Vuelve el desorden congénito de la izquierda

por David Horowitz, 21 de marzo de 2007

(Publicado en FrontPageMagazine.com, 8 de marzo de 2007)

Soy en general alguien que perdona. Si soy tratado con algo de decencia por parte de mis detractores, estoy dispuesto a pasar por alto muchas de sus indecencias, porque comprendo que proceden de un lugar de fanatismo a ultranza que con frecuencia nubla su mejor juicio y les mueve a ser desagradables y deshonestos en su servicio a su agenda política. Después de todo, están salvando al mundo.
 
Son sus fantasías ilusorias de justicia social lo que mueve a los progresistas no solamente a inventar 'la política de la destrucción personal', sino a recurrir a ella como su principal y con frecuencia única arma. También es lo que les incita a tener tan poca lealtad a la comunidad o al país, y ningún respeto en absoluto a la verdad.
 
Max es el último del linaje de atacantes verbales radicales Blumenthal que inventan los hechos con el fin de alimentar sus perversos designios. Su padre una vez comprimió cuatro mentiras acerca de mí en una sola frase. Desconozco si en realidad Sid dio instrucciones de continuar el trabajo sucio que había comenzado en mi caso a su hijo, pero un día Max se presentó en mi portal político para hablar.
 
Hasta la fecha he perdido la cuenta del número de veces que apareció en prensa o en Internet para difamarme, pero su última broma me presenta falsamente como el padrino de la serie de la ABC 'El camino al 11 de Septiembre' con el fin de malinterpretarla como un complot derechista anti-Clinton. En la práctica, el productor de la ABC que más luchó por la serie es un progresista homosexual que votó a Clinton (con quien la serie es abiertamente tibia). En cuanto a mi, ni siquiera estaba al tanto de la existencia de la serie hasta que fue finalizada. Estos errores de Max ya fueron bastante malos. Pero cuando coloqué una respuesta a los errores, simplemente la ignoró.
 
Cuando Max Blumenthal te pone una cámara o un micrófono en la cara, como hizo con la mía en la reciente convención CPAC, no tiene ningún interés en absoluto en informar de los hechos, ni siquiera en manejar después los hechos reales. Su agenda es poner palabras en tu boca y utilizarlas en contra tuya. La demolición de la imagen es su negocio, y no tiene ningún respeto a la verdad. Naturalmente, esto no es visible con precisión para la audiencia, a causa del modo en que él trocea el producto. No se llega a verle haciéndote tragar sus palabras. Solamente se llega a ver el esfuerzo por imponerlas. Para cuando alcanzamos el punto de nuestra no-conversación en el que me preguntó qué motivaba a la izquierda, estaba bastante harto. Le expliqué que los izquierdistas están conducidos por la envidia y resentimiento y la sensación autocomplaciente de sí mismos como redentores sociales. Esto es lo que explica el motivo por el que los héroes de Max han asesinado a decenas de millones de inocentes cuya desgracia fue interponerse en el camino de sus planes de salvación. Después de que nuestra no-entrevista hubiera terminado, entregué a Max un ejemplar de Monstruo - un libro acerca del icono progresista y asesino de masas Che Guevara. Es la última escena de mi segmento en el YouTube.
 
Cuando fui emboscado por Max, me encontraba por casualidad junto a Matt Sánchez, un miembro de la infantería de los Marines y estudiante de Columbia que ha sido acosado por los marxistas de Columbia de la Organización Internacional Socialista. Estos progresistas de libro que se emplearon a fondo por salvar a Saddam Hussein creen fervientemente que los islamofascistas son luchadores de la libertad, al tiempo que soldados americanos como Matt Sánchez son servidores del Gran Satán. Esto sí coloca a Max, cuando menos, en la posición de traidor.
 
Ayer, Max firmaba una columna acerca de estos episodios en el The Huffington Post. La columna cita fuentes de la izquierda homosexual 'sacando del armario' a Matt Sánchez con la revelación de que hace 15 años, era una estrella del porno gay y afirmando que era un acompañante masculino también. Como los conservadores saben de primera mano, la perversidad -- la política de destrucción personal -- es el nombre de pila de los progresistas. No existe ninguna maquinaria conservadora para sacar del armario a nadie. La invasión de la intimidad de una persona -- la exposición pública sin escrúpulos de información privada que potencialmente podría tener consecuencias fatales para la carrera, las relaciones, las amistades, o la familia de una persona -- todo es fácilmente justificable si eres un progresista, por supuesto, porque estás en una misión divina: salvar al mundo. Así es como funcionaba la Gestapo y los marxistas del Jmer Rouge, y así es como trabajan también Max y sus amigos. Todo es por una buena causa. En la práctica, lo exige el buen nombre de la causa. Contra más noble es la causa, más gente tiene justificación para destruir con el fin de tener éxito.
 
Para que conste, no tengo ningún motivo de preocupación en particular por la pornografía para adultos y personalmente no me podría importar menos lo que hizo Matt Sánchez con su vida cuando era joven. ¿Quién de entre nosotros no tiene sombras en su vida, o no tiene acciones en su pasado que hizo o no hizo y ahora lamenta? Al contrario que Max, además, Matt Sánchez no nació con una cuchara de plata en la boca. No tuvo un padre asfixiante para inspirarle en el asesinato verbal o conectarle con criminales intelectuales de mentalidad similar de modo que pudiera ganarse bien la vida al mismo tiempo.
 
Si la pornografía no implica a niños, es lo que a los progresistas les gusta llamar un crimen sin víctimas, y por tanto no es un crimen. Resulta que estoy de acuerdo. Creo que la pornografía debería ser regulada y mantenida lejos de los niños, y criminalizada cuando haya niños implicados con el fin de proteger su inocencia. También respeto a las personas religiosas que consideran pecaminosa la pornografía, y a las personas aún más religiosas que piensan que cualquier parte femenina visible menos los tobillos es pornográfica. Pero no estoy de acuerdo con ellos. Las libertades americanas que Max y sus amigos encuentran tan opresivas también están relacionadas con la diversidad.
 
Encuentro decepcionante que personas que realmente se llaman progresistas a sí mismas ataquen a un hispano y le acusen de formar parte de una minoría explotada por elegir servir a su país. Encuentro decepcionante que los izquierdistas gay - que de otra manera piensan que Bush está destruyendo la Constitución al pinchar los teléfonos de nuestros enemigos terroristas -- abran el pasado enterrado de un ciudadano americano y lo hagan público en una tentativa de destruirle. Pero no estoy sorprendido. Eso es lo que hace la izquierda. Todos los días y todo el tiempo. Es por la causa.


 

 
 

David Horowitz es conocido autor norteamericano y activista de toda la vida de derechos civiles. Desde 1988 es Presidente del Center for the Study of Popular Culture.