¿Qué prohibirán ahora?

por John Stossel, 15 de enero de 2007

(Publicado en Real Clear Politics, 20 de diciembre de 2006)

La ciudad de Nueva York ha ordenado a los restaurantes dejar de servir comida frita con grasas trans. 'Es un ingrediente peligroso e innecesario', afirma el comisario de sanidad. Vaya, estoy completamente a favor de la buena salud, pero ¿no debería ser eso un tema de elección individual?
 
Un titular del New York Times acerca de la prohibición reza: 'Un modelo para otras ciudades'.
 
'¿Un modelo para qué exactamente?' pregunta el economista de la George Mason University Don Boudreaux. '¿Para la tiranía petulante? ¿O quizá para prohibiciones inspiradas similarmente en otras actividades voluntarias con riesgo para la salud? ¿Trabajar de cajera en un 24 horas? ¿Caminar bajo la lluvia?'
 
Las grasas trans dan la textura que me gusta a comidas como las patatas fritas. Probablemente sean malas para mí, pero Radley Balko, de Reason señala que 'a pesar de todas las advertencias directas de nuestra creciente ingesta de grasas trans a lo largo de los 20 últimos años, la enfermedad coronaria en América viene estando en un marcado declive... de modo que, si nos están matando, no están haciendo un trabajo muy bueno'.
 
Pero ésa no es la idea. En una sociedad libre, el tema es: ¿quién decide lo que como, el gobierno o yo? No es que la información acerca de las grasas trans sea muy difícil de encontrar. Fanáticos del miedo como el Center for Science in the Public Interest (CSPI) están completamente satisfechos de hablarte de los peligros, y no tienen ningún problema en sacar sus declaraciones de perdición en televisión y prensa.
 
Desafortunadamente, el CSPI no se da por satisfecho con decirte que evites las grasas trans. Demanda a restaurantes como McDonald's o KFC por utilizarlas, y anima a los gobiernos a prohibirlas.
 
¿Pero por qué la policía de la salud llega para privarme de mis elecciones? Sería de esperar que los adultos asumieran la responsabilidad de su propia salud.
 
Con frecuencia, la policía de la salud afirma que tenemos que 'proteger a los niños'. Pero los niños son responsabilidad de sus padres. Cuando el estado asume el papel de padres, nos convierte a todos nosotros en niños.
 
Los prohibicionistas alimentarios no comprenden que hay modos de influenciar el comportamiento de la gente sin recurrir a la coacción -- recuerde, la coacción es la esencia del gobierno. La inquietud pública con motivo del perjuicio producido por las grasas trans ya ha inducido a muchos fabricantes de comida a eliminarlas. De pronto, jactarte de que tu producto está libre de grasas trans se convierte en una ventaja competitiva. Tal acción voluntaria es la mejor manera de impulsar la comida sana.
 
¿Por qué eso no es lo bastante bueno para los prohibicionistas? ¿Por qué tenemos que meter la mano de hierro del gobierno?
 
Yo creo que les desagrada la libertad para elegir. Ellos conocen el camino adecuado, de modo que obligar a todo el mundo a seguirles sólo puede estar bien. Ésa es la filosofía de los prohibicionistas.
 
El Center for Consumer Freedom está publicando anuncios que rezan: 'Ahora que Nueva York ha prohibido los aceites de cocina con grasas trans (la misma sustancia que la margarina)... ¡abre la puerta a prohibir mucho más! Utilizando la misma lógica, deshagámonos de la pizza al estilo Nueva York (¿de verdad necesitamos todo ese queso?), los perritos calientes de carne (los perritos de tofu saben casi igual), los filetes de ternera (el choppe de pavo engorda mucho menos)... '
 
Sí, sé que los patrocinadores del centro incluyen restaurantes y compañías alimentarías, pero aún así, la idea es buena.
 
El economista ganador del premio Nobel Milton Friedman, que falleció hace unas cuantas semanas, habría estado de acuerdo. Era el autor de 'Free to Choose', y 'libertad para elegir' resume la filosofía de Friedman. Se habría revuelto por la prohibición de las grasas trans igual que tuvo objeciones a la prohibición previa de productos como los sustitutos del azúcar llamados ciclamatos.
 
Hace 25 años, Friedman escribió, 'Si continuamos por este camino, no hay duda de dónde terminaremos. Si el gobierno tiene la responsabilidad de protegernos de sustancias peligrosas, la lógica ciertamente pide prohibir el alcohol y el tabaco... En cuanto a que el gobierno tiene información que generalmente no está disponible acerca de los méritos o las faltas de lo que ingerimos o las actividades en las que nos involucramos, que nos den la información. Pero que nos dejen libres para elegir qué elecciones queremos hacer con nuestras vidas'.


 

 
 
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