Yo sí sigo con McCain

por Charles Krauthammer, 29 de octubre de 2008

(Publicado en The Washington Post, 24 de octubre de 2008)
 
Reticente a seguir la corriente como soy, voto por John McCain. No estoy hablando de impugnar las encuestas o el consenso entre los medios, cerrado antes de hora. Estoy hablando de oponerse a la corriente de conservadores oportunistas según las circunstancias que se adjuntan a Barack Obama antes de quedar condenados al ostracismo sin una sola cena de estado a la que asistir durante los cuatro años siguientes.
 
Me resisto con uñas y dientes a la acometida de los conservadores de todo pelaje que abandonan el barco - los neo (Ken Adelman), los moderados (Colin Powell), los congénitos/irónicos (Christopher Buckley) y los socialistas/ateo (Christopher Hitchens) - al grito de “¡Basta!” No tomaré parte en este multicolor grupo. Me hundiré con el barco de McCain. Prefiero perder unas elecciones a perder mis principios.
 
En primer lugar, no guardaré relación con la barroca defensa montada a modo de trampa para votar al aspirante presidencial más progre e inexperto de la historia reciente. El asunto del temperamento “errático”, por ejemplo. Como si la tentativa arriesgada e infructuosa pero de ninguna manera irracional por parte de McCain de abrirse paso tácticamente a través del tsunami económico que llegó arrollando hace un mes hiciera inadecuado para el cargo al hombre que manifestó la más admirable ecuanimidad y valor frente a las presiones inimaginables como prisionero de guerra, y que superó más tarde de manera constante innumerables desafíos y reveses, no siendo el menor de ellos el derrumbe de su campaña hace apenas un año.
 
McCain el “errático” es un eslogan barato de Obama. La trayectoria de 40 años da fe de McCain el constante.
 
Tampoco voy a dar apoyo a la pretensión de “campaña sucia”. El doble rasero en esto deja helado. Obama difundió un calumnioso anuncio en español asociando falsamente a McCain con insultos anti-hispanos. Otro anuncio afirmaba falsamente que McCain apoya “recortar a la mitad las prestaciones de la seguridad social.” Y durante meses los Demócratas insistieron en que McCain pretendía 100 años de guerra en Irak.
 
Los críticos con McCain andan ofendidos porque planteó el tema de William Ayers. Pero lo que es realmente sorprendente es que el propio Obama no se ofendiera ante las ideas de William Ayers.
 
Por otra parte, la más notable de todas las opciones tácticas de esta temporada electoral es el ataque que nunca ocurrió. Por extrema (e innecesaria) conciencia, McCain rechazó plantear la cuestión legítima de la asociación más notoria de Obama con el reverendo hostigador racial Jeremiah Wright. Campaña sucia de veras.
 
La defensa de McCain es obvia. La crisis financiera ha hecho que olvidemos, o que neguemos ciegamente, lo peligroso que es el mundo de ahí fuera. Tenemos un enfrentamiento de una generación de duración con el jihadismo islámico. Un Irán apocalíptico que pronto será nuclear. Un Pakistán en peligro de cantonizarse que tiene armas nucleares. Una ascendente Rusia que aprieta las tuercas del revanchismo. Mas la sorpresa segura estilo Malvinas que saldrá de la nada.
 
¿Quién quiere que responda a esa llamada a las 3 de la mañana? ¿Un hombre que ha estado dando clases intensivas el último año acerca de estos asuntos, que nunca ha tenido que tomar una decisión ejecutiva que afecte a una ciudad como mucho, y menos aún al mundo entero? ¿Un principiante de la política exterior instintivamente dado al multilateralismo más efímero y pomposo (por ejemplo, el muro de Berlín cayó debido a “un mundo que se hace uno”), y que se refiere al acto de guerra más deliberado desde Pearl Harbor como “la tragedia del 11 de Septiembre,” un término más apropiado para un accidente de autobús?
 
¿O quiere usted que responda un hombre que es el conocedor de la política exterior más preparado, mejor informado y más serio del Senado de los Estados Unidos? ¿Un hombre que no solo tiene las mejores intenciones, sino que tiene el honor y el valor para, sí, poner al país primero, como cuando libró la solitaria batalla por el incremento que convirtió Irak de derrota catastrófica en victoria estratégica realizable?
 
Simplemente no hay color. El propio segundo de lista de Obama advertía esta semana que la juventud y la inexperiencia de Obama invitan a la crisis - una crisis “generada” en la práctica para ponerle a prueba. ¿Puede usted ser serio con la seguridad nacional y votar el 4 de noviembre para dar pie a esa prueba?
 
¿Y qué tal la superará? Bien, ¿cómo le ha ido en las dos únicas pruebas significativas de la política exterior a las que se ha enfrentado en lo que lleva en el Senado? La primera fue el incremento. Obama fracasó espectacularmente. No sólo se opuso a ello. Intentó denigrarlo, impedirlo y, finalmente, negar su éxito.
 
La segunda prueba era Georgia, a la cual Obama respondió por instinto con equivalencia moral imparcial, animando a la contención por ambas partes. McCain no tuvo que consultar con sus asesores para identificar inmediatamente al agresor.
 
La crisis económica de hoy, como todas en nuestra historia, pasará con el tiempo. Pero los bárbaros seguirán a las puertas. ¿A quién quiere usted en la barrera? Yo estoy a favor del que sabe diferenciar al lobo de los corderos.


 

 
 
Charles Krauthammer fue Premio Pulitzer en  1987, también ganador del National Magazine Award en 1984. Es columnista del  Washington Post desde 1985.
 
 
© 2008, The Washington Post Writers Group