Seis días para recordar con detalle

por Jeff Jacoby, 29 de junio de 2007

(Publicado en The Boston Globe, 10 de junio de 2007)

Es un hecho que si Israel hubiera perdido la Guerra de los Seis Días, no habría habido ocupación estos últimos 40 años. Es un hecho también que tampoco habría habido Israel.
 
Con el 40 aniversario de la sorprendente victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días ha llegado una avalancha de historia revisionista, imbuida la mayor parte de ella de simpatía hacia los palestinos, desaprobación a Israel, e indignación por la presente 'ocupación' que se dice se encuentra en el corazón de la vorágine de Oriente Medio.
 
En la página web de la BBC, por ejemplo, la retrospectiva del editor de Oriente Medio, Jeremy Bowen, sobre la guerra -- 'Cómo definió Oriente Medio 1967' -- comienza observando que 'solamente llevó seis días que Israel aplastase a las fuerzas armadas de Egipto, Jordania y Siria'. Continúa para enfatizar que 'las fuerzas aéreas israelíes destruyeron la fuerza aérea egipcia sobre el terreno la mañana del 5 de junio de 1967 en un ataque sorpresa'.
 
Pero la BBC no hace intencionadamente ninguna alusión a lo que habrían hecho los árabes para provocar el ataque de Israel, aparte de difundir 'amenazas que hielan la sangre' por la radio. El enorme amasijo de ejércitos árabes a lo largo de la frontera de Israel, la expulsión de las tropas pacificadoras de la ONU de la Península del Sinaí por parte del dictador egipcio Gamal Abdel Nasser, el cierre ilegal del Estrecho de Tirán, el cual privó a Israel de su principal suministro de petróleo -- la BBC no menciona nada de ello.
 
En su lugar, Bowen afirma que los generales 'altamente auto-confiados de Israel' estaban impacientes por ir a la guerra porque sabían que no podían perder. (En la realidad, los líderes políticos y militares de Israel estaban profundamente inquietos; tan importante era el stress que Yitzhak Rabin, el jefe del mando, sufrió una crisis nerviosa). 'El mito de la guerra de Oriente Medio de 1967', afirma Bowen dando un vuelco a la historia, 'fue que el David israelí derrotó por puntos al Goliath árabe'.
 
El relato de la BBC, desafortunadamente, no es único. En la narrativa revisionista, lo más importante de 1967 no es que Israel sobreviviera a lo que sus enemigos habían concebido como una guerra de aniquilación, sino que en el curso de hacerlo, ocupó territorio árabe, parte del cual aún conserva. 'Terminar la ocupación' es el tema de incontables concentraciones anti-Israel en todo el mundo en este fin de semana. El Secretario General de la ONU difundió una declaración recordando a las víctimas del conflicto de Oriente Medio, 'particularmente a los palestinos que siguen viviendo bajo la ocupación se ha durado 40 años'. Un 'mensaje' de dos páginas de las Iglesias Reunidas de Cristo condena repetidamente la ocupación de Israel: utiliza alguna forma de la palabra 'ocupar' en 15 ocasiones, pero no menciona ni una vez las décadas de terrorismo árabe que han enviado a tantos israelíes a la tumba con anticipación.
 
Considerando la frecuencia con que 'la ocupación' se identifica como el principal impedimento a la paz árabe israelí, habría esperado que las discusiones del 40 aniversario de la guerra desgranasen el hecho de que en 1967 no había ocupación, cuando los árabes se agolpaban en las fronteras de Israel para la guerra. Pero eso habría significado reconocer que el odio y la violencia árabes provocan la ocupación -- no al revés, como dice la presente corriente.
 
Y así el artículo de aniversario de la revista Time sobre la Guerra de los Seis Días depende por completo de la perspectiva de un palestino que ha vivido toda su vida bajo la acción del West Bank. En ninguna parte el artículo de 2500 palabras se detiene para observar que nunca habría habido ocupación del West Bank si el rey Hussein de Jordania hubiera accedido a las peticiones públicas y privadas de Israel de mantenerse al margen de la lucha. En su lugar, Hussein bombardeó Tel Aviv y Jerusalén y envió aviones de guerra a bombardear Netanya. Radio Amman anunciaba en nombre del rey que todos los israelíes debían ser 'hechos pedazos'. Solamente entonces Israel, luchando en autodefensa, entró en el West Bank.
 
Hace 40 años Time no se confundió acerca de dónde deberían estar las simpatías de la gente civilizada. Informando sobre la guerra en su número del 16 de junio de 1967, Time destacaba las belicosas amenazas de Nasser y observaba 'las fuerzas árabes que se reúnen ostentosamente alrededor de la patria judía'. Explicaba a sus lectores en lenguaje claro que 'desde que Israel fuera creado hace 19 años, los árabes se han estado preparando para el día en el que pudieran destruirlo'. (Una semana más tarde, la portada de Time había sido ilustrada: 'Israel: la lucha por sobrevivir'). Ponía la alarma de Israel en el contexto de 'una población árabe hostil de 110 millones de amenaza a sus 2,7 millones propios'.
 
Y citaba a los árabes textualmente: ''Nuestro pueblo lleva esperando 20 años esta batalla', ruge El Cairo. 'Ahora enseñarán a Israel la lección de la muerte'... '¡Matar a los judíos!' grita Radio Bagdad. Un mando sirio ofrecía el pronóstico precipitado a la audiencia radiofónica de que destruiría Israel en cuatro días''. Los israelíes de 1967 no dudaron de que El Cairo, Bagdad y Damasco pretendían hacer exactamente lo que decían. Tampoco Time. Cuatro décadas más tarde la narrativa ha cambiado, pero los hechos, tercamente, son los que son.
 
Es un hecho que si Israel hubiera perdido la Guerra de los Seis Días, no habría habido ocupación estos últimos 40 años. Es un hecho también que tampoco habría habido Israel.