¿Dónde está Occidente?

por Thomas Sowell, 13 de noviembre de 2006

(Publicado en Jewish World Review, 9 de noviembre de 2006)

Las naciones europeas protestando la pena capital de Saddam Hussein como protestaron contra forzar a que los terroristas capturados confesaran sus secretos, debería decirnos a todos lo que necesitamos saber sobre la degeneración interna de la sociedad occidental donde tantos confunden la excesiva delicadeza con la moralidad.
 
Dos generaciones estando aislados de la realidad de la jungla internacional, de no tener que defender su propia supervivencia porque han estado viviendo bajo la protección del paraguas nuclear americano, ha permitido que demasiados europeos se vuelvan blandos y se den el lujo de entregarse a las ilusiones sobre brutales realidades y peligros.
 
El recurso mismo de su salvación ha sido demonizado por décadas en movimientos antinucleares y los manifestantes se llaman a sí mismos partidarios del “No a la guerra”. Pero hay una gran diferencia entre ser del “No a la guerra” con palabras y ser del “No a la guerra” con hechos.
 
¿Cuántas veces, en sus miles de años de historia, ha estado Europa 60 años seguidos sin una gran guerra como así ha sido desde después de la Segunda Guerra Mundial? Esa paz ha sido gracias a las armas nucleares de Estados Unidos que era lo único que podía disuadir a los ejércitos de la Unión Soviética para que no marchasen por toda Europa hasta el Océano Atlántico.
 
Tener una fuerza militar aplastante a favor y permitir que los enemigos sepan que uno tiene las agallas para usarla es genuinamente un “No a la guerra”. El apaciguamiento de Chamberlain trajo la Segunda Guerra Mundial y el aumento militar de Reagan acabó con la Guerra Fría.
 
La famosa paz romana de los tiempos antiguos no se debió a negociaciones, altos el fuego o palabras bonitas. Se debió a la aplastante derrota y aniquilación de Cartago a manos del Imperio Romano, lo cual sirvió de advertencia para cualquier otro que pudiese tener la brillante idea de meterse con Roma. 
 
Fue sólo después, cuando el Imperio Romano empezó a perder su cohesión interna, su patriotismo y su espíritu de lucha a través de los siglos que sí empezó a sucumbir antes sus enemigos externos y finalmente se derrumbó.
 
Allí es hacia donde parece ser que la civilización occidental se dirige en la actualidad.
 
¿Cohesión interna? No sólo la mayor parte de la generación actual de las sociedades occidentales tiene una actitud de “yo voy a lo mío” sino que desafiar las reglas y despreciar a la autoridad se glorifica y la balcanización a través del multiculturalismo se ha convertido en dogma. 
 
¿Patriotismo? No sólo se desdeña el patriotismo sino que la base fundamental del orgullo por el propio país se socava sistemáticamente en nuestras instituciones educativas a todos los niveles.
 
Los logros de la civilización occidental son enterrados en historias que reflejan cada pecado humano encontrado aquí como si fueran particularidades de Occidente.
 
El ejemplo clásico es la esclavitud, algo que ha existido en todo el mundo por miles de años, y sin embargo es representada como si fuese una particularidad de los europeos el esclavizar africanos. Los piratas de Berbería, llevaron ellos solitos el doble de europeos esclavizados al África del Norte que los africanos que vinieron esclavizados a Estados Unidos y a las colonias americanas de las que se formó el país.
 
¿Cuántas escuelas y universidades van a enseñar eso que va en contra de lo políticamente correcto y que socava la culpabilidad blanca?
 
¿Cuánta gente tiene alguna idea de que fue justamente la civilización occidental la que finalmente se volvió en contra de la esclavitud y empezó a erradicarla cuando las sociedades no occidentales seguían sin ver nada malo en ella?
 
¿Cómo se puede esperar que una generación pelee por la supervivencia de una cultura o civilización que ha sido destrozada por sus propias instituciones, a la que se le ha enseñado a tolerar hasta la intolerancia de otras culturas traídas hasta sus entrañas y que han sido condicionados a mirar cualquier instinto de lucha por su propia supervivencia como “ser un vaquero”?
 
Las naciones occidentales que muestran señales de defenderse por su propia supervivencia son excepciones raras. Estados Unidos e Israel son las únicas naciones occidentales que no tienen otra opción que confiar en su propia defensa y ambos son demonizados, no sólo por nuestros enemigos sino también por muchos en otras naciones occidentales.
 
Australia le dijo recientemente a su población musulmana que, si querían vivir bajo la ley islámica, que entonces deberían irse de Australia. Eso hace que sean 3 naciones occidentales las que aún no han sucumbido por completo a las tendencias corrosivas y suicidas de nuestros tiempos.
 
Si y cuando todos sucumbamos, ¿dirá el epitafio de la civilización occidental que tuvimos el poder de aniquilar a nuestros enemigos pero que estábamos tan paralizados por la confusión que más bien acabamos siendo aniquilados nosotros?


 

 
 
Thomas Sowell  es un prolífico escritor de gran variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
©2006 Creators Syndicate, Inc.
©2006 Traducido por Miryam Lindberg