Proteger Internet

por Helle Dale, 24 de noviembre de 2005

Cualquiera, aunque fuere sólo un pelín experto en ordenadores, se da cuenta que Internet ha cambiado nuestro mundo en maneras sorprendentes y frustrantes. Ha hecho que la vida sea más fácil, más difícil y más ocupada. En otras palabras, Internet es una bendición contradictoria pero, debemos reconocerlo, a pesar de todo es una bendición.
 
Sin embargo, este increíble recurso está bajo ataque. Para cualquiera al que le interese, necesita saber lo que pasó en la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información en Túnez esta semana. El objeto de la reunión era arrebatarle la administración de Internet a Estados Unidos y ponerla en manos de la ONU o en instituciones internacionales asociadas, en las que gobiernos como China e Irán tendrían voz y voto en la forma cómo llevar su organización. Habría sido un desastre.
 
Afortunadamente, la asamblea compuesta por gobiernos al igual que por ONGs terminó aceptando el status quo, aún si bien establecieron reunirse en un 'fórum' informal para la discusión de temas adicionales al respecto. Tenemos que seguir atentos cuando se trata de los procedimientos de este fórum que tiene el potencial de causar problemas más adelante.

Internet es la personificación de la libertad. Es loca, sin nadie que la regule y fluye libremente como un vasto océano de conexiones de flujo y reflujo. Su velocidad de rayo y su influencia evocan una profunda resonancia atávica, una necesidad humana de estar conectados y el impulso de explorar sin ataduras. En muchas partes del mundo, es un arma para fomentar la libertad de expresión y la democracia.
 
Las familias y los amigos en remotos lugares están en contacto con facilidad. La información, mercancías, imágenes, música y películas son intercambiadas con una velocidad inimaginable sólo hace algunos años. Muchos sitios web florecieron y desaparecieron. Los bloggers desafiaron las costumbres de los medios de comunicación tradicionales. Los disidentes en países autoritarios pueden oponerse a sus gobiernos como nunca antes. Desde nuestros hogares u oficinas, podemos acceder al abanico del esfuerzo humano: algunas cosas buenas y otras muy malas: cualquier cosa desde el análisis textual de la Biblia y la literatura mundial a pornografía y propaganda terrorista.

¿Quién sino los americanos podían salir con un concepto como ése? ¿Quién sino los americanos habrían podido resistirse a poner esta magnífica herramienta en manos del gobierno? Aunque siempre nos estemos quejando de Washington y sus cosas, la filosofía de un gobierno limitado sigue sentando las bases para los americanos en el mundo o en la empresa privada. Esto es lo que hace que Internet sea lo que es.
 
Internet nació de un proyecto de investigación del Pentágono en los años 60. Hasta 1998, fue supervisado casi en su totalidad por sólo un hombre, Jon Postel, un catedrádico de Informática de la University of Southern California. Desde 1998, Internet ha sido organizada por una organización sin ánimo de lucro situada en California con el acrónimo ICANN, que significa Corporación de Internet para nombres y números asignados (Internet Corporation for Assigned Names and Numbers). ICANN gestiona los sistemas de dominios, las direcciones .org, .com, .gov, .net así como todos los sufijos de países, sirviendo como una cámara de compensación de direcciones.
 
El verdadero intercambio de información se realiza a través de un sistema descentralizado de 13 centros técnicos llamados root servers, un lote diverso situado en universidades, la NASA, las fuerzas militares americanas y en organizaciones sin ánimo de lucro. 10 de estos servidores están en Estados Unidos. Estocolmo, Amsterdam y Tokio tienen uno cada uno. No hay una autoridad central que controle el flujo de todo el tráfico de Internet.
 
Este estado de asuntos libre de ataduras ha inspirado una fuerte oposición entre gobiernos a los que le gustaría controlar la información que sus ciudadanos están autorizados a acceder -- pienso en China, Irán, o Arabia Saudí -- ya que podría llevar a brotes de disidencia y hasta a la democracia. Para otros, como en la Unión Europea y Canadá, el asunto reside en que sospechan de todo lo que esté bajo control americano en estos días, aunque haya sido la inventiva americana la que crease Internet en primer lugar. Y por supuesto, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, que le echa el ojo a todas las instituciones a ver si las puede someter al abrazo pegajoso de la ONU.

Ahora, el control de Internet ha estado en la agenda de esta semi-oficial cumbre mundial sobre la sociedad de la información desde su fundación en Ginebra, 2003. El gobierno americano hasta recientemente les siguió la corriente, pero en Junio de este año cambió de posición con una corta declaración emitida por el Departamento de Comercio. Estados Unidos, decía, no tiene la intención de ceder Internet al control de la ONU o de cualquier otra institución internacional.

Sin duda alguna, esta posición probablemente seguirá siendo controvertida pero es la correcta. Lo que otros tienen que entender -- y muchos afortunadamente lo han hecho -- es que esta extraordinaria herramienta crece con fuerza bajo el presente sistema de benigno abandono. Preservar su índole relativamente insubordinada es lo mejor que podemos hacer para que la información siga fluyendo libremente en el mundo entero.

 
 
Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en The Wall Street Journal, The Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.
 
©2005 The Heritage Foundation
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
 
GEES agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo.