Bolivia, la democracia y el modelo de Estado de ETA

por Gregorio Cristóbal Carle, 8 de enero de 2007

El grupo terrorista-separatista vasco E.T.A., con un historial de sangre, desolación y muerte difícilmente superable por sus homólogos en el resto del mundo (más de novecientos cadáveres a sus espaldas) ha visto en Bolivia el espejo de la realización de su sueño programático, que no es otro que la creación de un Estado marxista leninista caracterizado por la opresión y la ausencia de libertades.
 
Recientemente el órgano de propaganda oficial de la organización criminal, la revista GARA, ha sido el instrumento elegido por  la dirección de la organización criminal para hacer público su planteamiento  sobre el modelo político que desea implantar en Euskadi, (Las Vascongadas) que no es otro que el que está tratando de imponer Evo Morales en Bolivia bajo los auspicios, dirección y beneplácito de su mentor y protector Hugo Chávez.

¡Que ironía! ETA trata de emular a un país en el que la democracia se encuentra en estado de cuarentena gracias a la intransigencia y las imposiciones de un gobierno que alaba los sistemas comunistas pero se olvida de que es precisamente ese gobierno el que está defendiendo a ultranza la visión centralista del  Estado.
 
Por si cabe alguna al respecto el Presidente Morales ha convocado recientemente a  las fuerzas armadas exhortándolas a 'defender la unidad de Bolivia' ante supuestas intenciones secesionistas en el oriente del país, al tiempo que ha recordado a sus conciudadanos que 'la patria no se toca... no se divide (sic)
 
Como se puede comprobar el análisis que realiza la ETA sobre la realidad boliviana está plagado de errores e incongruencias aunque quizás tenga mucho que ver en esa idealización del modelo político a seguir la inoportuna arenga que en su momento lanzó el Vicepresidente García de Linera , cuando  en la localidad de Warisaca animó a sus más fieles seguidores a “empuñar las armas contre el pueblo que no comparte la ideología del Gobierno” y presumió, como ex guerrillero del movimiento Tupac Katari de “haber  aprendido a matar” en sus años de militancia en el grupo terrorista.
 
¿Qué ha hecho mal D. Evo Morales? Básicamente haber aceptado desempeñar el papel de actor de segunda clase, fiel defensor y burdo imitador de la revolución bolivariana del Sr. Chavez, lo que le ha llevado irremisiblemente a adoptar y a hacer suyos los postulados radicales que defiende el demagogo erigido en salvador de Latinoamérica…y, por desgracia,  eso si que concuerda con los “ideales” defendidos por el grupo terrorista-separatista vasco.
 
La realidad es que el nuevo gobierno Morales-Linera ha logrado dividir, violentar y acentuar aún más si cabe las diferencias existentes en una sociedad castigada por los acontecimientos sufridos en el pasado. Diferencias en las formas de pensar entre el oriente y el occidente, entre indígenas y no indígenas, entre los económicamente más favorecidos y los pobres, entre la ideología conservadora y la izquierda radical que rige en la actualidad los designios de la república… en suma, ha situado al país al borde de un conflicto civil de consecuencias impredecibles.
 
El Sr. Morales ha ¿entendido? la democracia en la peor de sus acepciones posibles: un medio para lograr el fin de subyugar y condicionar a su pueblo, imponiendo postulado políticos anacrónicos, dictatoriales y carentes del más mínimo raciocinio. Todo lo demás es una consecuencia lógica del contexto de lucha de clases en el que se está
desenvolviendo Bolivia.
 
La desaparición de la democracia real puede traducirse en un hecho real. Parece que la refundación del país, la creación de la Bolivia originaria  se debe cimentar en la inadmisión de los dos tercios reconocidos por la Constitución Política del Estado, aún en vigor, y en la negativa a aceptar los resultados de los comicios celebrados en los departamentos de la Media Luna.
 
No cabe la menor duda de que tanta intransigencia acabará pasando factura al gobierno, y es que de hecho ya lo está haciendo si atendemos a  las distintas encuestas que manejan los medios de comunicación nacionales. Éstas reconocen una pérdida progresiva y alarmante de la popularidad de unos gobernantes que siguen haciendo oídos sordos al clamor de su pueblo por el respeto al “estatus quo” que reconoce la Constitución del Estado.
 
Y es que el Sr. Morales sigue argumentando que los enemigos de Bolivia, los que planean e incitan desde la sombra el golpe final al régimen auspiciado por el MAS, se concentran en la clase dominante, en los “ oligarcas vendepatrias” que sólo desean mantener unos “privilegios” nacidos del abuso y la explotación de sus conciudadanos.
 
En eso también se equivoca el Sr. Presidente, no hay tantos oligarcas en el país…bastaría con observar quien acude a las manifestaciones de protesta contra la imposición de sus postulados autoritarios para  darse cuenta de la falsedad de sus argumentos. Es evidente que intentar gobernar a golpe de decreto trae esas consecuencias.
 
Ahora el Presidente comienza a conocer y sufrir la medicina que él aplicaba cuando era dirigente cocalero, la de los bloqueos y el menos-precio a las formas de pensar y entender la política distinta de la suya.
 
En este estado de cosas es evidente que  solo cabe aplicar una alta dosis de sosiego en la toma de decisiones, un  “cuarto intermedio” (plazo) para la reflexión, y un periodo de consenso que desemboque en un gran acuerdo nacional por la convivencia pacífica de todos los bolivianos y el respeto al sistema democrático, pues de no ser así el país se le acabará yendo de las manos.
 
Parece inevitable, la revolución de los desheredados que se extiende ya por  varios países del área concluirá con la desaceleración de sus respectivas  economías, un aumento de las desigualdades sociales y una causa más para imponer regímenes autocráticos que deriven en la destrucción de los avances sociales logrados hasta la fecha.
 
El modelo se repite, pero el Presidente Morales  permanece impasible ante la situación, negándose a aceptar que Bolivia quiere, ante todo, convivir en democracia. No es una novedad, para él “Cuba es un modelo de país”, aunque no se puedan importar sus políticas ni el levantamiento armado que alzó al poder a su homólogo Castro, el “mejor consejero”.
 
Ante la gravedad de la situación que atraviesa la nación solo cabe preguntarse si puede existir un principio de solución que una a todo el pueblo boliviano sin distinción de clases o razas… seguramente la aprobación de los dos tercios y el impulso  del sistema autonómico en los departamentos del oriente boliviano sea el origen de la pacificación del país.
 
Bolivia tiene que seguir garantizando su sistema de libertades, solo de esa forma logrará que grupos revolucionarios-terroristas, inspirados la ideología marxista-leninista, vean reflejados sus inalcanzables ideales en las políticas del actual gobierno.
 

Gregorio Cristóbal Carle, es Consultor Internacionalización de Empresas. Profesor de Escuela Europea de Negocios (Bolivia). Árbitro Internacional ACAM.