Terminator vs. King Kong

por Rafael L. Bardají, 14 de diciembre de 2005

(Publicado en Expansión, 14 de diciembre de 2005)

Hasta ahora Cameron era un  nombre asociado a un  particularmente bien dotado director de Hollywood, cuyas obras iban desde la saga de Terminador a la tragedia del Titanic, entre otras. A partir de la semana pasada el nombre de Cameron se va a asociar al nuevo líder del partido conservador británico. Primero, por su juventud y jovialidad, un estilo novedoso que augura cambios y un situarse con los tiempos que corren para un partido que para muchos británicos les suena a rancio y a personajes estirados; en segundo lugar, porque David Cameron le pone las cosas difíciles al eterno sucesor de Blair, el ministro de economía Gordon Brown. De hecho, su elección ha catapultado a los conservadores en las encuestas y aunque todavía falta mucho para las siguientes elecciones generales, su figura presagia un cambio histórico inapelable. La ventaja de Cameron no reside en ser simpático y natural, sino en no tener que oponerse a Tony Blair. De hecho, no quiere jugar a ser el anti-Blair de la política británica. No lo necesita. Sólo se espera de él que lamine a Brown, un ministro con una política de más impuestos, más gasto y más empleo público. Alguien del pasado con recetas del pasado. Cameron debe subrayar el lado oscuro, estatista, intervencionista y de izquierda tradicional de Brown a la vez que alabar el gusto por el cambio y la innovación de Blair, bueno al comienzo de su carrera pero ya venido a menos, si no agotado. David Cameron necesita ser más Blair, no su opuesto. Y así ha comenzado su carrera como líder, tendiéndole al actual primer ministro su mano para poder llevar adelante las reformas educativas que el país necesita y cuyos mayores detractores se sientan en las filas del laborismo. Gordon Brown se ha puesto ya nervioso y ha comenzado a sembrar de descalificaciones absurdas a su oponente, queriendo hacer ver que es más de lo mismo. Pero Cameron no lo es y el electorado lo sabe y el que todavía no se ha dado cuenta podrá percibirlo con claridad en los próximos meses. Eso si, su credibilidad tendrá que medirse con su capacidad para cambiar por    dentro al partido conservador para hacer de verdad que “ame a la Inglaterra que existe hoy, no a la que existió ayer”, según sus propias palabras. A Gordon Brown le llaman sus próximos el King Kong del laborismo. A Cameron sus allegados el Terminator, no sólo por su coincidencia de apellido con el afamado director de cine, sino porque puede poner término a muchos años de laborismo en el poder. Tenemos cuatro años por delante para ver cómo se desenvuelve este duelo de titanes. Aunque King Kong la película es una antigualla histórica comparada con Terminador, no deja de ser un clásico que constantemente es revisitado. Es más David Cameron no debe olvidar que James Cameron rodó la historia del ciberrobot imbatible, sino también el Titanic, un flamante barco que se fue a pique en su primera travesía.