Parole, Parole...

por Rafael L. Bardají, 7 de octubre de 2019

En 1972 se sacó al mercado italiano una canción interpretada por Mina y Alberto Lupo que daría la vuelta al mundo, versionada en un sin fin de idiomas. La canción se titulaba Parole, Parole, y cantaba la incredulidad y el hastío de una mujer ante las palabras de siempre por parte de su amante. Han pasado 47 años y la vida, que diría Julio Iglesias, sigue igual. Unos repitiendo mentiras y muchos asqueados de las mismas.

Por ejemplo, ahora que ya tenemos la certeza de que iremos a las urnas el 10N, los dirigentes del centro centrista, Albert Rivera y Pablo Casado, se salen con la idea que ambos están por desbloquear el actual impasse político y se abren a permitir- o incluso pactar- un gobierno de Pedro Sánchez. En el caso de Ciudadanos, va a ser verdad el calificativo de Santiago Abascal, responde a su naturaleza de veleta naranja. En el caso de Casado, todo responde a un planteamiento táctico para alzarse como hombre de estado y robarle, así, unos votillos a C’s.  

Yo hay cosas que no entiendo. Por ejemplo, si tanto ansían la gobernabilidad de España, ¿por qué no han permitido que Sánchez gobernase ya y nos ahorraríamos unas nuevas elecciones? Es más, habiéndose hartado de denunciar la traición de Sánchez, su entrega al separatismo y al filoterrorismo, su desprecio por España, su equivocada política económica, el peligro del socialismo para encarar la crisis que se nos viene encima, y su actitud absolutamente disoluta frente a la inmigración ilegal, por no hablar de su apropiación personal de los bienes del Estado, es poco razonable un giro de esas dimensiones. ¿es que acaso creen que el Doctor Cumfraude, el gobernante Sanchezstein, el expoliador de tumbas, el de más impuestos y más gasto, el chantajista de las comunidades autónomas, ha cambiado o va a cambiar una vez que deje de estar en funciones?

En el caso de C’s todo parece motivado por el temor a derrumbarse electoralmente. Su giro al centroderecha y su cordón sanitario sobre el socialismo de Sánchez no le habría conseguido los réditos buscados, sólo posibles con un movimiento hacia la izquierda moderada. En el caso del PP, la exhumación política de Mariano Rajoy es una reacción a las ideas y acciones con las que su nuevo presidente, Pablo Casado, llegó a la cúspide de su partido y que, según él mismo, eran las correctas y apropiadas para el crecimiento del PP. Su sonado fracaso electoral no se explicó por su giro a la derecha, sino por el poco tiempo que había tenido para consolidarse y encarar las elecciones generales. Pero… ahora parece un hombre nuevo tras las vacaciones estivales. Su problema es que ni con una barba marianista resulta creíble en esta nueva piel de cordero. Su actual centrismo no es en lo que él cree y se le nota incómoda en esta nueva piel.  Pablo Casado sabrá el por qué de su nuevo giro. Puede que crea que es una acción inteligente porque así araña a Ciudadanos, ya que está convencido de que siempre tendrá a Vox a su disposición. Pero a mi ya sólo me falta ver que saque a pasear al famoso bolso de Soraya, sinceramente. 

Qué tiempos aquellos en los que los políticos estaban comprometidos con sus creencias y valores, cuando la consistencia en los mensajes era un valor añadido y no como ahora que tenemos veletas de todos los colores, incluso auténticos molinos de viento, tan grande son las aspas de sus giros…

Yo, puede que sea un ingenuo, pero me atrevería a afirmar que mejor no tener gobierno a tener un pésimo gobierno cuyo único propósito es acabar con España.  Es más, incluso diría que mejor estar en una oposición frontal a un gobierno cuyo proyecto es la ruina moral, económica y social para España, que prestarle apoyo alguno para instalarse en el poder.

El problema para el centro español lo ha señalado muy bien Santiago Abascal. Son parte del establishment y sólo piensan en términos de lo que es mejor para ellos mismos, no para lo españoles. La izquierda española se echó hace años al monte del radicalismo y el centroderecha la siguió, en un corrimiento histórico, aceptando los presupuestos socialdemócratas sin rechistar. Por eso tienen que ir corriendo a sacarse fotos con inmigrantes venidos ilegalmente a España,  se pliegan a líderes allende nuestras fronteras,  y mantienen una estructura de Estado que les favorece para colocar a los suyos y enriquecer sus arcas. Ahí está el doblar las consejerías en Madrid o la explosión de cargos de confianza en Murcia, por señalar dos ejemplos de “renovación”. Simplemente, si el PP no se hubiera hecho con el gobierno de Madrid, estaría ahora mismo en quiebra técnica.

Durante años los españoles hemos andado huérfanos porque ninguna fuerza política decía lo que se tiene que decir y porque ningún partido político se planteaba tomar iniciativas en beneficio de los españoles de a pie, como reducir el gasto político así como el número de chiringuitos que viven de los presupuestos públicos. Pero eso se ha acabado con la irrupción de Vox, ese pequeño partido que dio la campana hace menos de un año en Andalucía y que cuenta ya con decenas de diputados y cientos de concejales. Es verdad, todas las encuestas querrían situarlo a la baja, pero lo van a tener complicado. Gracias a Pedro Sánchez y el giro a ninguna parte de sus apéndices a la derecha suya, PP y C’s.