Un Brasil floreciente con asignaturas pendientes

por Sarah White, 21 de diciembre de 2009

 

1. Brasil: crisis y recuperación
 
A pesar de una historia económica de mucha incertidumbre. Brasil ha logrado un milagro de estabilidad, hasta el punto de que ahora es un líder de su región, con una de las economías más pujantes y más fuertes de América del Sur. En términos globales, Brasil tiene la novena economía más grande del mundo, con un mercado industrial inmenso, que todavía está aumentado. Respecto a su región, Brasil está por delante de todo Iberoamérica y otros muchos países en vías de desarrollo del mundo.
 
Antes y después de la independencia de los portugueses en 1822, su economía era dominada por ciclos consecutivos de exportaciones, entre las que destacan la de madera, la de caña de azúcar, la de goma, y la de café. La dependencia de estas exportaciones ha marcado históricamente la economía, haciendo difícil un crecimiento sostenido basado en la diversificación. Después de la II Guerra Mundial se impulsó la industrialización del país, mientras se llevaba a cabo la substitución de las importaciones. El proceso fue facilitado por la amplitud de su mercado domestico. Años de expansión económica rápida y de diversificación crearon el llamado "Milagro de Brasil". Desde 1968 hasta 1974 el aumento medio fue de un 10 por ciento cada año. Las exportaciones se cuadruplicaron y los productos manufacturados diversificaron las exportaciones del país.
 
La década de 1980 fue una década perdida en Brasil -como en todo Iberoamérica- con hiperinflación, aumento de deuda, y decrecimiento de la producción industrial. La crisis duró hasta la administración del Presidente Fernando Enrique Cardoso, que entre los años 1995 y 2002 impulsó profundas reformas para liberalizar, privatizar y abrir la economía. Durante los primeros años de la administración de Cardoso, Brasil experimentó cierto crecimiento económico y una inflación más baja. Pero en los años 1998-99 le alcanzó la crisis económica de Asia y Rusia. Cardoso tuvo que devaluar la moneda de Brasil, y el real perdió el 25 por ciento de su valor del dólar, aumentando la deuda del país. Puso, eso sí, las bases de la economía moderna.
 
Actualmente, después de muchos años de tasas de inflación y deudas nacionales, hay cierta estabilidad, hasta el punto de que Brasil es el país más productivo del hemisferio sur. La primera razón del éxito brasileño está en la apuesta pasada por las instituciones democráticas y el libre mercado. En la época democrática brasileña, la industria moderna y el comercio han prosperado mucho. Las industrias más fuertes son la automovilística, la del acero, la petroquímica, fabricación de ordenadores, y aviones. Por otro lado, en los últimos años Brasil ha experimentado un fuerte crecimiento en las exportaciones. Las más importantes son la soja, la caña de azúcar, y el mineral ferroso: destacan las que tiene por destino a China. Brasil tiene un PIB de 1.010 ? billones. El PIB en 2006 fue 713.4 billones de euros. El 40% del proviene de la industria, mientras el 10% de la industria agrícola, y el 40% de las exportaciones.
 
Otra razón importante del desarrollo de Brasil es su apuesta por la participación en los asuntos internacionales. En 1991, Brasil ayudó la formación de MERCOSUR y también es el copresidente del ALCA, para eliminar las barreras del comercio y de la inversión en América. Además, en ALCA juega un papel importante, equilibrando un posible excesivo peso de los Estados Unidos. Brasil participó además en la formación del G-20, y fue el primer anfitrión del Foro Social del mundo. Además, sigue siendo defensor la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para incluir los países que están en vías de desarrollo. Esta apuesta por participar en los asuntos internacionales, y por el fortalecimiento de las relaciones internacionales ha hecho que el país se abra al mundo, tanto económica como socialmente.
 
2. Problemas para la economía brasileña
 
Pero también hay problemas. Es verdad que Brasil se ha desarrollado mucho, hay problemas que lastran su desarrollo. Hay aspectos, en el comercio y la industria, que deben mejorar, pero lo que es muy importante para Brasil -como para otros países en vías de desarrollo-, es reducir el alto nivel de las desigualdades y la pobreza.
 
En Brasil, la economía moderna ha florecido con desigualdades: hay pobreza, crimen y violencia. Brasil es uno de los países con la desigualdad de ingresos más grandes del mundo. En Brasil las personas más ricas, el 10 % de la población, ganan 50% de los ingresos del país; mientras las personas más pobres, menos del 10%, ganan menos de 1% del ingreso nacional. Además, no hay acceso equitativo de los servicios sociales como la asistencia social y los activos. La propiedad de la tierra es el ejemplo de esta falta de accesos; en este aspecto la situación en Brasil es de las peores del mundo. Según las Naciones Unidas, el coeficiente del Gini de Brasil sobre la concentración de tierra, es 0.85, uno de los más desiguales del mundo.
 
Los asuntos más cruciales que Brasil deberá mejorar para paliar estas desigualdades son la pobreza, la salud, la educación, la seguridad alimentaría, los derechos humanos y el gobierno. La urbanización en Brasil ejerce mucha presión en los servicios e infraestructura de las ciudades. Entre el 20 a 30% de la población de las ciudades más grandes -Rio de Janeiro y Sao Paulo- viven en favelas. Este porcentaje representa más de 2 millones de personas. Como es conocido, las favelas están sumergidas en el crimen y la violencia, violencia causada principalmente por la venta de drogas y las bandas de narcotraficantes. Desafortunadamente, la actuación de la policía en estos barrios es muy discutible y a causa de estos hechos, Brasil tiene uno de los niveles de violencia tan altas del mundo, teniendo en cuenta que no es un país luchando una guerra. La esperanza de vida en estos barrios es solamente de 40 años.
 
Por otro lado, es verdad que los problemas sociales disminuyen poco a poco. En los seis años pasados, 20 millones de brasileños han abandonado la pobreza, y 11 millones de se han beneficiado del programa del presidente Lula. Pero, especialmente en un periodo de crisis económica mundial, es muy importante que Brasil mantenga el bienestar alcanzado y no regrese al pasado. Los problemas sociales de Brasil son demasiado importantes aún, lo que hace al país más vulnerable cara a un período de crisis económica. Si el gobierno no consigue protegerlos o mejorarlos, necesitará poner más atención -y dinero- en las instituciones sociales y menos en las industrias del país, bajando en productividad. Brasil necesita que tener una sociedad saludable si quiere una economía fuerte; si solamente tiene una industria buena y la riqueza no se extiende de manera más o menos justa entre toda la sociedad, el crecimiento tendrá los pies de barro.
 
Las desigualdades en Brasil afectan además  según razas y sexo. Es cierto, que hay desigualdades en todos los países del mundo, pero si Brasil quiere ser un país influyente en la región, necesita tener no solamente un economía fuerte y moderna, sino una sociedad más dinámica. De los 35 millones de personas que en Brasil están viviendo en la pobreza, la mayoría son negros, mestizos o indígenas. Además, las mujeres, que son el 45% de los trabajadores, solo ganan el 72% de lo que los hombres, que dominan los cargos más importantes. Lo cual nos lleva a otro problema: la situación social en Brasil afecta el éxito económico del país en aspectos sencillos, como la desigualdad de salarios. Hay una gran población de personas que no gana mucho, no trabaja o vive en la pobreza; no pueden comprar mucho y no pueden ayudar a mejorar la economía.
 
Por otro lado, lo que lastra su economía es que a una población enorme le falta una educación suficiente. A causa de la falta de personas educadas, hay una falta de trabajadores cualificados. En muchas industrias, los empresarios no pueden cubrir sus necesidades. Con una carencia de trabajadores cualificados, Brasil difícilmente puede acceder a un desarrollo y a una economía plenamente moderna. Sin trabajadores cualificados, la producción llega a ser ineficiente y lenta; la producción de tecnologías nuevas llegan a ser más difícil, con la importancia que éstas tienen en la industria y las exportaciones.  
 
En definitiva, el progreso económico de Brasil está limitado por un asunto fundamental; la desigualdad. Brasil no es un país pobre, pero es un país con muchas personas pobres con falta de oportunidades. La economía del país no puede mejorar si una porción enorme de la población esta viviendo en la pobreza y si una porción enorme de la población falta el acceso de servicios básicos. Brasil tiene mucho más éxito que muchos países de su región y de otras partes del mundo, con la economía del país creciendo con una velocidad rápida. Pero, si quiere mantener cierta prosperidad económica necesita una sociedad estable, con unas instituciones fiables que fomenten la libertad y la seguridad de los ciudadanos. Ese es su reto.