Nuevo Oriente Próximo

por Rafael L. Bardají, 26 de junio de 2009

(Publicado en ABC, 26 de junio de 2009)

Para los internacionalistas liberales, cuando se da la posibilidad a alguien de elegir entre tomar sus propias decisiones o aguantar las imposiciones de otros, se escoge la libertad; para los neoconservadores, además, la extensión de la libertad en el mundo no sólo es una cuestión moral, sino un imperativo estratégico. Como dijo Bush en 2004, nuestra seguridad depende de la libertad de los demás.

Estos son malos días para quienes denostaron de Bush, condenaron a los neocons y reafirmaron el valor del realismo. Algo se mueve en el Oriente Próximo y no gracias a los autodenominados pragmáticos. Ahí están los resultados de las elecciones en el Líbano, donde Hizbolá no ha sido respaldada en las urnas, debilitando así lo más radical del país y un instrumento al servicio de Teherán; también está la elección de cuatro mujeres en la asamblea de Kuwait, una de ellas manifiestamente laica; y también, el progreso político de Irak. Lo último, la quiebra del régimen de los ayatolás iraníes.
 
Desgraciadamente para todos los valedores de la tolerancia, la libertad y el progreso en esa región del mundo tan castigada por las dictaduras, la teocracia y el radicalismo, cuando nuestros valores democráticos empiezan a dar allí sus frutos, los líderes occidentales parecen haber dejado de creer en ellos.
 
Es una vergüenza que el presidente americano se esconda tras la necesidad de salvaguardar el diálogo nuclear con Irán para abandonar a los disidentes iraníes. Preferir hablar con Ahmadineyad es suicida, porque tras la represión vendrá una radicalización y una aceleración de su programa nuclear. Obama se quedará sin opositores democráticos, con los ayatolás sentados sobre sus bombas atómicas.
 
Justo cuando la región iba en la buena dirección. La Alianza de Civilizaciones no pasa por los Jameneis de turno, sino por quienes se manifiestan por su libertad.