Pacifistas versus Paz

por Thomas Sowell, 26 de julio de 2006

Uno de los muchos fracasos de nuestro sistema educativo es que envía al mundo a gente que no puede distinguir entre retórica y realidad. Gente que no ha aprendido una forma sistemática de analizar ideas, deducir sus implicaciones y probar esas implicaciones contra hechos reales.
 
Los movimientos por la “paz” están entre esos que sacan ventaja de esta incapacidad tan extendida para ver las realidades más allá de la retórica. Incluso poca gente parece interesada en el verdadero historial de los llamados movimientos por la “paz”, en otras palabras, si esos movimientos pacifistas en realidad producen paz o guerra.
 
Miremos Oriente Medio. La gente está pidiendo un alto el fuego en favor de la paz. Pero ha habido más altos el fuego en Oriente Medio que en ningún otro sitio. Si los altos el fuego en realidad produjesen paz, Oriente Medio sería la región más pacífica en toda la faz de la tierra en lugar de ser la más violenta.
 
¿La Segunda Guerra Mundial acabó gracias a los altos el fuego o por aniquilar mucho de Alemania y Japón? Sin lugar a dudas, civiles inocentes mueren en el proceso. En verdad, hasta prisioneros de guerra americanos murieron cuando bombardeamos Alemania.
 
Hay una razón por la que el General Sherman decía hace más de un siglo que “la guerra es un infierno”. Pero él ayudó a acabar con la Guerra Civil americana con su marcha devastadora a través de Georgia, no con altos el fuego o cediendo ante la “opinión mundial”; tampoco había corruptos entremetidos como la ONU exigiendo diplomacia como reemplazo de las fuerzas militares.
 
Hubo una época en la que habría sido suicida amenazar, mucho menos aún atacar, a una nación con un potencial militar más fuerte porque uno de los peligros para el atacante era el prospecto de ser aniquilado.
 
La “opinión mundial”, la ONU y los movimientos por la “paz” han eliminado ese elemento disuasorio. Un agresor sabe que hoy en día si su agresión falla, estará protegido contra la furia y todo el poder de represalia de aquellos a los que atacó porque siempre habrá gente con melindres exigiendo un alto el fuego, negociaciones y concesiones.
 
Ésta ha sido la fórmula de los ataques inacabables contra Israel en Oriente Medio. El historial desastroso de este enfoque se extiende a otros sitios y épocas, pero ¿quién va por ahí buscando antecedentes?
 
¿Recuerda la guerra de las Malvinas cuando Argentina envió tropas a las islas para capturar esta pequeña colonia británica en el Atlántico Sur?
 
Argentina había estado reclamando ser el verdadero dueño de esas islas por más de un siglo. ¿Por qué no se les había ocurrido antes atacar esas pequeñas islas? Los británicos nunca tuvieron suficientes tropas allí como para poder defenderlas.
 
Antes de que existieran los movimientos por la “paz” y la ONU, enviar tropas a esas islas fácilmente podría haber resultado en encontrarse con tropas o bombas británicas en Buenos Aires. Ahora la “opinión mundial” condenaba a los británicos por enviar sus tropas al Atlántico Sur a recuperar sus islas.
 
Nuestro propio gobierno, vergonzosamente, fue uno de los que se opuso al uso de la fuerza por los británicos. Pero, afortunadamente, la Primera Ministra Margaret Thatcher ignoró a la “opinión mundial” y recuperó las Malvinas.
 
El resultado más catastrófico de los movimientos por la “paz” fue la Segunda Guerra Mundial. Mientras Hitler iba armando a Alemania hasta los dientes, los movimientos pacifistas en Gran Bretaña apoyaban que su propio país se desarmase como un “ejemplo para otros”.
 
Los miembros del Partido Laborista en el Parlamento británico votaron consistentemente contra el gasto militar y los estudiantes universitarios británicos juraron públicamente nunca luchar por su país. Si los movimientos pacifistas trajeran la paz, no habría habido jamás una Segunda Guerra Mundial.
 
Esa guerra no sólo llevó a decenas de millones de muertes sino que estuvimos peligrosamente cerca de una victoria nazi en Europa y del imperio japonés en Asia. Además ahora ya sabemos que luego venía Estados Unidos al estar en el calendario de Hitler.
 
En los dos primeros años de esa guerra, las democracias occidentales perdieron casi todas las batallas en todo el mundo porque los movimientos pacifistas existentes antes de la guerra habían dejado a estas democracias sin el equipo militar adecuado y la mayor parte era obsoleto. Los nazis y los japoneses lo sabían. Por eso se lanzaron a la guerra.
Los movimientos por la “paz” no traen paz sino guerra.
 

 
 
 
Thomas Sowell  es un prolífico escritor de gran variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
©2006 Creators Syndicate, Inc.
©2006 Traducido por Miryam Lindberg