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En estos días rememoramos la puesta en escena del último gran desafío a la Civilización Occidental, pero a diferencia de anteriores Bárbaros, los yihadistas, no pretenden sustituir a las clases dirigentes de la moderna Roma si no destruir todo que le ha permitido al ser humano a lo largo de los siglos alcanzar las más altas cuotas de Libertad.

Quince años después, los europeos tratan de identificar, localizar y neutralizar a sus enemigos no en cuevas afganas o desiertos yemeníes, sino en barriadas de París, Bruselas o Londres.

La yihad no empezó con el atentado contra las Torres Gemelas ni terminará con la derrota del Estado Islámico.

La IV Guerra Mundial está ocurriendo hoy, en las calles de Alepo como en las de París o Bruselas. Occidente está en condiciones de ganarla, pero hace falta que se lo proponga

La IV Guerra Mundial pone de nuevo en juego las pasiones del pueblo, el valor y la inteligencia del ejército, la capacidad de los gobiernos de hacer frente a la amenaza. El islamismo inflama pasiones, prepara guerrilleros y terroristas, infiltra a los suyos en gobiernos y organizaciones. Ventaja indudable sobre un occidente que se dedica a unas cuestiones semánticas que no dejan de ser necesarias

Sólo hay un motivo para no plantearse el Plan B de la futura salida de Turquía de la OTAN: la inercia. Fuera de la OTAN, Turquía será un problema externo grave; dentro de ella, un problema interno aún peor.

La principal amenaza existencial es la evaporación de la Pax Americana. Esta tiene un responsable. Obama. Quiera Dios que el tiempo que tarde alguien en sustituir su acumulación de banalidades buenistas sea menor que el que nos haga dejar de existir, individual o colectivamente.

Los líderes salafistas y yihadistas buscan a musulmanes que públicamente han cometido pecados graves para convencerles que han pecado gravemente y que están condenados al infierno y que sólo pueden redimirse haciendo Yihad, pues al morir combatiendo por Alá reciben el premio de ir directamente al Paraíso.

El futuro del Jihadismo no estará en peligro cuando se elimine por fin al Estado Islámico o cuando se acabe con todos los cabecillas de Al Qaeda. La Jihad persistirá y eso es algo que debemos aprender bien rápido.

A Europa se le viene encima una juventud emigrante de segunda o tercera generación, con pasaportes europeos, que ha encontrado las vías de radicalizarse. Primero se radicalizaron con Internet, luego a través de las hábiles redes de captación que utilizan la confianza de algún familiar y, finalmente, por las manos de un captador y la posibilidad de viajar a campos de batalla