OTAN tras Lisboa

por Joseph Stove, 30 de noviembre de 2010

 En España, acontecimientos como la pasada Cumbre de la OTAN en Lisboa, el 19 y 20 de Noviembre pasan prácticamente desapercibidos. Sucesos concretos, o situaciones como la crisis del Estado polarizan la atención nacional y no sería descabellado afirmar que, en otras circunstancias, tampoco los análisis inundarían los periódicos y las tertulias radiofónicas. Los temas de Defensa y de Política Exterior no son muy populares en nuestra atribulada nación, lo que es un reflejo del poco papel como actor del mundo que nos ha tocado vivir.

 

No obstante en Lisboa ha habido resultados por acción u omisión, y las consecuencias se verán con el tiempo. Es ilustrativo que lo que más se ha destacado de la Cumbre de Lisboa es el ambiente cordial, el plan para “zafarse” de Afganistán y la presencia del Presidente ruso Medvedev. Con todo ello un titular del Washington Post rezaba: “la OTAN se convierte en global”. ¿A qué se refería el titular? ¿Tiene transcendencia la afirmación?
La visión del mundo que tenía la OTAN en 1999 quedó recogida en el Concepto Estratégico de ese año emitido en la Cumbre de Washington, que conmemoraba el quincuagésimo aniversario de la Alianza. Su hipotética vigencia quedó truncada bruscamente por los ataque del 11 de Septiembre de 2001. Fue en esa ocasión cuando la OTAN declaró por primera vez, en más de medio siglo de historia, las previsiones del Artículo 5 del Tratado de Washington.
En Lisboa no se trató nada que su aprobación no estuviese consensuada de antemano. Así, las objeciones alemanas al almacenamiento de armas nucleares quedó para otro momento, las quejas turcas sobre el escudo antimisiles quedaron para mejor ocasión, los acuerdos franco-británicos de defensa “no comment” y la deriva de los gastos de defensa se saldo con un escueto recordatorio.
Uno de los resultados de Lisboa es que en el Concepto Estratégico de la OTAN aprobado se anulan los límites territoriales de actuación de la Alianza, algo que de hecho ya se producía, pues la actuación en Afganistán es la prueba más patente, al que hay que unir la piratería en el Índico, o la misión de entrenamiento en Irak. De aquí surge lo paradójico, se proclama al mundo como cancha de juego a la vez que se programa la salida de Afganistán.
Una OTAN sólo puede ser global si es liderada por Estados Unidos y no sólo en la ejecución de las actuaciones, sino en el señalamiento del objetivo. En Lisboa se fortaleció el alcance de la Defensa de la Alianza, abarcando desde la disuasión nuclear y convencional a su empleo pasando por la protección contra los ataques cibernéticos o la “seguridad energética”. Los efectos de estos dos últimos aspectos ya los han “soportado” miembros de la Alianza y la petición a su inclusión como supuestos del Artículo 5 había concitado controversia. Mediante la fórmula de incluirlos en los supuestos de Defensa se intenta acallar las reclamaciones de los aliados del Este para configurar una Alianza más defensiva.
La globalidad de la OTAN no deja de tener lógica pero, a su vez, altas dosis de voluntarismo. En un mundo multipolar, se configuran zonas de influencia de los polos y es en esas zonas donde pueden crearse conflictos. El área euroatlántica puede verse afectada por hechos tales como el corte de vías de comunicación marítima, por injerencias en el espacio exterior o por actuaciones cibernéticas, estos son casos en que la intervención de ámbito global está justificada. Más problemático se convierte el hecho de intervención, estabilización y reconstrucción en países en conflicto, pues al invadir las zonas de influencia de otros puede producirse una escalada inesperada. Es curioso que el Concepto Estratégico refuerce la ampliación del ámbito espacial de actuación da la Alianza erigiéndola en defensora universal de valores como la libertad individual, democracia, derechos humanos e imperio de la ley. Si no se queda en simple enunciado, esta declaración entraña importantes implicaciones en cuanto la confección de la política de la Alianza.
El impulso de las relaciones con Rusia siempre será positivo si se cimenta sobre bases sólidas, o lo que es lo mismo, realistas. Las relaciones con Moscú no se ven desde el mismo punto de vista desde Varsovia o Praga que desde Berlín o París y mucho menos desde Washington. Esas sensibilidades están ahí y van a servir de catalizador para un ajuste geoestratégico en el Este de Europa. La expansión de la OTAN hacia ámbitos tradicionales de la geopolítica rusa ya no es posible sin contar con Moscú. Los dirigentes del Kremlin saben que después de la guerra en Georgia, en 2008, es difícil que la OTAN se embarque en una expansión sin sentido. Ucrania y Georgia tendrán que esperar.
Las relaciones OTAN-Rusia son un señuelo para ocultar las verdaderas corrientes de colaboración que se producen entre Alemania, Francia y Estados Unidos con Moscú, a la vez que el contexto europeo evoluciona. Moscú siempre primará las relaciones bilaterales con países de la OTAN y la UE. Rusia sufre, al igual que Europa, graves problemas demográficos y la emigración afectará a ambas regiones, los países europeos la reciben del Norte de África y Rusia de Asia Central y China. Europa se desmilitariza a causa de su falta de percepción de amenaza y a sus dificultades económicas lo que hace más difícil alcanzar acuerdos en bloque. Un futuro plausible será una coexistencia colaborativa entre Rusia y NATO/UE, aquella con su zona de influencia y estos con sus desequilibrios internos. Rusia necesita un ingente esfuerzo de modernización y esa necesidad es la gran oportunidad de Alemania en el futuro. Dos entidades políticas con la población autóctona envejecida y con altas cotas de inmigración a lo último que se dedicarían es a hacerse la guerra entre ellas.
La colaboración Rusia-OTAN en el escudo antimisiles hay que enmarcarla en ese ambiente. La pregunta es de quien defenderse y cómo. Esta actuación es probable que sirva de referencia para valorar la situación. Un sistema compartimentado por sectores, como busca Moscú y los aliados del Este, indicaría una unión más laxa, ya que un sistema más integrado llevaría a pensar en un acuerdo más sólido, pero para eso habría que contar con el otro lado del Atlántico.
La posible distensión con Occidente es vista por Rusia con buenos ojos porque admite la debilidad del bloque occidental en forma de dificultades interiores tanto de Estados Unidos, en términos de liderazgo débil y crisis económica, como en la OTAN, demostradas en Afganistán, y en la UE, con el clímax del euro. Rusia, manteniendo su actitud de fondo, sabe que necesita el capital y la tecnología de Occidente para su modernización.
Desde el punto de vista español habrá que preguntarse cuáles son las consecuencias para nuestro país. Como ya se ha apuntado el interés de la prensa nacional por la Cumbre de Lisboa ha sido casi inexistente, y el número de análisis manifiestamente mejorable. El Gobierno tampoco ha transmitido a la opinión pública un interés perceptible ni durante el periodo de confección del Concepto Estratégico ni una valoración después de su promulgación. Quizás el hecho más importante sea el interés que demuestra la OTAN por las crisis que se produzcan en su periferia, algo que nos puede beneficiar en el caso de Ceuta, Melilla u otras cuestionas que se produzcan en el Magreb o Sahel. Pero a la hora de la verdad será, como siempre ha sido, el impulso político del país afectado el que decida la cuestión y cualquier implicación en este sentido tiene que ser producto de una postura firme y continua.
El posible cierre del Cuartel de Retamares (Madrid) como Cuartel General de la Estructura Militar de la OTAN es un hecho que, de producirse, no será positivo para España. Dejando a un lado su significado militar, el cierre de Retamares nos dejaría sin una baza para reclamar el compromiso político aliado y una oportunidad para mostrar nuestra determinación de utilizar la OTAN para defender nuestros intereses. Cualquier otro aliado al que le hubiesen suprimido un elemento de este tipo habría hecho un ruido considerable, pues si se admitió tenerla es porque era valiosa y las circunstancias no han cambiado. No es de extrañar esta situación dada la deriva de Política Exterior que padecemos.

fotografía: http:www.otan.int