Los retos de la Defensa

por Enrique Navarro, 5 de octubre de 2011

1. El entorno estratégico 2012-2016.

El nuevo gobierno que salga de las urnas de 20 de noviembre no se va a encontrar con un entorno estratégico pacífico; los próximos años plantearán a Occidente y a España nuevos retos más complejos y en ellos se pondrá a prueba la capacidad del nuevo gobierno para liderar al país ante coyunturas para las que no estamos moralmente preparados. El entorno en el que va a desenvolver la política de defensa y seguridad en España en los próximos cuatro años va a venir marcado por los siguientes elementos. Negar los mismos conducirá a medidas equivocadas y a disminuir nuestra seguridad.

1. La crisis económica y sus consecuencias presupuestarias, sociales e internacionales van ser el eje fundamental en el que se tendrá que desarrollar la política de Defensa en España. La crisis económica internacional y que con especial crudeza afecta a España, aporta nuevos retos adicionales a la seguridad al generar mayor inestabilidad en todos los entornos. A su vez reduce el margen de maniobra de los gobiernos, especialmente los europeos, a la hora de incrementar recursos presupuestarios para la Defensa. Siendo la crisis económica la mayor amenaza para la seguridad a lo largo de este cuatrienio, la contribución al saneamiento de las cuentas públicas por parte del Ministerio de Defensa, debe considerarse como un elemento de soporte de la política de seguridad. No obstante, al menos durante este cuatrienio y en la medida en que se deben adoptar medidas estructurales que tendrán reflejo a medio y largo plazo, debe asumirse que nuestra capacidad de contribución a la defensa será menor de la que debieran corresponder a un entorno como el que deberá afrontarse durante este periodo.

2. Son altamente improbables ataques directos contra el territorio nacional durante este periodo, aunque las amenazas de este tipo, siendo remotas, por los daños y consecuencia de mucha mayor envergadura, no pueden quedar al margen de los objetivos de la política de Defensa para el cuatrienio. La disuasión y la superioridad militar es la mayor garantía de contribución a nuestra seguridad y debe continuar siendo la máxima prioridad de cualquier política de Defensa.

3. El entorno regional se ha deteriorado mucho en la última década, ya que Marruecos y Argelia llevan más de 10 años enfrascados en una carrera de armamento que es la más dinámica de cuantas existen a nivel internacional. Esta alteración del equilibrio regional no se manifestará de forma evidente en este cuatrienio, aunque de mantenerse la tendencia, si podría España encontrarse a finales de la década sin el predominio militar regional que ha tenido históricamente, y este puede ser el elemento más crítico en cuanto a nuestra política de Defensa a largo plazo.

4. La situación de inestabilidad en los países árabes no parece resolverse y desconocemos cual puede ser el resultado político y estratégico de los cambios que se avecinan. Las primeras decisiones del gobierno libio vienen a confirmar los temores sobre la aplicación de la Sharia a unos pocos centenares de kilómetros de nuestras fronteras. La extensión de este fenómeno por el Norte de África, especialmente en Egipto, donde hemos podido observar con qué impunidad y fortaleza se mueven los movimientos extremistas y Argelia donde el gobierno se enfrenta a una crisis económica, sobre todo de paro juvenil, que puede poner al país a los píes de una revolución sin consecuencias previsibles

5. La proliferación nuclear y el terrorismo internacional, siendo amenazas globales requieren de respuestas globales. España debe ser solidaria con las estructuras occidentales de defensa y seguridad, fomentando la multilateralidad en materia de seguridad internacional, y generando estructuras efectivas plurinacionales. Ante este tipo de amenazas se desarrollaran el mayor número de operaciones y acciones de inteligencia en los próximos años, ya que la continuidad de estados fallidos y las numerosas ramificaciones de Al Qaeda todavía pueden producir efectos desastrosos.

6. Durante este cuatrienio España deberá dejar dos escenario internacionales que acaparan en la actualidad el centro de las operaciones internacionales, Afganistán y el Líbano. La salida segura y ordenada de ambas misiones constituirá un reto específico para el comienzo del cuatrienio, al que deberán asignarse recursos extraordinarios y una correcta planeación junto con nuestros aliados. La salida de Afganistán debería producirse a lo largo de 2012, en plena coordinación con nuestros aliados; del Líbano, si la misión no cambia y el Líbano sigue siendo un territorio por donde se mueve con total libertad Hizbulla; es mejor dejar una misión que podría durar centenares de años y que pude llegar a poner a un aliado de la OTAN como Israel en unas condiciones de autodefensa más débiles.

 


2. El punto de partida

Nunca en la historia de nuestro país se ha dañado más nuestra política de defensa y seguridad que durante estos ocho años de gobierno socialista. La negación de las funciones básicas de las Fuerzas Armadas; las discrepancias en materia de seguridad con nuestro principal aliado; la animadversión a las misiones internacionales convertidas en escaparate de la cooperación, hasta que ya han sido tan evidentes los escenarios de conflicto que el gobierno se ha visto obligado a rectificar con un alto coste en todos los sentidos. El gobierno no aprovechó los años de bonanza económica para cumplir con los programas en curso y no amortizó un euro de la deuda de los programas contratados por el gobierno de Aznar jugando a la ingeniería financiera que ha llevado a la quiebra económica del ministerio de Defensa que no puede pagar las facturas que mensualmente le llegan de las empresas y que ha llevado a la paralización de los principales programas de modernización. El ministerio debe atender pagos en los próximos años por importe de 26.000 millones de euros, que deben ser atendidos con un presupuesto de apenas 450 millones de euros al año; el gasto en Defensa ha alcanzado en 2011 el 0,66% del PIB frente al 1,3% de media en la Unión Europea; la reducción de las inversiones en un 70% en tres años han descapitalizado la defensa y su capacidad de cumplir con sus misiones.

Las misiones internacionales han consumido gran parte de los recursos para la defensa durante el periodo que han llevado a descuidar los aspectos básicos de nuestra seguridad. La reducción de los créditos de sostenimiento han creado un gran ejército sin capacidad de operar ni de reaccionar ante una crisis más grave.

El gobierno con su políticas de organización, de derechos y deberes, de carrera, militar y de enseñanza, ha pretendido más que aumentar la seguridad colectiva y la confianza de las Fuerzas Armadas, satisfacer intereses individuales o de colectivos, más que del conjunto. El modelo de Fuerzas Armadas del Gobierno socialista ha generado más inseguridad, ausencia de motivación y más conflictos internos en una organización que siempre tuvo a gala disponer de procedimientos precisos para evitar conflictos internos y mantener la disciplina y la vocación como elementos básicos de la función militar.

Como consecuencia el modelo actual es insuficiente para atender las necesidades del nuevo entorno estratégico y es insostenible económicamente, por tanto ni el continuismo ni las medidas parciales son remedios eficaces para mantener unos adecuados niveles de seguridad para nuestro país y sus ciudadanos.


3. ¿Qué puede hacer el nuevo gobierno?

El nuevo gobierno ante esta problemática puede optar por tres vías:

  1. No hacer nada; es decir recortar un poco más el gasto corriente en consonancia con los lineamientos de la política general; negociar el retraso de los pagos a la próxima generación; limitar las inversiones al mínimo necesario y confiar en que nada ocurra.
  2. Puede optar por un recorte en profundidad de las fuerzas armadas, manteniendo al personal y buscando funciones más basadas en la cooperación, el medio ambiente y las misiones internacionales, en la hipótesis de que no tenemos amenazas, y si estas existen, procurar solucionarlas por la vía política, en la ONU o en Eurovisión.
     
  3. Asumir los riesgos y los retos de la defensa y abordar un programa de renovación de la Defensa que la haga más eficiente y racional; que proporcione más seguridad a los ciudadanos y transmita una imagen de liderazgo internacional

A mi juicio las dos primeras opciones son una irresponsabilidad; además creo que en mucho tiempo se dará una coyuntura mas favorable en el país para hacer reformas en profundidad ante la evidencia de que el modelo actual ya no nos sirve. Esta crisis debería ser una catarsis que rompa con viejos moldes que deberíamos haber superado hace tiempo, y entre ellos por supuesto la no tradicional posición de España en el mundo por sus implicaciones de todo tipo, económicas, sociales, culturales, etc.

El nuevo gobierno deberá aprobar a comienzos de 2012 la nueva Directiva de Defensa Nacional, que debería marca las directrices generales de la política de Defensa para los próximos cuatro años. A mi juicio este documento, debería sentar las bases para una política de defensa a largo plazo.

Creo llegado el momento de hacer un debate sereno y en profundidad sobre la estructura de nuestras fuerzas armadas en relación con todos los cambios que se han producido en el ámbito militar y estratégico en los últimos veinte años. Que diferencias o matices hay entre la política de personal de la Armada o el Ejercito del Aire que impidan una gestión única; que diferente aplicación de la Ley de contratos conduce a que la contratación deba ser diferenciada; porque si las misiones son conjuntas, las unidades deben salir de diferentes cuarteles? Porqué tenemos casi el mismo número de mandos hoy que cuando las fuerzas armadas tenían el triple de efectivos? Todas estas preguntas son legítimas y deben considerarse.

O por qué debemos tener a todas nuestras fuerzas alistadas en las fuerzas armadas y no podemos tener una auténtica reserva militar formada y preparada que permita incrementar los recursos para determinadas operaciones sin afectar como ahora a la estructura general de nuestra defensa.?

El cuanto al órgano central, si se produce una mayor centralización en la estructura militar, no nos serviría para reducir organismos y cargos en el mismo. ¿Por qué tenemos el mismo número de centros de investigación militar hoy que cuando teníamos cinco veces más presupuestos y porque el ministerio debe participar o tener empresas cuando sus servicios se pueden proveer mejor desde el sector privado?

A mi juicio hay un amplio campo para el debate y la reforma y un nuevo gobierno que optara por la solución c) debería encaminarse en una reforma en profundidad.
Al final que se habla de políticas públicas se acaba llegando al espinoso tema del presupuesto y de los recursos, y es en este extremo cuando la situación todavía es más débil ya que en los últimos tres años se ha producido el mayor recorte en el gasto en defensa de su historia y las inversiones están al nivel de 1980, cuando un avión de combate costaba 15 millones de dólares y no cien como ahora.
 
El nuevo gobierno está llamado a un adelgazamiento en profundidad del Estado para acabar con la principal causa de nuestra crisis, el déficit estructural de nuestro gobierno. España tiene déficit incluso cuando crece económicamente e hicieron falta 10 años de fuerte crecimiento económico para llevar al superavit no estructural.
 
Para un gobierno que tiene que recortar de partidas muy dolorosas para el conjunto de la sociedad, teniendo en cuenta que hay otras muchas que ni siquiera puede tocar y que suponen más del 80% del gasto público; incrementar el gasto en defensa no es una opción; y ésta es una realidad con la que se debe contar. Y esto es lo que hace más necesaria la planificación real a largo plazo. A corto plazo la salida de las operaciones en el exterior debería proporcionar algunos recursos extras para pagar las facturas pendientes, que el año que viene serán de 1.500 millones de euros y obtener de las privatizaciones recursos para afrontar algunos pequeños programas que deben iniciarse. Lo que necesita ahora la Defensa española es horizonte, tener donde mirar y transmitir credibilidad a la sociedad, a las fuerzas armadas y a las empresas que están pensando contratar al cobrador del frac para enviarlo a Castellana 109. Si el nuevo gobierno es capaz de planear un horizonte y entender que una vez superada la crisis, recuperar el nivel de gasto del 1% del PIB es un objetivo ineludible, para pagar los contratos en curso; iniciar nuevos programas de inversiones y mejorar las condiciones de vida de unos profesionales que se juegan la vida en las operaciones y en los campos de maniobras
 
Un nuevo gobierno debe entender que invertir en tecnología de Defensa ha permitido exportar productos españoles a Noruega, Australia, Estados Unidos y un largo número de países que solo adquieren productos fiables y de gran calidad a gobiernos que ofrecen credibilidad. En estos momentos en que tanto se habla de la revolución tecnológica como punta de lanza del desarrollo económico, existe una gran oportunidad para apoyar un sector que agrupa un alto porcentaje de la capacidad de ingeniería aeronáutica, naval, comunicaciones o industrial del país.
 
En definitiva son muchos los retos y las opciones que se abren para el nuevo gobierno que realmente aborde el problema de la Seguridad y la Defensa y entienda su auténtica dimensión en la sociedad globalizada del siglo XXI.