¿El legado de la administración Bush?

por Victor Davis Hanson, 7 de noviembre de 2007

(Publicado en The American, 24 de octubre de 2007)

En octubre, 15 meses antes de que su presidencia termine, el índice de aprobación de George Bush todavía seguía rondando el 30%.
 
Su administración pasará a la historia, según los historiadores Eric Foner de Columbia y Sean Wilentz de Princeton, como un desastre. Como dice Wilentz  “Muchos historiadores se están preguntando ahora si se recordarán a Bush en realidad como el peor presidente de toda la historia de Estados Unidos”.
 
Ha surgido un nuevo género en cultura popular americana, comparar a Bush con Hitler - en Internet, en ficción, en monólogos cómicos y en drama. Para el novelista Garrison Keillor, los republicanos de Bush son “camisas pardas en trajes de raya diplomática”, haciéndose eco de un insulto similar de Al Gore, “camisas pardas digitales”.
 
Incluso los partidarios de Bush parecen resignados a ese abuso. Ahora no hablan de restaurar la estima pública antes de que el presidente deje el cargo, sino de un cambio radical a la Truman: El que fuera aborrecido presidente que sólo unos años después se convierte en alguien valorado por sus decisiones impopulares pero necesarias.
 
Pero por ahora, Bush parece tener una presidencia huérfana que muy pocos defienden. Desde la izquierda, lo critican por bajar los impuestos para los ricos, su falta de preocupación por las víctimas negras del huracán Katrina, sus intransigentes medidas de seguridad nacional - y siempre por Irak, con persistentes  y chillonas coletillas de “ataques preventivos” y “unilateralismo”. Mucha de esta rabia contra Bush es Pavloviana y superficial, profundamente incrustada en el tan caricaturizado argot presidencial. 
 
Como resultado, la izquierda no le reconoce ningún merito al presidente por las políticas que han irritado a su base conservadora. En su primer mandato, él aumentó el gasto federal en un ritmo más rápido que Bill Clinton. Extendió el alcance de la política federal educativa con su ley No Child Left Behind (Que ningún niño se quede atrás) y no vetó ni un solo proyecto de gasto, en su lugar patrocinó una nueva prestación importante de medicamentos con receta para los beneficiarios de Medicare. Su ley de inmigración, criticada por muchos conservadores, fracasó en última instancia pero con ella se ganó al senador Ted Kennedy y enfureció a la América conservadora.
 
Entonces, ¿se irá Bush en desgracia y confirmará el pronóstico de peor presidente? Probablemente no - y simplemente no porque hemos tenido muchísimo peores, de James Buchanan a Richard Nixon.
 
Comience con el origen de la Bushofobia - la reconstrucción de la posguerra de Irak. El aumento de tropas que comenzó en junio parece estar funcionando muchísimo mejor de lo que se esperaba. Si ese progreso táctico se tradujera en  éxito estratégico - eso todavía está por verse - los historiadores pueden concluir que George Bush eliminó los dos peores regímenes de Oriente Próximo, los talibanes y Saddam Hussein, y luego combatió con éxito a los terroristas de al-Qaeda en ambos países en pos de la reforma democrática. La historia podría registrar adicionalmente que él consiguió todo esto a un precio muchísimo menor que el punto muerto en Corea en los años 50 o la derrota en Vietnam de los años 60 y 70.
 
También nos olvidamos que las injurias apiladas sobre anteriores presidentes mientras estaban en el cargo, a veces se desvanecen con la perspectiva. El que en su momento fuera un denigrado Calvin Coolidge, por lo general es evaluado como un presidente muchísimo mejor que Lyndon Johnson. Ronald Reagan ha sido recientemente canonizado, por eso nos olvidamos que durante el escándalo Irán-Contra se habló de su impeachment. George H. W. Bush arruinó un índice de aprobación del 90% después de la guerra del Golfo y se le culpó de todo durante los años 90 por dejar cínicamente a Saddam en el poder, ahora se le considera un sensato realista y globalista. Ensalzado hoy, recordemos que Bill Clinton acabó su mandato en desgracia.
 
La estridencia actual de los candidatos presidenciales demócratas también está comenzando a demostrar a los americanos que la crítica fácil contra un  presidente en el cargo no es en absoluto lo mismo que asumir la responsabilidad de gobernar.
 
Mientras que la campaña se va sucediendo y los exasperados demócratas continúan apelando a su base, el presidente circunstante podría ser visto como un estadista más sensato y juicioso. Y si ganara la presidencia algún candidato republicano - todos los favoritos han respaldado más o menos la agenda de Oriente Próximo del presidente - eso le dará a un pato cojo Bush un cierto tipo de aprobación nacional por tercera vez.
 
Del mismo modo, pocos han ofrecido alternativas a la mayoría de las iniciativas de Bush. El neoconservadurismo es vilipendiado como mesiánico y peligroso en su defensa de la reforma democrática. ¿Será que entonces debemos volver al realismo amoral que toleró a Saddam Hussein en los años 80, o que hacía la vista gorda cuando la Casa de Saud financiaba las madrazas que posibilitaron la yihad global? ¿O debemos tratar el terrorismo como un asunto de la “justicia criminal”? Reaccionamos de esa manera y en serie en los años 90, desde el primer atentado contra el World Trade Center hasta el ataque contra el USS Cole - ganándonos un 11-S como lógico resultado de tal apaciguamiento.
 
En pocas palabras, debemos evitar otro 11-S, ver que Corea del Norte elimine sus armas nucleares, que Irak y Afganistán se estabilicen, o quizás atrapar al Dr. Zawahiri y Osama bin Laden, mientras que la economía permanece fuerte y se cierra nuestra frontera con México - todo es posible en el año y un trimestre que le quedan al presidente en el cargo - entonces George W. Bush podría cerrar su mandato como una presidencia de éxito.


 

 
 
Victor Davis Hanson es historiador militar y ensayista político. Actualmente es miembro permanente de la Hoover Institution tras haber impartido clases en la California State University desde 1984 al frente de su propio programa de cultura clásica. Entre otros medios, sus artículos aparecen en The Washington Post, The Washington Times, Frontpage Magazine, National Review Online, Time o JWR.
 
 
©2007 Victor Davis Hanson
©2007 Traducido por Miryam Lindberg