Los Presupuestos de 2011

por Enrique Navarro, 28 de septiembre de 2010

 

Los presupuestos presentados por el gobierno para el 2011 presentan tres notas definitorias; no son creíbles; no van a mejorar sustancialmente nuestra situación actual y nacen viciados de unos compromisos políticos que acentúan los problemas estructurales más que disminuirlos.
 
1. No son creíbles porque sus bases de partidas no resultan realistas y porque los datos de ejecución del presupuesto corriente de 2010 demuestran que los anunciados esfuerzos están produciendo unos resultados más que modestos. El cuadro macroeconómico presentado por el gobierno presenta un crecimiento del PIB para el año 2011 del 1,3%, de los cuales el sector exterior contribuye con dos terceras partes de dicho crecimiento (el 0,9%). Este crecimiento se basa en la asunción de que las importaciones crecerán sólo el 2,9% y que gracias al enorme impulso de competitividad las exportaciones crecerán el 6,4%.
 
Resulta increíble pensar que con una demanda nacional que crecerá el 0,4%, según el gobierno, las importaciones crecerán menos que cuando la demanda nacional fue del -1,6% en 2010; (en este año las importaciones crecen un 3,3%) y resulta increíble pensar que nuestras exportaciones crecerán el 6,4% cuando el empleo apenas aumenta y la productividad crecerá la mitad que en 2010. O sea que el escenario macroeconómico que nos presenta el gobierno tiene suficientes inconsistencias como para que no sean creíbles los presupuestos.
 
La ejecución del presupuesto de 2010 tampoco invita al optimismo. Los derechos reconocidos hasta el 31 de julio de 2010, o sea los ingresos, se han reducido un 7,7% respecto del mismo periodo de 2009. Lo que significa que por el lado del ingreso no hemos mejorado sustancialmente.
 
Por el lado del gasto, si los presupuestos iniciales aprobados para 2010 ascendieron a 236.443 millones de Euros, los créditos totales, o sea incluyendo todas las partidas de aumento de gasto se situaban a 31 de julio en 259.093 millones de Euros, o sea que el gasto previsto se ha incrementado en 23.000 millones de Euros, de los cuales la mitad ha sido para el pago de la deuda pública. Lo que significa que a pesar de los ajustes y recortes estamos gastando más que lo previsto al inicio del ejercicio.
 
Si comparamos los créditos totales aprobados a 31 de julio de 2009 y 2010, el presupuesto total de gastos a esta fecha era un 3,3% mayor que en 2009. Si hablamos de compromisos de gastos; o sea gastos que habrá que pagar a lo largo del año, estos crecieron un 5,3% respecto de 2009. En conclusión, en 2010 tenemos menos ingresos y más gastos, para cualquier humano resulta más déficit, y por tanto el otro punto de partida para los presupuestos de 2011 no resulta creíble.
 
2. Los presupuestos del estado para 2011 no van tampoco van a ayudar a mejorar nuestra situación económica, a mi juicio por tres razones que encuentran su razón de ser en los propios datos avanzados por el gobierno. Las subidas de impuestos previstas no resultan compatibles con un crecimiento del consumo privado del 1,8%. No hay ninguna teoría económica, al menos que yo conozca, que demuestre que subiendo los impuestos se incentiva el consumo privado. Y esta es la primera inconsistencia; si existe un acuerdo en que el consumo privado es el motor de nuestra economía, lo aconsejable no debería ser subir los impuestos.
 
La formación bruta de capital, o sea las inversiones que permiten incrementar nuestra productividad y que tienen un efecto multiplicador mayor sobre el empleo vuelven a caer, sobre todo como consecuencia del recorte de la inversión pública. Es más, el único instrumento de activación económica que tiene el gobierno, es el que soporta la mayor parte del recorte del gasto.
 
Finalmente, no se incluyen en la Ley de presupuestos medidas de racionalización del gasto ordinario que permitan una mayor y necesaria reducción de los gastos corrientes; una reforma en profundidad de la administración del estado, incluyendo supresión de ministerios, agencias, empresas publicas, entes etc. Al final, el recorte consiste básicamente en reducciones de salarios y un empeoramiento de la calidad de los servicios públicos al reducir gastos sin reformas.
 
3. Finalmente los presupuestos nacen viciados como consecuencia de los consensos necesarios para su aprobación. Nacen otorgando más capacidad de gasto a determinadas comunidades autónomas, con mas descentralización y menor control del gasto; a la vez se pretende que las comunidades autónomas reduzcan su déficit a la mitad en sólo un año cuando tienen entre sus competencias básicas la sanidad y la educación; esfuerzo que ni siquiera el gobierno se plantea para si.
 
Los ayuntamientos verán teóricamente reducir su déficit en un 25%; cuando la recaudación continua en caída libre y apenas pueden pagar los servicios básicos.
 
En conclusión, estos presupuestos no sólo no van a mejorar nuestra situación económica, sino que además no creo que vayan a cumplir y esta sensación debería evitarse por el gobierno con ejemplos y hechos y no con previsiones que en la mayoría de los casos han sido erróneas. Y ahora a rezar porque las tensiones de los mercados de deuda desaparezcan; no suba el petróleo o el Banco Central Europeo, ante el fuerte crecimiento en Centro Europa, no se decida por subir los tipos de interés.