¿Obamacons?

por Thomas Sowell, 1 de agosto de 2008

Una serie de amigos míos me han comentado haber observado un extraño fenómeno: los republicanos conservadores que ellos conocen van diciendo que piensan votar por Barack Obama. Al principio parecía ser algo fortuito y aislado, quizá sólo era que mis amigos conocen a ciertos conservadores algo extraños. Pero parece ser que el columnista Robert Novak se ha topado con el mismo fenómeno y ha acuñado el término “Obamacons” para describir a esos conservadores a favor del senador Obama.
 
Ahora el periódico San Francisco Chronicle ha publicado un artículo de opinión titulado “Algunos conservadores influyentes desprecian al Partido Republicano y apoyan a Obama”. En el artículo mencionan a varios conservadores y la razón por la que están listos para atreverse a votar por Barack Obama en vez de por John McCain.
¿Qué es lo que está pasando?
 
Lo que está sucediendo se debe en parte a que, en los últimos años, los republicanos del Congreso en general - y el senador John McCain en particular - se han granjeado la antipatía de tantos conservadores que algunos de estos conservadores se sienten como alguien que desesperadamente se agarra a un clavo ardiendo.
 
El clavo en este caso son las recientes “matizaciones” de los puntos de vista de Obama en una serie de temas rumbo a su particular viaje al centro para tratar de conseguir más votos en las elecciones generales de noviembre.
 
Aunque estas reacciones de algunos conservadores pueden ser comprensibles, un clavo ardiendo es un dispositivo de salvación muy poco fiable.
 
Si todo lo que nos jugáramos fuera el enfrentamiento de demócratas contra republicanos, los republicanos merecerían el rechazo que están cosechando después de sus años de desatado gasto público y de sus múltiples traiciones a los principios y a la gente que los eligieron. La amnistía para los inmigrantes ilegales fue quizás la peor de las traiciones.
 
Pero aunque los medios de comunicación puedan tratar estas elecciones como si fueran un enfrentamiento de demócratas contra republicanos - el típico enfoque de la carrera de caballos - la Constitución de Estados Unidos no estableció las elecciones para facilitarles a los políticos de partido que consigan trabajo. 
 
Tampoco se establecieron para que los votantes ventilaran sus emociones o para que se permitieran dar rienda suelta a sus fantasías.
 
Votar es un derecho pero también es un deber - el deber de no sólo presentarse a votar el día de las elecciones, sino el deber de reflexionar seriamente en las alternativas sobre el tapete y lo que esas alternativas significan para el futuro de la nación.
 
Lo que está convirtiéndose en algo cada vez más dolorosamente evidente es que este año, demasiada gente - sea conservadora, progre o lo que sea - está demasiado dispuesta a juzgar a Barack Obama en base a su retórica electoral en vez de en base al historial de lo que ha defendido y hecho durante las últimas dos décadas.
 
Muchos están a su favor por razones poco serias que no van más allá de un pico de oro y el color de la piel del candidato. Este hombre se ha convertido en una prueba de Rorschach de los sentimientos y las esperanzas, no sólo de gente de izquierdas sino también para algunos de derechas.
 
He aquí un hombre que constantemente ha secundado e instigado a gente que ha expresado abiertamente su desprecio por Estados Unidos, tanto con palabras como con hechos - y hechos tales como plantar bombas para promover su agenda izquierdista.
 
A pesar de la manipulación favorable diciendo que juzgar a Obama por lo que otras personas han hecho o dicho, sería hacerlo “culpable por asociación”, Obama no sólo se ha asociado con esa gente. En algunos casos, ha donado importantes sumas de dinero propio e incluso de los contribuyentes, como senador del estado de Illinois y como miembro del Senado de Estados Unidos.
 
Consta que Barack Obama está a favor del tipo de magistrados que hacen política y que no se dedican la estricta interpretación de la ley. No importa cuánto “matice” su posición sobre este tema, Obama votó contra la confirmación del magistrado y presidente del Tribunal Supremo John Roberts, que fue confirmado sin dificultades por más de dos tercios de los senadores.
 
Al igual que la gente de extrema izquierda ha hecho literalmente durante siglos, Barack Obama minimiza los peligros a la nación y tilda de “política del miedo” el hablar sobre esos peligros.
 
Allá por el siglo XVIII, Helvecio dijo: “Cuando hablo, me pongo una máscara. Cuando actúo, me obligan a quitármela”. Son demasiados los votantes que todavía no han aprendido esa lección. Hace falta que miren el historial del proceder de Obama.
 
En los días que presentaban en televisión “El Llanero Solitario”, siempre había alguno que preguntaba: “¿Quién es el enmascarado?”Hace falta que la gente empiece a hacerse esa pregunta sobre Barack Obama.

 
 
Thomas Sowell  es un prolífico escritor de gran variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
 
©2008 Creators Syndicate, Inc.
©2008 Traducido por Miryam Lindberg