Musulmanes en América; las represalias que nunca tienen lugar

por Robert Spencer, 30 de mayo de 2007

(Publicado en FrontPageMagazine, 14 de mayo de 2007)

La total ausencia de incidentes de represalia tras el 11 de Septiembre demuestra que los americanos son esencialmente gente decente que en general no ataca a otras personas por motivos de identidad o asociación.
 
Inmediatamente después de los arrestos de la Jihad de Fort Dix, los principales medios difundieron abundantes artículos en prensa centrándose en el temor de los demás musulmanes de América. La CBS3 de Filadelfia informaba: 'Los musulmanes de la región temen por su integridad física a causa de posibles represalias en respuesta a las detenciones del complot terrorista'. No faltaron portavoces musulmanes para confirmar estos temores. 'Lo que todos tememos son nuevas represalias', decía Hesham Mahmoud, de la sucursal en Nueva Jersey del Comité Árabe Americano Antidiscriminación. Un funcionario del Centro Islámico del Sur de Jersey, la sede espiritual de varios de los sospechosos jihadistas, también expresaba temores de que 'vayamos a afrontar represalias'. Una musulmana de Nueva Jersey, Tajwar Roomi, expresaba miedo por su familia: 'mi marido trabaja para el estado. Mi hijo, mi hija, todos trabajan. Tengo miedo por ellos porque algunas personas son agradables, [pero] otras personas no'. Nada menos que en Iowa, a miles de kilómetros, el imán del Centro Islámico de Des Moines, Ibrahim Dremali, decía: 'Algunos tienen miedo a que pueda haber represalias en marcha. La gente se está volviendo cauta otra vez. Yo les he dicho que tienen que tener cuidado”.
 
Pero ninguna de las informaciones de represalias incluía noticia de ningún incidente de represalia real, porque cuatro días después de las detenciones, no ha habido ninguna. Richard Sparaco, el abogado de uno de los conspiradores jihadistas detenidos, Serdar Tatar, llegó cerca de informar de uno. Sparaco dijo que en el restaurante propiedad del padre de Tatar, Muslim Tatar, había sufrido un marcado declive en las ventas, y que alguien golpeó su puerta y, según el New Jersey’s Star-Ledger, “gritó un insulto racial'. Tatar, según Sparaco, también había sido amenazado.
 
En cuanto a la represalias, eso fue todo. El contraste es agudo: cuando viñetas del profeta Mahoma aparecen en un periódico danés, hay disturbios internacionales en los que varias personas inocentes son asesinadas; cuando el Papa Benedicto XVI se hacía eco de la caracterización negativa de Mahoma por parte de un emperador medieval, de nuevo hubo disturbios y matanzas. Cuando un cristiano mentalmente perturbado de Nigeria rasga un ejemplar del Corán, musulmanes enfurecidos queman 10 iglesias de la zona. Pero cuando seis musulmanes en América son detenidos por planear asesinar a tantos soldados americanos como fuera posible, no hay matanzas, no hay linchamientos, no hay disturbios, ninguna mezquita es incendiada, y ningún musulmán es apaleado o humillado (con la posible excepción de Tatar).
 
De esto los americanos pueden enorgullecerse. La total ausencia de incidentes de represalia tras las detenciones de Fort Dix y las demás detenciones terroristas jihadistas - así como después del 11 de Septiembre -- demuestra que los americanos son esencialmente gente decente que en general no ataca a otras personas por motivos de identidad o asociación. Pero las estadísticas citadas por el registro de Des Moines presentan una imagen completamente distinta: 'una encuesta nacional llevada a cabo por el Consejo de Relaciones Americano Islámicas radicado en Washington... contabilizó 1972 incidentes de prejuicios antimusulmanes en el 2005, desde los 1522 en el 2004. La cifra del 2005, del sondeo más reciente del colectivo, representa la cifra más alta informada por el Consejo, también conocido como CAIR, en sus 12 años de historia'.
 
¿De modo que los musulmanes afrontan realmente un clima creciente de hostilidad y humillación en Estados Unidos? ¿Aunque las detenciones de terroristas son recogidas por el Consejo como 'prejuicio anti-musulmán'? Es improbable. Daniel Pipes y Sharon Chadha estudiaron un informe de crímenes de odio de CAIR previo en el 2005 para descubrir que 'de 20 crímenes de odio anti-musulmán que describe CAIR en el 2004, al menos seis son inválidos'. Éstos incluyen un incidente de un incendio en los exteriores de una mezquita del que no existe constancia policial, y que no parece haber tenido lugar nunca; uno de los ataques con incendio descritos contra una mezquita resulta ser un simple robo, sin ningún móvil 'de odio'; y dos incidentes de propietarios de tiendas musulmanes resultaron ser las destrucciones de las mismas por sus dueños para cobrar el seguro.
 
¿Por qué lanza CAIR el órdago de los crímenes de odio? Porque el victimismo es un gran negocio. El Departamento de Seguridad Nacional desvelaba recientemente un programa de concesiones a fondo perdido para organizaciones sin ánimo de lucro calificadas como de elevado riesgo para un ataque terrorista internacional, por valor de 24 millones de dólares - e inmediatamente CAIR difundió una “Alerta” instando a las mezquitas americanas a solicitar el dinero para sistemas de seguridad y vigilancia. Lo que es más, si CAIR tuviera éxito en su tentativa de retratar a los musulmanes de América como víctimas inocentes de persecución 'islamófoba', desviará la atención de la cuestión de si los 6 de Fort Dix y otros jihadistas de América se empaparon del odio y la traición a América en mezquitas americanas. De este modo, las mezquitas americanas, percibidas como víctimas en lugar de como posibles instigadoras de actividades de sedición, no afrontarán ningún escrutinio de lo que hacen y lo que no hacen encaminado a la expansión de la ideología jihadista de la supremacía islámica entre los musulmanes de América.
 
Nihad Awad, de CAIR, decía recientemente a una audiencia musulmana: 'Hubo 196 casos según el Departamento de Justicia de musulmanes en casos de derechos civiles. Ha habido más de 1008 casos relativos a la fe judía. Necesitamos hacer un trabajo mucho mejor no solamente reconociendo nuestros derechos civiles sino también mostrándolo al gobierno. Lo que es muy crítico y muy importante'. Importante para el juego del victimismo: los ganadores reciben montañas de dinero, cobertura mediática favorable, y autoridad moral que nunca debe ser cuestionada. En su esfuerzo Awad puede contar con la ayuda de medios importantes, la cual continúa después de las detenciones de Fort Dix para informar del miedo musulmán a represalias, como si esos temores constituyeran en sí mismos la condena a la sociedad americana.
 
A la luz de esto es importante examinar con detenimiento y considerar algunas de las informaciones que no estamos viendo en los medios. En medio del constante torrente de artículos de posibles represalias, no ha habido ni un solo artículo acerca de musulmanes que llamen a redoblar sus esfuerzos para enseñar contra la ideología de la Jihad en las mezquitas americanas. Mientras que muchos han reafirmado que el islam es una religión de paz y han criticado a las autoridades por vincular islam con militancia, ningún musulmán ha explicado cómo esta pacífica religión sigue siendo tan abiertamente malinterpretada por aquellos que con frecuencia son sus fieles más devotos, y qué proponen ellos para impedir que esto siga sucediendo en el futuro. Ningún periodista - consumidos como están en su búsqueda de incidentes de represalia - está planteando siquiera preguntas como estas.
 
Y eso hace completamente probable que los cuatro conspiradores de la Jihad de Fort Dix no sean los últimos musulmanes de América en 'malinterpretar' su religión y pensar que les anima a cometer actos de violencia contra los infieles.


 

 
Robert Spencer es director de Jihad Watch y autor de 5 libros, 7 monografías y numerosos artículos acerca del terrorismo islamista. Licenciado con honores en Estudios Religiosos por la Universidad de Carolina en Chapel Hill, lleva desde 1980 estudiando teología, derecho e historia islámicos en profundidad. Es adjunto de la Free Congress Foundation, y sus artículos acerca del islam aparecen en el New York Post, Washington Times, Dallas Morning News, el National Post de Canadá, FrontPage Magazine, WorldNet Daily, Insight in the News, Human Events o National Review Online entre otros. Entre sus textos se encuentran algunos de los libros más conocidos acerca del terrorismo islámico, como “El mito de la tolerancia islámica” (Prometheus Books, 2005. ISBN 1591022495), “La guía políticamente incorrecta del islam” (Regnery Publishing, 2005. ISBN 0895260131), o “El islam al descubierto: cuestiones preocupantes sobre la religión de mayor crecimiento del mundo.”