El espíritu reaccionario del populista de Nosotras Podemos

por Eduard Yitzhak, 28 de abril de 2020

Los dirigentes de Nosotras Podemos, con su macho alfa a la cabeza como líder incuestionable por sus fans y seguidor@s han quedado anclados en la teoría económica decimonónica y reaccionaria en la que se consideraba que la riqueza productiva era originada única y exclusivamente por la agricultura, ganadería, apicultura, la industria artesanal, la minería y la industria manufacturera, la industria extractiva y la de transformación, lo que en Economía se considera sector primario y secundario.

Los teóricos reaccionarios del siglo XIX consideraban al sector terciario como una actividad social y económica poco sana, que debía regenerarse haciéndola “productiva”  y reorganizarse de nuevo orientándola hacia la agricultura, la artesanía y la industria básica, lo que era considerado como el único sector productivo. De ahí procede la estética de hombres campesinos y obreros con fuertes bíceps, y el símbolo de la hoz y el martillo de los emblemas y banderas comunistas. Estos repudiaban y calificaban de parásitos el sector terciario, cuyas actividades están relacionadas con los servicios no productores o transformadores de bienes materiales.

El comercio, la distribución, el turismo, son rechazados por creer –los marxistas-  que crean necesidades innecesarias para ampliar los beneficios de los capitalistas, como se ven en pintadas de la Coordinadora de Unidad Popular en Cataluña en diferentes ciudades de “turisme=terrorisme”. También repudian el sector cuaternario que es el que complementa a los tres sectores anteriores, con actividades relacionadas con el valor intangible de la información, abarcando la gestión y la distribución de dicha información. Dentro de este sector se engloban actividades especializadas de investigación, High Tech, desarrollo, innovación e información.

Este nuevo enfoque surge del concepto de sociedad de la información o sociedad del conocimiento, cuyos antecedentes se remontan al concepto de sociedad postindustrial, acuñado por Daniel Bell. Los marxistas también repudian del sector quinario, es que es relativo a los servicios relacionados con la cultura, la educación, el arte y el entretenimiento y la sanidad. Los marxistas aceptan de estos sectores repudiados únicamente aquellos que potencian el socialismo y/o comunismo, de ahí procede el calificativo de arte, literatura, cultura, cine, música burguesa de terminología marxista o de Entartete Kunst “Arte degenerado” en terminología nacional-socialista, o la estética Mao en la China, contrapuesta a la “estética burguesa degenerada del capitalismo”, y la estética de los edificios tanto del fascismo, comunismo y nacional-socialismo, todos estos movimientos hijos del socialismo.

Debido a todo ello los países comunistas, también China en su época de comunismo económico, sólo desarrollaron los sectores primario y secundario, estancados a su vez por no desarrollar el resto de sectores. Lo que sí ha hecho la República Popular China desde el liderazgo supremo de Deng Xiaoping una vez desmantelada la Revolución Cultural a partir de 1979 en el que se aceleraron las reformas económicas de tipo capitalista, aunque manteniendo la retórica de estilo comunista.

Exceptuando la China comunista, el resto de partidos marxistas mantienen su creencia que únicamente son productivos los sectores primario y secundario.

A medida que han ido fracasando en todos los terrenos  de manera estrepitosa los regímenes comunistas, los partidos socialistas se transformaron en socialdemócratas suavizando sus posturas primitivas y aceptando, y en diferentes niveles como peaje necesario, el comercio, la tecnología, el desarrollo científico y tecnológico, los sectores terciario, cuaternario y quinario. Los marxistas han creído que los medios de producción han de estar en manos de la clase obrera, el “proletariado” y viendo que muchos obreros, ya en los finales de la Rusia zarista, repudiaban a los comunistas consideraron imprescindible la marxista-leninista dictadura del proletariado, estos que se autoconsideran a sí mismos como la conciencia de clase que transformará totalmente la humanidad, en una nueva (humanidad) sin clases, ni privilegios, ni opresión. 

En la ideología del materialismo histórico y científico la dictadura del proletariado es el período de transición entre el capitalismo y el comunismo en contra de la “dictadura de la burguesía” término acuñado por Karl Marx y Friedrich Engels, en el siglo XIX,

Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, establecería que el Estado socialista organizado por la dictadura del proletariado no sólo existiría bajo el llamado "período de transición", sino que se extendería a la primera fase del comunismo y que se encargaría inicialmente de la dirección de la economía bajo el modo de producción "socialista", lo que definiría como el “Estado de todo el pueblo".

Para ello los comunistas necesitaban, y necesitan, el asalto al poder, los marxistas nunca creyeron en la generación espontánea, en la que los obreros por sí mismos serían capaces de llegar a gobernarse y distribuir las riquezas, por lo que era necesario que aquellos con una clara conciencia social, los miembros de los respectivos partidos comunistas, tomaran el poder, aún a pesar de las reticencias de la mayoría de la población, bajo el pretexto que el pueblo consumía la droga de la religión o del nacionalismo, o actualmente de la televisión y de la manipulación ideológica de los medios de comunicación en manos del capital, que alienaba y enajena a los proletarios. 

Los miembros de la Nomenklatura de los partidos comunistas se han creído ser los más iguales de entre los iguales, y que por tanto pueden gozar de la riqueza que teóricamente odian, y en su pretendida igualdad dictan las normas al resto de lo que es la igualdad.

Los socialistas participan en diferentes grados de esta ideología pero creen que es necesario un proceso de control paulatino de los medios de producción y crear un ambiente social propicio para la instauración del socialismo. Los comunistas no quieren perder el tiempo con dilaciones, tienen prisas. Todos ellos consideran que el comercio, distribuidoras, finanzas, el cine, las artes, las farmacéuticas, High Tech, etc, sólo son validas si son controladas por los marxistas como instrumentos para la victoria final, pero que son repugnantes pero pueden ser necesarios los que sirvan a sus fines de dominación, por lo que ha de ser controlados.

Los marxistas se auto perciben como los faros del firmamento de la nueva humanidad, las estrellas que la guiarán para alcanzar el nuevo hombre/mujer socialista; por ese motivo controlan los medios de comunicación, potencian todo aquello que pueda debilitar las democracias, porque éstas no son más que instrumentos que emplean los capitalistas para engañar y adormecer el espíritu revolucionario de las masas.

En resumidas cuentas, Nosotras Podemos y similares están ancorados en teorías trasnochadas que pueden contentar a aquellos estudiantes con serias dificultades para entender las complejidades de la economía y la generación de riqueza, y sus miembros no tienen experiencia en estos sectores, por ineptitud e inexperiencia que se retroalimentan.

Por este motivo el gobierno social comunista filo chavista de Sánchez-Iglesias es incapaz de entender que sus amenazas confiscatorias contra distribuidores de tests, mascarillas, productos de protección oficial, su inexperiencia y animadversión a la gestión de la economía, sus promesas de dádivas a colectivos con el fin de obtener votos, populismo en una palabra, han fracasado estrepitosamente en Venezuela y Argentina.

Sólo así se puede comprender la ineficacia e ineptitud de un gobierno que desprecia la sabiduría y la buena gestión, el comercio, las nuevas tecnología y que repartiendo propinas a ciertos sectores de la población, extraídas del erario público, piensa sacar votos, a pesar de la destrucción de riqueza por su pésima gestión frente a la pandemia que nos azota y todo lo que ello conlleva y sus repercusiones en la economía, se mantiene terco con el objetivo de gobernar y tener poder e instaurar una nueva Venezuela.

Basta con comparar entre Corea del Norte y la Corea del Sur, o entre la Alemania comunista y la occidental, los mismos pueblos, cultura, idioma, tradiciones y el desarrollo social, económico y tecnológico ha sido diferente.

No se ha visto gente migrar de Corea del Sur al Norte, ni de la República Federal de Alemania a la comunista, ni de Colombia a Venezuela.

De todos depende que España no acabe como Venezuela.