Demócratas imperfectos. Ninguno de los partidos tenía una bola de cristal oteando Irak

por Thomas Sowell, 24 de enero de 2007

(Publicado en National Review, 17 de enero de 2007)

Los críticos de la Administración Bush sobre la conducción de la guerra en Irak han exigido que admita sus errores. Pero ellos no han admitido sus propios errores del pasado, mucho menos aún admiten el error potencialmente catastrófico que harán en el futuro si hacen que sea imposible mantener operaciones militares allí.
 
Resulta que los críticos se han equivocado repetidamente en sus afirmaciones, por ejemplo que no podía celebrarse elecciones en Irak o que no podía formarse gobierno allí. La participación electoral iraquí, incluso ante las amenazas terroristas, superó la participación de los votantes en elecciones americanas.
 
Durante la campaña presidencial de 2004, John Kerry dio la voz de alarma avisando que la Administración Bush tenía planes de imponer el servicio militar obligatorio inmediatamente después de su reelección.
 
Dos años después, no hay señales de ello en el horizonte. Los únicos que han estado proponiendo el servicio militar obligatorio son demócratas como Charles Rangel -- transparentemente como parte de su estrategia política de la lucha de clases al afirmar que “los pobres” están luchando y muriendo mientras que “los ricos” se quedan en casa y disfrutan de la vida. No existen datos que respalden esa afirmación.
 
Las estimaciones erróneas han sido la regla y no la excepción en las guerras a través de los siglos. Las estimaciones erróneas en la guerra de Irak no han sido militares sino políticas.
 
El ejército de Saddam Hussein fue derrotado rápida y decisivamente, con muchísimas menos bajas americanas que en guerras anteriores. Evidentemente había un abundante número de tropas americanas para cumplir a cabalidad con esta misión.
 
El Presidente Bush hizo bien escuchando a los militares respecto a la conducción de la guerra. Pero quizá debería haber buscado el consejo de los jefes de policía respecto a mantener el orden público.
 
Para eso, no teníamos suficientes tropas en Irak y, aún más importante, las tropas que teníamos estaban bajo demasiadas restricciones políticamente impuestas. Para decirlo sin rodeos, hizo falta que hubiesen dicho a las muchas milicias privadas en Irak que depusieran las armas o que los matarían.
 
Mucha menos gente habría muerto si lo hubiesen hecho. Claro, los quejicas alrededor del mundo, empezando con los medios de comunicación americanos, habrían denunciado semejante “brutalidad” y habrían afirmado que entablar “negociaciones” podría haber prevenido tal derramamiento de sangre.
 
El gobierno iraquí ha negociado, por no decir colaborado, con algunos de estos terroristas domésticos y el resultado neto ha sido la escalada de violencia y que el número de víctimas vaya en aumento.
 
El reciente número de la revista Foreign Affairs publica un artículo muy bien pensado del ex primer ministro de Singapur Lee Kwan Yew en el que explica las realidades para mantener el orden después de una conquista. No se hace echando de golpe a todos los que mantenían el orden antes de la conquista.
 
La diferencia más fundamental entre el Presidente Bush y sus críticos no ha sido quién ha cometido errores ya que todos lo han hecho. La diferencia más grande ha sido que el presidente ha adoptado una visión a largo plazo de la guerra mundial contra el terrorismo mientras que sus críticos van buscando una solución rápida.
 
Los críticos afirman que no hay conexión entre la guerra contra el terrorismo y la guerra de Irak. No parecen darse cuenta de que los mismos terroristas obviamente ven una clara conexión que expresan tanto con palabras como con hechos.
 
Los terroristas están llegando a raudales a Irak, incluso al precio de la vida misma, para impedir que se establezca un gobierno libre y democrático en Oriente Próximo. Ven la victoria o la derrota en Irak como algo que tendrá grandes y duraderas repercusiones en toda la región e incluso en todo el mundo. 
 
Los críticos no parecen preocuparse de nada más allá de las elecciones de 2008.
 
Tanto las personas dentro de Irak como los países de todo Oriente Próximo deben tomar decisiones de vida o muerte, fundamentadas en si estarán más seguros cooperando con Estados Unidos o alineándose con los terroristas.
 
Si la presencia de Estados Unidos es algo efímero, mientras que los terroristas ya han demostrado su resistencia y tenacidad quedándose, podemos esperarnos un catastrófico realineamiento de las fuerzas en una región cuyo petróleo es la savia de las economías del mundo entero.
 
Con los extremistas fanáticos controlando el petróleo de Oriente Próximo y armas nucleares, lo que pase en las elecciones de 2008 puede ser una nimiedad comparado con los horrores que dejaremos en herencia a nuestros hijos.


 

 
 
Thomas Sowell  es un prolífico escritor de gran variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
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©2007 Traducido por Miryam Lindberg