Ruhaní y las armas nucleares iraníes
Si Ruhaní, envuelto en un aura de moderación y reformismo, propone negociar por enésima vez, propugnando en esta ocasión plazos muy cortos, tres meses preferible, seis aceptable, ¿quién puede negarse sin adquirir el estigma de intransigente fanático e irresponsable? La premura transmite el mensaje de que no es el típico juego de ganar tiempo para culminar el esfuerzo nuclear. Lo que sí es típico y arquetípico es partir de que los recelos de muchos en la comunidad internacional son infundados, fruto de prejuicios y distorsiones, que es obvio que el programa iraní es puramente civil y tecnológico: dominar unos conocimientos básicos en la ciencia actual a los que, hay que hay que recordar, muchas naciones avanzadas han renunciado desde sus orígenes. Todo el ejercicio consistiría, pues, en deshacer equívocos, hacer comprender la obvia realidad a los tozudos y obtusos occidentales, que deberían tener el buen sentido y la mejor voluntad de levantar inmediatamente las humillantes sanciones a un Irán no que tiene nada que ocultar.
Pero no se han planteado así las negociaciones que empezaron, y terminaron, en Ginebra el pasado martes 15 entre los P5+1 (los cinco permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) y Zarif, el ministro de exteriores de Teherán, universalmente calificado de "pragmático". Al día siguiente, aprovechando que estaba previsto que la conversaciones continuasen toda la jornada, hubo contactos bilaterales, y de los interlocutores de Irán entre sí.
Lo más significativo es que mientras el Congreso americano sigue dándole vueltas a cómo apretar un poco más las tuercas a Irán, para no dejarle suponer que se va a ir de rositas con sólo buenas palabras y escasas concesiones, el presidente Obama, siempre mucho más condescendiente con quienes gritan "Muerte a América" que con quienes ejercen sus derechos y deberes constitucionales para oponerse a sus designios en política interior, está preparando la liberación de los fondos iraníes congelados en Estados Unidos, lo que llevaría a Europa a hacer lo mismo. Cerca de 50 millardos de dólares.