¿Mueven Siria e Irán los hilos de Turquía en Irak?

por Walid Phares, 2 de noviembre de 2007

El PKK es el Partido de los Trabajadores del Kurdistan que adoptó la violencia en su lucha contra Turquía. Mientras el Parlamento turco votaba recientemente a favor de autorizar una invasión limitada del norte de Irak para combatir a las milicias del PKK, se pueden ver las sombras alargadas de dos regímenes hostiles en la región, impacientes por ver a un miembro de la OTAN, Turquía, enfrentándose eventualmente a Estados Unidos a través de sus aliados locales en Irak.
 
En la práctica, los regímenes sirio e iraní han venido activando los precarios mecanismos de una intervención militar turca en el norte de Irak desde hace tiempo. Lógicamente, el colapso de la seguridad en la zona más segura de Irak conduciría a una sacudida de la estabilización militar del país, el principal objetivo de los planes norteamericanos en Irak.
Pero los planes de Irán para Irak, que he analizado con anterioridad, consisten en tres tipos de desestabilización:
 
un avance iraní por el sur,
una apertura de Siria a los jihadistas en el centro, y
arrastrar a Turquía a un duelo de baja intensidad en las montañas del norte.
 
Para poner en marcha preventivamente su tercera iniciativa en el Kurdistán iraquí, Teherán y Damasco vienen presionando todos los botones adecuados de la confrontación. El bombardeo de las aldeas de la parte norte del Kurdistán iraquí por parte de Irán a lo largo de los últimos meses pretendía animar a Turquía a hacer lo mismo.
 
Las salvas de apertura de los ayatolás van a tensar las reacciones norteamericana y kurda. Además, se rumorea que los pasdarán de Irán -- la Guardia Revolucionaria que proporciona formación y apoyo a grupos terroristas tanto por toda la región como en el extranjero -- se han infiltrado en algunos círculos dentro del PKK, dado que éste se encontraba radicado en Siria hace apenas unos cuantos años. El PKK ha emprendido de pronto operaciones inexplicables dentro del Este de Turquía con nuevos bríos, tras años de calma. Las fuentes locales están seguras de que el PKK ha sido manipulado tanto por Irán como por Siria para cometer estos actos del terror en suelo turco mientras las bases oficiales del grupo se encuentran en suelo iraquí. De ahí que los ataques que provocan la furia y las represalias turcas pudieran haber sido manipulados por 'el eje'.
 
Pero el régimen sirio tiene otra baza que podría jugar. Según fuentes bastante solventes en la región, y no para sorpresa de los expertos, el régimen alawita de Siria (los alawitas son importantes en la dirección de Siria, dado que el Presidente Bashar al-Assad y su padre, Hafez, son alawitas) ha tenido buenas relaciones con oficiales alawitas integrantes de las fuerzas armadas de Turquía. La 'conexión alawita' podría haberse activado para instar a una respuesta y una incursión militar en el norte de Irak. Pero al margen de esto, el régimen Assad y el Gobierno islamista de Turquía -- que salió reforzado en las pasadas elecciones presidenciales en Ankara -- tienen un objetivo de interés común al debilitar la presencia norteamericana en Irak.
 
Assad piensa que puede ayudar a crear una importante alianza turco-siria-iraní contra los kurdos en el norte de Irak. Y según la misma lógica, los kurdos, sólidos aliados norteamericanos, harán frente a otro aliado formal de Washington en suelo iraquí: Turquía.
 
El plan es arrastrar al ejército turco (tradicionalmente no dado a encontrarse frente a frente con un aliado de importancia) a ingresar en un territorio en el que 'están radicados los terroristas', pero en el que éstos podrían ser indistinguibles de aquellos peshmergas kurdos que componen el grueso del nuevo Irak post-Sadam. El resto se puede imaginar.
Mientras 'el eje' utiliza todas sus bazas para tambalear las democracias de Irak y el Líbano, los kurdos del norte de Irak debieran haber actuado rápida y estratégicamente. No debería de haber ninguna base del PKK en sus zonas porque son una receta para el desastre.
 
La situación en Irak en conjunto es aún compleja, precaria y volátil, a pesar de los avances realizados por los nuevos planes militares norteamericanos, incluyendo el incremento gradual de efectivos. El norte debe seguir siendo estable y seguro y, por encima de todo, en paz con la única frontera 'con la OTAN' que tiene Irak. Las fronteras restantes que tiene el Kurdistán iraquí son con los pasdarán iraníes y el Baaz sirio. Ambos quieren la cabeza del nuevo Irak.
 
En lugar de jugar a las casitas con Teherán y Damasco, la ciudad kurda de Soleimaniye debe reforzar su propia fuerza disuasoria y mantener la estabilidad y la paz con su frontera norte con Turquía. Sabiendo de primera mano que el nuevo gobierno islamista de Ankara está agitando las aguas dentro de la República modernista Kemalista, la dirección kurda de Irak tiene que evitar a cualquier precio ofrecer excusas a una aventura turca en sus zonas.
 
Por tanto, se recomienda que los líderes kurdos de Irak sean los que metan en cintura al PKK con el fin de evitar tener al ejército turco cruzando la frontera. Estados Unidos puede -- y debería -- arbitrar acuerdos entre los kurdos iraquíes y el ejército turco para evitar el ascenso de un Triángulo anti-Kurdo en la región.

 
 
El Dr. Walid Phares es un experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas. Es miembro decano de la Fundación de la Defensa de las Democracias y escribe en publicaciones especializadas como Global Affairs, Middle East Quarterly, and Journal of South Asian and Middle East Studies además de para diversos periódicos de renombre mundial y de opinar para medios como CNN, MSNBC, NBC, CBS, ABC, PBS y BBC.