Respuesta islamista

por Manuel Coma, 5 de abril de 2011

 

(Publicado en La Razón, 4 de abril de 2011)
 
Un chiflado quema un Corán el 20 de marzo en Florida y el 1 de abril otros chiflados asaltan la sede de Naciones Unidas en el norte de Afganistán, matando al menos a 12 personas, siete funcionarios internacionales de la organización y cinco empleados locales, decapitando a dos de las víctimas, en un asalto a un recinto de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán. Cómo no, a la salida de la oración del viernes. Puestos a confundir, quizás no distinguían entre Naciones Unidas y Estados Unidos o sabían mejor que nadie que son la misma cosa.
 
Como el ejemplo cunde, otros en el país se suman a la procesión y en el sur, en Kandahar, segunda ciudad del país y bastión de los talibán, ya iban ayer sábado por nueve muertos y 81 heridos como consecuencia de los disturbios, que las 72 huríes hay que trabajárselas, aunque a este ritmo no van a llegar para todos. Los manifestantes asaltaron una escuela para niñas promovida por Naciones Unidas. Las huríes no necesitan saber leer y escribir, lo que atentaría contra la inferioridad de la mujer. Ahora esperamos ver a todas las mezquitas y organizaciones islámicas españolas o en España diciendo «no es eso, no es eso, ese no es el verdadero islam», lo cual puede muy bien ser cierto. Contamos también con que nuestro Gobierno los anime públicamente a que truene el clamor de su rechazo a esa blasfema interpretación del libro sagrado.
 
No es para asombrarse. Los hechos no revelan nada que no supiéramos. Ha sucedido antes y sucederá después. A bote pronto es como para tirar la toalla y dejarlos que se cuezan en su propia salsa, pero bien sabemos por Irán que esa salsa puede llevar peligrosos elementos nucleares y que uno de sus componentes es el restablecimiento del Califato, el estado unitario de todos los musulmanes cuya misión sería conquistar el resto del mundo.
 
Absolutamente utópico, pero no más que los sueños mundiales de Lenin o Hitler, que dieron bastante que hacer. Estamos allí precisamente para contener esa barbarie, dando una oportunidad a ese inaudible islam moderado que no se atreve a abrir la boca.
 
Mientras tanto, ¡ojo con lo que pasa en el mundo árabe, que no es democracia todo lo que protesta!