Un paso importante

por Florentino Portero, 15 de diciembre de 2003

(Publicado en ABC, el 15 de diciembre de 2003)
 
La localización del zulo en el que se encontraba escondido Sadam Husein y su posterior arresto suponen una gran noticia para el pueblo iraquí y para los Estados miembros de la coalición internacional.
 
Su captura desvanece la idea de que la vuelta atrás es posible, de que la fuerza expedicionaria puede ser derrotada y los baasistas recuperar el poder. Muchos árabe suníes sentirán ahora menos miedo a una inmediata represalia si colaboran en las labores de reconstrucción del país. Más aún, jóvenes dirigentes del Partido Baas comprenderán que ha llegado el momento de abandonar las armas y, por puro oportunismo, se sumarán al proceso político en marcha. Con una larga vida por delante, los sacrificios que con Sadam resultaban inevitables ahora pueden parecer estériles. En un Estado federal habrá una reserva de poder para los árabe suníes y una importante porción en las instituciones del Estado. No hace tanto que lo hemos visto en las transiciones de los países de Europa Oriental y en la propia Rusia, donde los miembros de los aparatos comunistas se convirtieron en socialdemócratas, se presentaron a las elecciones y, en muchos casos, las ganaron.
 
Pero la caída de Sadam no va a suponer el fin de la violencia. Los más veteranos del baasismo, junto con sectores radicales, continuarán fieles a la estrategia de la lucha armada, tanto en acciones guerrilleras como terroristas. Su posición no será mero resultado de una actitud más firme o menos dispuesta a transigir. Ellos saben cuántas barbaridades han cometido contra sus conciudadanos, fueran estos kurdos, árabe suníes, árabe chiíes, turkomanos o cristianos. Comprenden que en un régimen democrático su margen de maniobra será muy reducido y que sus víctimas pasarán a ocupar las máximas responsabilidades. Temen las represalias y comprenden que nunca más volverán a gozar de los privilegios que hasta la fecha han tenido. Un Estado federal con un Gobierno democrático es un proyecto de convivencia que rechazan de plano y que harán todo lo posible por evitar. Ya no podrán volver atrás, restablecer la dictadura de Sadam, pero creen que está en su mano, con la colaboración de los islamistas radicales, desestabilizar el proceso, condenar a Irak a un largo período de sufrimiento para, al final, restablecer un régimen autoritario suní.
 
En los ámbitos chiíes y kurdo, la captura de Sadam está siendo recibida con alegría y esperanza. Con él entre rejas, a la espera de un juicio, la reconstrucción resulta más creíble. Son conscientes de que tienen en sus manos la oportunidad de establecer un estado de derecho, de dejar atrás para siempre la experiencia de horror que todos ellos han padecido. Los problemas son muchos, pero la sociedad iraquí está en condiciones de hacerles frente y establecer la primera democracia árabe.
 
La imagen de Estados Unidos en el mundo también se verá afectada. En Europa crece el número de los que rechazan el ejercicio de hegemonía norteamericano, en especial cuando va unido al uso de la fuerza. Por el contrario, en el mundo árabe es la disposición estadounidense a defender sus ideales, incluso haciendo la guerra, y la capacidad de sus fuerzas armadas en el campo de batalla, lo que genera respeto y admiración. Sin embargo, su sensibilidad ante la pérdida de vidas humanas y su incapacidad para encontrar al mulá Omar, a Osama bin Laden y, hasta ahora, a Sadam Husein son causa de desprecio. La progresiva eficacia en el combate contra los baasistas y la captura de Sadam harán mucho más creíble la política norteamericana.