Ocho meses rascándose

por José Brechner, 23 de abril de 2007

Los venezolanos, hace tiempo que vienen armando la maquinaria para las próximas elecciones generales que desean adelantar en Bolivia, para perpetuar a Morales. Los comunistas manejan el tiempo político hábilmente, ya que por lo general se quedan en el poder por la fuerza y de por vida. Saben proyectarse a futuro con debida premura, creando la infraestructura y el ambiente propicios para alcanzar sus metas. Eso es lo primero que empezaron a hacer 60 días después de que Evo asumió el mando: confeccionar nuevos documentos de identidad, bajo la dirección y control de los enviados de Chávez, que trajeron los modernos equipos para efectuar el flamante empadronamiento.
 
En las últimas elecciones bolivianas fueron depurados 1.5 millones de votos de las ciudades - antievo por añadidura - que podía haberles dado un mayor margen de escaños en el Congreso a los partidos de la oposición, o tal vez la victoria, pero con la intervención de las ONGs y las organizaciones internacionales encargadas de supervisar el sufragio -ansiosas de ver surgir al presidente populista, al que apoyaron y ayudaron por largo tiempo- no se cuestionó el manipuleo ni el resultado.
 
Por primera vez los bolivianos residentes en el exterior, votarán en las próximas elecciones, de acuerdo a las reformas que va a introducir el régimen socialista en la nueva Constitución Política. Los expatriados huyeron a otras naciones en procura de mejores oportunidades laborales. El gobierno de Morales informó que existen 1,7 millones de bolivianos en la Argentina -no obstante, los guarismos conocidos no acusan más de 350 mil-. Elevar cinco veces la cantidad real, puede ser una maniobra para aumentar el número de votantes invisibles.
 
La mayoría de los emigrantes, son bolivianos originarios que realizan los trabajos sucios en sociedades donde sus súbditos no quieren mancharse las manos. Como el único punto de convergencia con sus coterráneos es su origen étnico, Morales está explotando el sentimiento de raza para unirlos a su favor.
 
La emisión antojadiza de cédulas de identidad, el adelanto de las elecciones, el voto del exterior y la intención de disminuir la edad del votante, son elementos que se utilizarán para cometer el gran fraude electoral que se avecina.
 
A tiempo de organizarse para la contienda “democrática”, el presidente boliviano está repartiendo dinero entre los alcaldes del campo, principalmente en los poblados donde la oposición a su régimen es mayor. El incentivo es entregado como “donaciones de Venezuela”. Son fondos de libre disponibilidad que no están siendo fiscalizados, violando flagrantemente las leyes anticorrupción del Estado. Como las cantidades obsequiadas son significativas, el éxito de su campaña puede rendirle jugosos frutos.
 
La Asamblea Constituyente Boliviana, después de ocho meses de reuniones para “refundar la nación” -le quedan cuatro para entregar el documento final- todavía no redactó ni un solo artículo. No sólo por la falta de capacidad de sus legisladores, que desde un principio se sabía que no estaban preparados para afrontar semejante proyecto, sino para dar curso a una maniobra de los gobernantes, que engañaron a la oposición, haciéndoles aceptar un acuerdo que ordena: que si no se obtienen dos tercios de votos para sancionar la nueva constitución, las leyes se someterán a un referéndum que las puede aprobar con la mitad más uno.
 
Una vez aceptada la Constitución Totalitarista -aprovechando de la supuesta popularidad del mandatario- Morales convocaría a elecciones generales el 2008, con todas las reformas deseadas, aumentando su plataforma electoral en millones de votantes. Se calcula que 3.5 millones de adolescentes entre los 16 y los 18 años, y unos dos millones de bolivianos en el exterior, estarán felices de otorgarle poderes absolutos y ver su fotografía en las plazas, calles y oficinas públicas por los próximos 50 años.