Solbes, atrapado en la despensa

por José María Rotellar, 8 de noviembre de 2007

(Publicado en ABC, 4 de noviembre de 2007)

El ministro Solbes se encuentra atrapado en su despensa, al estarlo también en la falsedad de las manifestaciones que hizo a finales de septiembre. Al ministro no se le ocurrió otra cosa que, tras presentar su proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2008, hacer un juego de palabras y símiles para describir la situación económica de 2004 y la actual. Concretamente dijo: “en 2004, la despensa no sólo estaba vacía, sino que además no se había pagado la última compra”.
 
Bien, hablemos de despensas. Porque, aunque el propio Solbes quiera borrarlo de la historia, él fue el ministro de Economía que dejó una herencia envenenada en materia económica, laboral y social. Como los números son concluyentes, no tenemos más que observar el siguiente cuadro y sacar conclusiones.


 
Fuente: Papeles FAES 55 (www.fundacionfaes.org)
 
A la luz de estos datos, y tras semejantes declaraciones, el estupor es inevitable. Solbes dejó como herencia, en 1996, una “despensa” no sólo vacía, sino sin estanterías donde depositar los víveres.
 
Solbes, que debe creer que los españoles son desmemoriados o poco inteligentes, pretende hacer olvidar su pasado. Él dejó una tasa de paro del 23%, tipos de interés del 15%, un déficit público del 6,6% del PIB, una Deuda pública del 64% del PIB y dos devaluaciones de la moneda nacional. También es el responsable de que padeciésemos la única recesión de los últimos 50 años (caída del PIB real del 1%), así como de situar la tasa de paro femenina en el 35% o la de los jóvenes en el 50%.
 
Nos acordamos perfectamente de cómo no cumplíamos ninguno de los cinco requisitos para entrar a formar parte del euro, y de cómo él y su jefe, Felipe González, mantenían que debía haber una Europa de dos velocidades, para afirmar a continuación que España se acomodaría en la segunda división.
 
Recordamos que dejó la Seguridad Social quebrada (agujero oculto de 600.000 millones de pesetas) y cómo el Gobierno de José María Aznar tuvo que solicitar préstamos a la banca para poder pagar la paga extra de diciembre a los pensionistas. Es lamentable ver que quienes dijeron que Aznar iba a recortar 8.000 pesetas a cada pensionista, habían llevado a España a semejante situación insostenible. No sólo Aznar no quitó ni un duro a los pensionistas, sino que garantizó por ley la revalorización de las mismas y creó el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, al que dejó con una hucha de más de 15.000 millones de euros, gracias al superávit conseguido en la Seguridad Social.
 
Solbes dejó la calificación crediticia de España en segunda división (AA) y los impuestos con un tipo marginal del IRPF del  56%.
 
Los españoles se acuerdan de que no podían adquirir una vivienda, ya que el empleo era poco e inestable y los tipos de interés de hipotecas superaban el 11%.
 
Nos acordamos perfectamente del desastre económico, laboral y social -además del político en general- que dejaron Solbes y González -este último ahora reconoce, implícitamente, que fue un pésimo gobernante (El País, 27/09/2007) cuando afirma que dejar una economía con déficit es gobernar mal.
 
Y nos acordamos de la gestión económica de Aznar y del PP y, por tanto, de la herencia que recibió Solbes. A diferencia del desastre que él legó, el PP le entregó una economía fuerte y dinámica, situada entre las ocho potencias económicas del mundo. Recibió más de cinco millones de puestos de trabajo creados, un PIB per cápita once puntos más cerca de la UE-15, un superávit presupuestario -el primero de la etapa democrática-, una calificación de la deuda excelente (AAA) y unos tipos hipotecarios del 3,3%.
 
Se encontró una Seguridad Social saneada y con superávit, y el ya mencionado Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que ahora él no aclara bien con qué criterios y controles quiere gestionarlo.
 
En definitiva, se encontró un país económicamente fuerte y con un elevado nivel de bienestar de sus ciudadanos, frente al país desanimado y en recesión, con paro galopante, que él entregó. ¡Y se atreve a hablar de despensas!
 
Además, saca ahora pecho en economía. Presume de los datos actuales, cuya supuesta excelencia se atribuye,  pero, ¿de qué presume Solbes? ¿De haber sido partícipe -por acción u omisión- de la desvertebración e insolidaridad interterritorial que supone el estatuto catalán, eso que él define como “sudoku”? ¿Del lamentable intervencionismo económico que se sufre en España desde su vuelta a la cartera de economía? ¿Del descrédito institucional para España en el desarrollo de la OPA de Endesa? ¿De haber incrementado la presión fiscal en 2 puntos del PIB? ¿De llevar a España a un déficit exterior que supone el 10% del PIB? ¿O de haber recortado la libertad de comercio y el poder adquisitivo de los trabajadores? Bonitos elementos de los que presumir.
 
Desde luego, Solbes sí es coherente. Una vez más, cuando deje el Gobierno, volverá a entregar una herencia pésima a su sucesor.