El debate del calentamiento global y el pánico de Chicken Little

por Jeff Jacoby, 15 de febrero de 2007

(Publicado en The Boston Globe, 7 de febrero de 2007)

¿Conoce ese gran informe de Naciones Unidas sobre calentamiento global que aparecía la semana pasada entre tanto ruido mediático y turbulencia? He aquí el resumen: el gran informe de Naciones Unidas sobre calentamiento global no era nuevo.
 
Extrañamente, la mayor parte de la cobertura de las noticias omitió mencionar que el documento difundido el 2 de febrero por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU no era el informe más reciente de varios años, que ocupará alrededor de 1500 páginas cuando se difunda en mayo. Solamente era el 'Resumen para legisladores', un documento de 21 páginas redactado brevemente por burócratas gubernamentales -- no científicos -- y concebido para dar forma a la opinión pública. Quizá el resumen resulte ser una reflexión figuedigna de las conclusiones de los científicos, pero no sería la primera vez que no es el caso.
 
En los años anteriores, los científicos colaboradores con los informes de evaluación del IPCC han venido protestando porque el resumen de legisladores distorsiona sus descubrimientos -- por ejemplo, presentando como definitivo lo que en realidad solamente son conclusiones tentativas sobre la implicación humana en el calentamiento global. En esta ocasión, el resumen es aún más confiado: afirma 'inequívoco' que la Tierra se ha calentado a lo largo del último siglo y 'muy probable' -- lo que significa seguro en más del 90% -- que la actividad humana es la causa.
 
Que el cambio climático está teniendo lugar, nadie lo duda; el clima de la Tierra está en permanente cambio. Pero, ¿está realmente tan claro que el presente calentamiento, que se reduce a menos de 1°C a lo largo del último siglo, es antropogénico? ¿O que el continuo calentamiento conducirá al caos metereológico y a las muertes masivas que predicen los alarmistas? Para los medios sí. De cabo a rabo, confían en la opinión apocalíptica en exclusiva: o nos embarcamos en el programa radical para reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono -- es decir, detener a cualquier precio el crecimiento económico -- o estamos condenados, en palabras de Matt Lauer la semana pasada en la NBC, a lo que 'podría ser literalmente el final del mundo como lo conocemos'.
 
Como en la película, quizá los Chicken Little tengan razón y en vez de una bellota, sea el cielo el que esté cayendo realmente, pero esa opinión no es unánime en absoluto. Hay más de unos cuantos científicos escépticos, incluyendo climatólogos eminentes, que dudan de escenario apocalíptico. ¿Por qué no dedican los periodistas más tiempo a cubrir todas las partes del debate en lugar de replicar simplemente a los agoreros?
 
Sólo raramente las demás opiniones se abren paso a través del filtro de corrección medioambiental de los medios. Una reciente columna de Lawrence Solomon en el National Post de Canadá examinaba a algunos de los principales disidentes del calentamiento global, ninguno de los cuales encaja en el estereotipo insignificante de un pirado de ideas desacreditadas. Está por ejemplo Richard S.J. Tol -- autor del Panel Intergubernamental, editor de Energy Economics, y miembro de la junta del Centro de Investigación Marina y Climática de la Universidad de Hamburgo. Tol está de acuerdo en que el calentamiento global es real, pero enfatiza sus beneficios igual que sus perjuicios -- y señala que a corto plazo, los beneficios son especialmente pronunciados.
 
'Tol es un estudiante de la innovación y la adaptación humanas', escribe Solomon. 'Como oriundo de Holanda, está íntimamente familiarizado con los diques y las tecnologías de adaptación de bajo coste y la capacidad de los seres humanos de estar a la altura de los desafíos de su entorno'. Cualquiera que sean los cambios que el calentamiento global pueda traer, Tol confía en que los seres humanos se adaptarán a ellos con imaginación y eficacia.
 
Otro disidente es Duncan Wingham, profesor de física del clima en el University College London y científico jefe de la Misión CryoSat de la Agencia Espacial Europea, que está concebida para medir los cambios en las masas de hielo de la Tierra. La fusión de los casquetes de hielo del norte de la Península Antártica es con frecuencia destacada como Prueba A del calentamiento global y sus peligros, pero los datos de los satélites de Wingham demuestran que el afinamiento de parte del hielo antártico se ha visto equilibrado por el engrosamiento del hielo en el resto del continente. Las pruebas hasta la fecha, afirma Wingham, 'no son favorables a la noción de que estemos viendo los resultados del calentamiento global'.
 
Otros científicos más, detallados por Solomon, argumentan que el Sol, no el hombre, juega el papel dominante en el cambio climático planetario.
 
Henrik Svensmark, del Centro Espacial Nacional de Dinamarca, por ejemplo, sostiene que los cambios en el campo magnético del Sol y el consiguiente impacto sobre los rayos solares pueden ser la clave del calentamiento global. Nigel Weiss, expresidente de la Real Sociedad Astronómica y físico dinámico de la Universidad de Cambridge, correlaciona la actividad de las manchas solares con los cambios en el clima de la Tierra. Habibullo Abdussamatov, que dirige el laboratorio de investigación espacial del Observatorio Astronómico Pulkovo de Rusia, señala que Marte también está atravesando un calentamiento global -- a pesar de carecer de condiciones de efecto invernadero y de cualquier actividad por parte de los marcianos. En su opinión, es la radiación solar y no el dióxido de carbono lo que explica el reciente incremento de la temperatura.
 
La exageración del cambio climático supone titulares dramáticos. Pero la verdadera noticia es tan compleja como más interesante. Chicken Little puede afirmar que el cielo se cae. El trabajo del periodista es comprobarlo.