal de inversiones militares de Venezuela, la CAVIM.
 
También es llamativo que el anuncio se produzca con la nueva luna de miel entre Buenos Aires y Teherán quiénes tras años de acusaciones sobre los atentados terroristas contra la embajada de Israel y centros de la comunidad judía, acaban de sellar un acuerdo por que el que el acusado, Irán, pasa a ser parte investigadora.
 
Desde hace años conocemos las maniobra iraníes para instalarse directa e indirectamente en la región, desde e blanqueo de dinero a tecnológicos. Irán mantiene una cooperación en materia atómica con el régimen de Chávez. Ahora también podría estar detrás del resurgimiento de programa de misiles argentino.
 
En el contexto de más sanciones que están complicando la vida de los ayatolas, tiene mucho sentido. ¿No acabamos de ver cómo Corea del Norte realizaba un ensayo nuclear cuyo principal beneficiario es Irán? El mundo es un pañuelo. Sobre todo para los malos.