Rajoy y Pizarro. Un gran tándem económico

por José María Rotellar, 17 de enero de 2008

Saltaba la noticia en la noche del lunes 14 de enero. Primero, el rumor; luego, la confirmación por parte del propio interesado; por último, la ratificación del oferente el 15 por la mañana: Manuel Pizarro será el número 2 por Madrid del Partido Popular.
 
Manuel Pizarro, ese turolense valiente, ese español honrado que, Constitución en mano, salió a defender a los accionistas de Endesa cuando el Gobierno realizaba enjuagues para regalársela a sus amigos. ¿Recuerdan aquello de “la OPA es medio estatuto”?
 
Manuel Pizarro, el hombre que, Constitución en mano, sin otros resortes que los legales, incrementó el valor de la acción de la compañía un 100% y cerró una gestión brillante en el puente de mando de la mayor eléctrica española.
 
Manuel Pizarro, el hombre que, Constitución en mano, antepuso los intereses de la compañía y de sus accionistas a las dádivas que le pudieron llegar a ofrecer para rendir la plaza y entregarla a los amigos del Gobierno.
 
Manuel Pizarro, el hombre que, Constitución en mano, salió a dar la batalla por todo lo anterior contra el intervencionismo de Zapatero y le venció. Ahí está el motivo de las duras e irracionales reacciones de los socialistas por la designación del turolense como número 2 de Rajoy. Le temen. Saben que él conoce muy bien lo verídico de aquella máxima: “el que resiste, gana”. Saben que los electores ven en él a un sólido gestor, a un firme ejecutivo y a un honrado español.
 
Y saben que espoleará fuertemente el caballo que conducirá a Mariano Rajoy a La Moncloa. En Ferraz, con la designación de Pizarro, han empezado a interiorizar la derrota como alta posibilidad. Hasta ahora veían ese peligro, pero confiaban en que el cóctel de insidias que les dio la victoria el 14-M-2004 volviese a servirles. Ahora, el sudor frío que le ha debido entrar a Pepiño, debe de ser intenso muy intenso a tenor de sus exabruptos.
 
Número 2 por Madrid y posible vicepresidente económico si Rajoy gobierna. Eso descompone a los socialistas. El tándem de éxito Aznar-Rato reaparece, cobra forma de nuevo con el nombre Rajoy-Pizarro. Los socialistas saben que no pueden borrar de los ciudadanos la imagen de seriedad y buena gestión de los populares, pero pretendían tapar esto con sus cortinas de humo típicas: guerra, memoria histórica y otras falacias y despropósitos.
 
Con Pizarro en el equipo popular eso lo tienen complicado. Le hostigaron tanto, le sometieron a tantas y tantas pruebas, que la notoriedad extra que le concedieron al ya de por sí brillante ejecutivo, no pueden ocultarla ahora. La popularidad de Pizarro es elevadísima. Prácticamente no hay español que no conozca la historia de la OPA de Endesa ni la defensa que hizo de la compañía su presidente. Indirectamente, los socialistas han contribuido a engrandecer la figura de Pizarro, y como éste se ha incorporado al equipo popular, también la de Rajoy.
 
Vuelve un tándem económico para bregar en los momentos difíciles. Con una tasa de paro ascendente, un volumen de inmigrantes desempleados ya preocupante, unas familias altamente endeudadas, una presión fiscal asfixiante, un déficit exterior galopante y una inflación que empobrece a las familias españolas, cuya cuota hipotecaria sube, además, de forma incesante, Solbes no es suficiente. Su parálisis, su conformismo, su complicidad en los grandes despropósitos -económicos y no económicos- de Zapatero, le hacen aparecer como un muñequito de trapo frente a la confianza y vigor que desprenden Rajoy y Pizarro.
 
Rajoy confirmó la incorporación de Pizarro en el desayuno organizado por el Foro Nueva Economía, del que fue protagonista.
 
En su conferencia, Rajoy habló de todo, aunque puso su foco en la economía. Criticó la pérdida de tiempo de esta legislatura en la “memoria histórica”, la negociación con ETA y el intento de aislamiento del principal partido de la oposición.
 
Dijo que ha sido una legislatura perdida para la economía, para haber aplicado las políticas reformistas que nos permitiesen estar mejor preparados para superar la crisis, tal y como Aznar y Rato lograron en 2000-2002.
 
Habló de economía. Remarcó que es necesario centrarse en la formación y mejorar la productividad. Dijo que es fundamental liberalizar sectores y crecer en competitividad. Afirmó que es imprescindible dotar de auténtica independencia a los organismos reguladores, para generar confianza en las reglas del mercado y atraer inversiones.
Y habló de bajar impuestos a los ciudadanos para darles mayor libertad de decisión. Confirmó que rebajará el impuesto de sociedades para fomentar la implantación de empresas extranjeras en España e incentivar que se queden las que ya están presentes.
 
Habló de economía. Habló de cómo facilitar la vida de las personas. De cómo gobernar para las personas y no para los territorios, también en economía, principalmente en economía.
 
Habló de economía Rajoy. Confirmó a Pizarro como su número 2. Y en el Ritz de Madrid, una hermosa melodía, que inspira confianza, que ya se escuchó en 1996, volvió a percibirse. Rajoy-Pizarro. Aznar-Rato. Dos equipos económicos para dos gobiernos. Los mismos mimbres. El mismo empeño. La misma determinación. Tendrán igual exitosa gestión.
 
Rajoy-Pizarro. La eficiencia en equipo, la solución a los problemas económicos. Los españoles ya lo saben, y lo ratificarán el 9 de marzo.

 
 
José María Rotellar es Profesor de Teoría Económica de la Universidad Autónoma de Madrid.