Una sociedad fuerte

por Ignacio Cosidó, 16 de enero de 2011

 

(Publicado en Diario Palentino, 16 de enero de 2011)
 
Hay que devolver el poder a los ciudadanos. Es la única salida a la crisis política que padecemos en toda Europa, pero que se vive con especial intensidad en España. Frente al fracaso del estatismo socialista y la tentación de un individualismo insolidario, es el momento de una sociedad civil fuerte y bien articulada.

Los ciudadanos sienten cada vez mayor desapego de la política, aumenta la desconfianza en las instituciones y la imagen de sus representantes cae en picado. No creo que se trate de algo coyuntural o motivado exclusivamente por la crisis económica. Tampoco es posible mirar para otro lado y asumir esta frustración como algo inevitable. Es necesario reequilibrar el poder entre el ciudadano, la sociedad y el Estado.

El Estado hiperprotector que pretendía dirigir nuestra vida desde antes de nacer hasta después de muertos ha fracasado. No solo supone una reducción de nuestra libertad, en ocasiones hasta límites asfixiantes, sino que ha demostrado una gran ineficiencia en la prestación de determinados servicios básicos. La crisis económica actual ha precipitado la quiebra de ese modelo. Sencillamente no lo podemos pagar.

La alternativa a este fracaso pasa, en mi opinión, por devolver a los ciudadanos una buena parte del poder que les ha sido usurpado, por otorgarles mayor libertad de decisión, en definitiva, por recuperar un mayor control sobre nuestras vidas. Tiene que haber menos prohibiciones, menos reglamentaciones y más incentivos para actuar en beneficio del bien común.

Hay que cambiar el concepto del ciudadano como beneficiario de los servicios públicos, al ciudadano como cliente de esos servicios, sobre los que tiene que tener mayor control y posibilidad de elección. Tenemos que tener más poder de decisión sobre qué servicios queremos y cómo los queremos.

La Administración no tiene tampoco que ser un suministrador monopolístico de esos servicios. La sociedad, a través de instituciones creíbles, consolidadas y eficaces puede también asumir la prestación de algunos servicios de forma más eficiente. El voluntariado es una forma de devolver a la sociedad parte de los beneficios que ella nos aporta con nuestros beneficios.

En el fondo del actual desencanto ciudadano se esconde no solo una frustración por el escaso retorno que obtenemos por los impuestos que pagamos, sino una reivindicación de más libertad para dirigir nuestra propia existencia.