Una pifia de misiles

por Peter Brookes, 12 de julio de 2006

A pesar de los llamamientos a la moderación en el mundo entero, Corea del Norte prefirió hacerle honores al Día de la Independencia de Estados Unidos el 4 de julio y enloqueció lanzando 7 misiles de varios alcances sobre el Mar del Japón. Fue un momento clásico sacado de “Atracción Fatal” - un grito a lo Glenn Close “No estoy dispuesta a ser ignorada”.
 
Sin duda, esta provocación terminará siendo una derrota total para Pyongyang.
 
Para empezar, el dictador norcoreano Kim Jong Il quedó como un tonto  -  su mejor misil balístico intercontinental, el Taepodong-2, hizo pffffff... splash!! Después de volar durante 40 segundos... (Créame, alguien se va a pasar un buen tiempo en algún campo de prisioneros políticos norcoreano después de hacer que los fuegos artificiales del “Querido Líder” pareciesen simples bengalas...)
 
Además, el lanzamiento, después de semanas de amenazas y exigencias, provocará una repulsa internacional y un mayor aislamiento político/económico para Corea del Norte. Eso incluirá más sanciones económicas, un lujo que no se puede dar su paralizada economía y ese sufriente pueblo.
 
El fracaso del Taepodong-2 (después de 7 años de una autoimpuesta moratoria sobre futuros lanzamientos de misiles balísticos) hace que Pyongyang luzca tan impotente como su amenaza nuclear de largo alcance contra Estados Unidos, socavando de manera importante sus periódicos ataques de catastrofismo.
 
La otra mala noticia para Pyongyang es que el mal funcionamiento del misil hará que otros compradores en potencia (muy especialmente Irán) se lo piensen dos veces antes de añadir el misil balístico intercontinental norcoreano a sus arsenales. (Obviamente, ésa es una gran noticia para nosotros).
 
La desafortunada salva de misiles de Corea del Norte también ha alienado a sus más grandes benefactores - siendo China y Corea del Sur los más notorios. La descarada indiferencia ante los deseos de sus vecinos Pekín y Seúl de no alterar las cosas probablemente se traducirá en grandes penas para Pyongyang.
 
Miremos a China. Como el donante más grande de Pyongyang (y anfitrión del Acuerdo de las 6 Partes cuyo objetivo es discutir acerca de los misiles nucleares de Corea del Norte), Pekín le pidió que regresase a la mesa de negociaciones y renunciase a los lanzamientos de misiles - todo en vano.
 
Como el país con mayor influencia en Corea del Norte, China, la recién llegada del mundo diplomático, no va a estar muy contenta con el prospecto de que un régimen insignificante como Pyongyang pase de ella públicamente.
 
A pesar de ello, China no será muy severa con su prima comunista. Pero Pekín mostrará su resentimiento lanzando al menos algunas advertencias diplomáticas y quizá reduciendo temporalmente el transporte de fuel y otras ayudas económicas a
Pyongyang.
 
Corea del Norte también ha avergonzado a Corea del Sur. El gobierno de Seúl ha sido extremadamente generoso - podría decirse hasta la exageración - con su vecino del norte, enviando miles de millones en ayuda humanitaria y económica a Pyongyang en un intento de facilitar la reconciliación/reunificación. Ahora, considerando sus advertencias sobre el lanzamiento, Seúl tiene poca alternativa política y debe frenar la escalada de mutuos lazos económicos en la zona desmilitarizada (DMZ) que incluye pasos de trenes, donaciones de arroz y fertilizantes y actividad comercial en el polígono industrial Kaesong (del Norte).
 
Hay otros que tampoco están muy felices. Algunos de los misiles norcoreanos traspasaron aguas territoriales japonesas, cayendo dentro de la zona económica exclusiva de las 200 millas de Japón. Y si el Taepodong-2 no hubiese sido un fiasco, ciertamente habría pasado sobre Japón, de camino a su objetivo: Estados Unidos.
 
Es muy probable que Tokio restrinja su comercio con Pyongyang, incluso cerrando los puertos de escala a barcos norcoreanos. Aún más doloroso será ver las restricciones que Tokio le ponga a las transferencias de dinero y a las visitas a Corea del Norte de los defensores de Pyongyang en Japón (la asociación norcoreana en Japón conocida como Chosen Soren: “Corea roja”)
 
Sin duda que Tokio también tomará medidas para protegerse de la amenaza que representa Pyongyang. Japón apoyará mucho más la defensa contra misiles, incluyendo el despliegue de misiles americanos Patriot en suelo japonés, así como la mejora de su programa de modernización de la defensa.
 
Para Washington, la penúltima provocación de Corea del Norte es la prueba positiva de la necesidad de una defensa contra misiles para proteger la seguridad nacional y a nuestras tropas en el exterior. Felizmente ya tenemos establecida una arquitectura inicial de defensa contra misiles que se encarga justamente de eso.
 
Dejar a nuestras tropas y ciudades deliberadamente vulnerables a las maniáticas maquinaciones con misiles de tipos como Kim Jong Il - especialmente de misiles portadores de ojivas nucleares, químicas o biológicas - es una locura total.
 
Y no nos olvidemos de Irán. Teherán está observando este ir y venir con enorme interés y considerando la siguiente jugada. Si la provocación de Corea del Norte paga dividendos, probablemente Irán estará mucho más dispuesto a darse el lujo de desafiar y tomar riesgos con su programa nuclear.
 
La diplomacia multilateral, la disuasión militar y el aislamiento económico son los caminos a seguir por el momento. Pero, presionar a los defensores de Corea del Norte, especialmente a China para que el petulante régimen de Pyongyang se aleje del abismo nuclear - y de misiles balísticos - es la clave.
   

 
 
Peter Brookes ha sido Vicesecretario Adjunto de la Secretaría de Defensa de Estados Unidos y actualmente es investigador decano de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos. El nuevo libro de Peter Brookes se titula: “A Devil's Triangle: Terrorism, WMD and Rogue States”.
 
 
©2006 Peter Brookes
©2006 Traducido por Miryam Lindberg