Quiénes están negociando hoy con Irán
por Danielle Pletka, 6 de junio de 2007
(Publicado en American Enterprise Institute, 24 de mayo de 2007)
12 países han utilizado agencias de crédito a la exportación pública - financiadas por el contribuyente - para suscribir negocios con Irán por valor de al menos 6.480 millones de dólares.
Al revelarse las violaciones por parte de Irán de sus obligaciones del tratado de no proliferación nuclear, se han impuesto sanciones de la ONU y las presiones económicas se han multilateralizado. Puesto que nada de esto ha detenido el aparentemente inexorable progreso de Irán hacia el armamento nuclear, muchos han concluido que solamente existen dos opciones realistas: la guerra o el acuerdo.
En la práctica es demasiado pronto para abandonar la presión económica multilateral. Hay un potencial significativo de presión económica, pero Irán se ha fijado firmemente al mundo en una enorme red de relaciones financieras y comerciales. Las sanciones limitadas de la ONU tienen aún que obligar al resto del mundo a ejercer esta presión, y hasta los aliados más próximos de América han evitado hasta la fecha poner en peligro lucrativas relaciones comerciales e inversionistas con Irán. De modo que antes de que abandonemos toda esperanza con las sanciones, deberíamos redoblar nuestros esfuerzos por persuadir a otros países de que se nos unan al aplicar presiones económicas significativas.
Docenas de naciones ingresan apoyo financiero por valor de miles de millones en Irán. En todo el mundo, desde el 2000, pudimos documentar información relativa a contratos o acuerdos importantes por valor de más de 152 mil millones de dólares, y líneas de crédito tanto privadas como gubernamentales - junto con 328 transacciones separadas - con entidades iraníes públicas y privadas. Los detalles recogidos en nuestra base de datos (www.aei.org/IranInteractive) no se van a encontrar en ninguna parte, incluyendo el Departamento de Hacienda de los Estados Unidos.
Los contratos de varios años y la cooperación a largo plazo con los socios extranjeros de Irán pueden mitigar los efectos negativos que el declive total de la inversión extranjera tiene sobre su economía.
En un estudio abierto desde el 2000, encontramos indicaciones de que 12 países han utilizado agencias de crédito a la exportación pública - financiadas por el contribuyente - para suscribir negocios con Irán por valor de al menos 6.480 millones de dólares. Además, la banca privada posee individualmente o a través de consorcios financiados al menos 20.000 millones de dólares en inversión directa extranjera a varios años. Y mientras que el sector petrolero es claramente un imán para inversores encandilados por las inmensas reservas de petróleo y gas de Irán, los sectores de transporte, construcción, energía y telecomunicaciones también resultaron atractivos para los extranjeros.
Desde el 2000, las compañías francesas y las instituciones financieras, trabajando individualmente o a través de consorcios internacionales, han dejado constancia de su intención de contraer acuerdos por valor de más de 30 mil millones de dólares con Irán. China, Alemania e Italia siguen de cerca. Estas cifras representan solamente los informes difundidos.
La mayor parte de las naciones han impuesto pocas restricciones al comercio o la inversión en Irán. Las sanciones comerciales bilaterales draconianas de Washington (con salvedades solamente para comida y medicinas) son la excepción. Ni siquiera las sanciones norteamericanas son impermeables, permitiendo a firmas americanas tales como Coca Cola, Pepsi o Halliburton comerciar legalmente. (Halliburton ha anunciado que lo suspenderá). Como resultado, y a pesar del descubrimiento del no cumplimiento con sus obligaciones de salvaguarda bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear en el 2004 y posteriores condenas de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Irán siguió atrayendo a inversores ansiosos y, lo que es más importante, la generosa financiación.
En el 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU, frustrado con la intransigencia iraní con su programa nuclear, adoptaba la UNSCR 1737, prohibiendo el abastecimiento de tecnología y materiales relativos a lo nuclear a Teherán y congelando los activos de particulares y compañías clave relacionadas con el programa de enriquecimiento. La UNSCR 1747, aprobada en marzo de 2007, expandía la congelación económica, imponía un embargo a las exportaciones armamentísticas iraníes, e imponía restricciones adicionales a la extensión de visados. No llega a ser una prohibición a la financiación, instando simplemente 'a los estados y las instituciones financieras internacionales a no entrar en nuevos compromisos de dotaciones económicas, asistencia financiera o concesión de préstamos, al gobierno de la República Islámica de Irán, excepto para fines humanitarios y de desarrollo'.
Al margen de las condenas de la IAEA y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, entre el 2003 y el 2005 Irán se granjeó más de mil millones de dólares en financiación del Banco Mundial para labores de proyecto público. Un abanico de agencias de crédito nacionales a la exportación fue igual de generoso. En el 2003, la Sace (el banco de crédito a la exportación financiado por el contribuyente de Italia) suscribía presuntamente un préstamo de 1.230 millones de dólares para plantas de conversión energética por todo Irán. El año siguiente trajo 204 millones de dólares más en financiación a la construcción de carreteras.
Entre el 2002 y el 2004, el banco de crédito a la exportación de Alemania Hermes suscribía 9 proyectos con Irán (4 en el 2003 y 2004, después de revelarse el programa nuclear ilegal de Irán) cubriendo todo, desde un préstamo de mil millones de dólares de French Credit Agricole hasta una planta de 1000 MW en Tarehsar. Coface, de Francia, fue igualmente activa, con cinco préstamos entre el 2000 y ahora por valor de casi 2 mil millones de dólares. Otras agencias de crédito a la exportación, en particular el Banco de Japón para la Cooperación Internacional, también fueron activas canalizando financiación del contribuyente a diversos proyectos, con frecuencia a empresas propiedad del estado iraní.
El valor de este crédito es difícil de computar, dado que la mayor parte de tales bancos no hacen públicos sus registros. Sin embargo, la información proporcionada a la [aseguradora] Berne Union, International Union of Credit and Investment Insurers, del período hasta el 2005, sitúa a Italia en 6.200.000.000 de dólares en compromisos totales con empresas orientadas por Irán, Alemania en 5.400.000.000, Corea en 1.700.000.000, Francia en 1.400.000.000 y España y Austria de cerca por detrás. Los expertos sostienen que estas cifras representan significativamente a la baja los créditos de Japón a la exportación.
Últimamente, en respuesta a la presión norteamericana, los gobiernos europeos y asiáticos han comenzado a recortar discretamente los créditos a negocios en Irán. Funcionarios del Departamento de Hacienda de los Estados Unidos informan de que dos bancos suizos, el UBS y Credit Suisse, y el holandés ABN Amro, se han retractado, al igual que el HSBC, radicado en el Reino Unido. Compañías energéticas tales como Baker Hughes, ConocoPhillips o BP PLC han enfriado sus relaciones con Teherán. Al otro extremo, menos inversores se están adentrando en aguas iraníes.
Pero el negocio total sigue siendo enérgico y el valor de las transacciones nuevas se ha disparado. En el 2006, el valor de la inversión extranjera difundida públicamente en Irán, incluyendo inversiones a varios años, rozó los 5 mil millones de dólares. Para el 2007, es de 45 mil millones de dólares, a causa de varios proyectos de valor elevado. Desde el punto de vista de Teherán, ofrecer contratos a varios años y garantizar la cooperación a largo plazo con sus socios extranjeros puede mitigar los efectos negativos que el declive total en la inversión extranjera tiene sobre su economía.
Desde enero de 2007, la holandesa Shell, la española Repsol, el austriaco OMV, la Sinopec china y la SKS malaya han suscrito por separado acuerdos tentativos para desarrollar la infraestructura gasista de Irán y la capacidad de exportación. El más pequeño de estos contratos se estima en 10 mil millones de dólares - y Teherán se ha blindado un compromiso a largo plazo con compañías asiáticas y europeas para explorar, extraer y explotar sus recursos energéticos. Adicionalmente, los socios extranjeros de Irán ayudan a garantizar que Irán acceda por otros caminos a los mercados europeos y asiáticos establecidos. Por ejemplo, el mes pasado, el gigante energético controlado por el estado, OMV AG, firmaba un contrato energético de 18 mil millones de dólares con Irán. A cambio, el gobierno austriaco ha acordado la importación de 2 mil millones de toneladas de gas procedentes de Irán a lo largo de los próximos 25 años.
Para Irán, dependiente por completo del mundo exterior para su economía, las noticias siguen siendo en su mayoría buenas. La presión americana sobre los inversores ha tenido cierto impacto, pero donde algunos se han retirado, otros han ocupado su lugar. Japón, el principal socio comercial de Irán hasta el 2004, abandonaba el noveno puesto en el 2005. Pero China entraba en escena y ahora es el principal socio comercial de Irán. Muchas agencias de crédito a la exportación y compañías también evitan el tipo de escrutinio público que podría obligar a una auditoría, reteniendo información.
Pero las cosas pueden cambiar. Existe un creciente movimiento de desinversión, modelado en función de la campaña contra el régimen del apartheid de Sudáfrica. Florida aprobaba recientemente una legislación que exige que el fondo de pensiones del estado examine aproximadamente mil millones de dólares en inversiones en compañías que hacen negocios con, o que invierten en, el sector petrolero de Irán. California y los demás estados se orientan en la misma dirección. Los accionistas y contribuyentes de Europa han sido lentos en despertar a los riesgos de los negocios con Irán, por no mencionar los riesgos de su programa de armamento nuclear. Pero la conciencia crece.
¿Obligará a un examen fundamental en Teherán exprimir los intereses financieros de Irán? Incluso las sanciones limitadas de la ONU han provocado estertores entre las facciones del régimen. Después de todo, Irán es muy dependiente económicamente del mundo exterior. Incrementar significativamente la presión puede no disuadir al Líder Supremo de la inteligencia de un arsenal nuclear, pero bien podría atrasar el programa y dotar a la comunidad internacional y la propia población de Irán del tiempo para enmendar una estrategia común más eficaz para poner fin al programa o expulsar del poder a los mulás.
Como mínimo, comprender exactamente quién está avalando a Irán rendirá transparencia y presión incrementada sobre uno de los regímenes más peligrosos del mundo.
Danielle Pletka es vicepresidenta de estudios de defensa y política exterior del AEI. Omeed Jafari es investigador residente del AEI.