Autor: Mark Steyn

Si “Los tres cerditos” está prohibido cuando los musulmanes no alcanzan aún el 10% de la población británica, ¿qué más habrá en la lista negra para cuando, digamos, supongan el 20% de la población?

El derecho a no ser ofendidos es ahora el derecho más sagrado del mundo. El derecho a la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de movimiento, ninguno es nada en comparación con el derecho universal a la libertad de ofensa.

Cualquiera puede pensar globalmente y actuar localmente, pero solamente Gore piensa cósmicamente y no actúa en absoluto.

A las naciones civilizadas les gusta charlar, tomar el té, celebrar debates, hablar durante horas. A las tiranías les gusta aterrorizar a la gente, torturar a la gente, asesinar a la gente, hacer durante horas. Si Rumsfeld es un “fascista”, entonces cualquiera puede combatir el fascismo. Ya no tiene que ver más con que la policía secreta te eche la puerta abajo y te aporree hasta reducirte a pulpa

El 37% de aquellos sin seguro procede de hogares que ingresan más de 50.000 dólares. El 19% de esos mendigos pisoteados aplastados por las brutales injusticias del capitalismo proceden de hogares que ingresan más de 75.000 dólares.

Los jóvenes aceptados y asilados en Gran Bretaña agradecen a su anfitriona la hospitalidad intentando matarla. ¿Se hará algún cambio a los protocolos de inmigración?

Españoles, italianos, alemanes, griegos, búlgaros o ucranianos se habrán extinguido mucho antes que los osos polares, el plancton de la Antártida o el perezoso latinoamericano de tres dedos.

El año 2001, ahora se ha caído de golpe del Top Ten de los más calurosos, y la mayor parte del resto del siglo XXI -- el 2000, 2002, 2003, 2004 -- ha caído por debajo incluso de los 100 años más cálidos.

En América, la opinión pública no está de humor para la guerra con Irán. En Washington, el Congreso está centrado en encontrar la manera más ventajosa políticamente de perder en Irak. En Europa, ya han aceptado psicológicamente el paraguas nuclear iraní. En el mundo occidental, donde las conversaciones no son el medio para el fin sino un fin en sí mismo, nos es difícil aceptar que Irán diga una cosa y haga otra a pesar de las pruebas durante 30 años.

'Mata a los judíos dondequiera que los encuentres', le gustaba decir al Muftí de Jerusalem, pero, con toda la retórica agitadora, encontraba mucho más fácil matar a sus correligionarios musulmanes. Ni siquiera en Palestina cambia algo.