Normas de confrontación

por Walter Williams, 16 de mayo de 2007

Los terroristas atentan específicamente contra poblaciones civiles. Para ellos no supone ninguna diferencia si sus víctimas son o no bebés, mujeres o niños.
 
La captura iraní del 23 de marzo de 15 marineros de la Marina Real británica debería plantear una serie de preguntas. Los marineros formaban parte de la tripulación del HMS Cornwall, una fragata puntera dotada de dispositivos de vigilancia de alta tecnología y armamento avanzado. Los marineros, enviados en embarcaciones pequeñas, estaban abordando e inspeccionando buques de carga en aguas iraquíes en busca de contrabando.
 
¿Por qué no fueron detectadas por el radar las seis patrulleras iraníes, y por qué no se hicieron disparos de advertencia mientras se aproximaban a las embarcaciones británicas? ¿Es incompetente el comandante del HMS Cornwall, Jeremy Woods, o se le ordenó que se quedara de brazos cruzados y no hiciera nada?
 
El procedimiento de acción estándar de un abordaje de la Marina Real es que el buque nodriza se encuentre en posición de proporcionar cobertura o fuego de advertencia. Existen algunas especulaciones en torno a que, cuando los marineros fueron capturados, el comodoro Nick Lambert, el oficial de más alto rango de Gran Bretaña en la zona, estaba intentando establecer las normas de confrontación con el Ministerio de Defensa en Londres. Me parece un momento extraordinariamente desastroso para establecer las normas que confrontación.
 
Usted dirá, '¿Qué debería haber hecho el HMS Cornwall?' Debería haber realizado disparos de advertencia, y si los iraníes hubieran persistido, deberían haber sido hundidos. Usted podría decir, '¡Eso habría puesto en peligro las vidas de los quince marineros británicos!' Esa es una de las tragedias de la guerra: la gente muere.
 
Gran Bretaña no es la única en utilizar normas de confrontación cuestionables. Las tropas norteamericanas se han encontrado en enconados combates con terroristas en Irak y Afganistán en los que los terroristas se meten en una mezquita para buscar protección. Han habido informaciones de que los terroristas han utilizado mezquitas como arsenales. No obstante, el lugarteniente norteamericano Christopher Garver decía inequívocamente que las tropas norteamericanas no entran en mezquitas 'por el único propósito de impedir actividades insurgentes'.
 
Durante la campaña italiana de la Segunda Guerra Mundial, las tropas norteamericanas descubrieron a los alemanes utilizando el histórico monasterio benedictino de Monte Cassino como destacamento de observación. Nuestros bombarderos redujeron el monasterio a una pila de escombros. Según las leyes de guerra, si los combatientes utilizan propiedades protegidas tales como hospitales o lugares de oración como escudos o camuflaje, ellos son culpables de violaciones de las leyes de guerra y ellos son responsables de la propiedad amparada. Las normas políticamente correctas de confrontación de ahora ponen en peligro innecesariamente las vidas de nuestros efectivos y reducen su eficacia.
 
La captura de los quince marineros de la Marina Real plantea otro problema. Las normas de la Convención de Ginebra rezan, 'No se ejercerá ninguna coacción física o moral sobre las personas amparadas [por la Convención], en particular con el fin de obtener información de ellas o de terceras partes', añadiendo que los prisioneros de guerra 'en toda circunstancia, tienen derecho a que se respete su persona... especialmente frente a todo acto de violencia o amenaza del mismo, y contra insultos y la exposición pública'.
 
La exhibición de los prisioneros por parte de Irán ante los medios y la obtención de confesionales mediante coacción violan la Convención de Ginebra, que solamente exige que los presos den su nombre, rango y número de identificación al captor. ¿Cuánto enfado mundial hubo debido al maltrato de los presos por parte de Irán en comparación con las presunciones del maltrato a prisioneros por parte de soldados norteamericanos en Abú Ghraib? Hubo poco o ninguno.
 
La supervivencia de Occidente exige que despertemos y reconozcamos el verdadero carácter del enemigo al que hacemos frente. Estamos involucrados en un conflicto con una cultura que tiene poco respecto a los valores occidentales que sostienen lo sagrado de la vida humana. Los terroristas atentan específicamente contra poblaciones civiles. Para ellos no supone ninguna diferencia si sus víctimas son o no bebés, mujeres o niños. Al librar la guerra contra el terrorismo, Occidente debe emplearse a fondo, arriesgando con frecuencia las vidas de nuestras tropas con el fin de evitar bajas civiles. Occidente tiene los medios, pero no la voluntad, para destruir por completo a los terroristas y los países que les conceden asilo. Odio pensar en lo que harán los terroristas para darnos la voluntad.
 
 
Ó 2007, Creators Syndicate Inc.