Menos palabrería y más dinero

por Helle Dale, 12 de mayo de 2006

¿Tienen las democracias de Europa algún problema con los objetivos americanos de fomentar la democracia en el mundo? En la campaña para recaudar dinero destinado al nuevo Fondo de las Naciones Unidas para la Democracia (UNDEF), que se lanzó el 6 de Marzo, Estados Unidos e India han surgido como los mayores donantes de la causa. Por otro lado, los países europeos han sido verdaderamente tacaños en su apoyo. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso que Europa no está a favor de promover la democracia? Claro, a Europa le encanta sacar pecho sobre su historial de ayuda exterior y los europeos constantemente andan buscando cómo avergonzar a Estados Unidos en este tema. El Ministro de Economía británico (y probablemente próximo Primer Ministro), Gordon Brown, está entre los que han presionado para que cada nación desarrollada se comprometa a donar el 0.7% de su PNB para ayuda exterior.
 
En realidad, pocos países europeos fuera de Escandinavia logran este objetivo. Pero a fuerza de contar cada detalle, desde los programas de ayuda para estudiantes, emisiones internacionales hasta la ayuda a las ex colonias, los gobiernos europeos sí parecen dar más que Washington.  Y ya que la contabilidad oficial no quiere sumar las contribuciones privadas internacionales - algo de mucho arraigo tradicional en Estados Unidos - a menudo la disparidad sí que es bochornosa. Aquí, sin embargo, Estados Unidos tiene una excelente oportunidad para pedir a los europeos que respalden con hechos lo que afirman.
 
En el encuentro inaugural sito en Nueva York, 19 países ofrecieron un total de 44 millones para los proyectos del Fondo a nivel mundial. A finales de Abril, ya había entrado en las arcas casi 33 millones de dólares. Estados Unidos, India y Qatar, los mayores donantes, habían aceptado el reto y cada uno contribuyó 10 millones de dólares para empezar. Después, Estados Unidos se comprometió a entregar 7.9 millones más por este año. Le sigue Australia que ha sido muy generosa en su respuesta con 7.5 millones de dólares.
 
A pesar de que los embajadores alemán y francés ante la ONU hablaron muy bonito alabando el proyecto y a pesar de la riqueza de Europa, Alemania sólo ha aportado 1,6 millones de dólares, Gran Bretaña 609.350 dólares y Francia 588.100 dólares. Estas cifran fueron recogidas por Thierno H. Kane, director de las divisiones de organizaciones civiles del Programa para el Desarrollo que patrocina la ONU y fueron publicadas la semana pasada durante una reunión en Berlín. Otras naciones europeas han ofrecido sólo 10.000 dólares al año aunque debemos hacer hincapié en que la mayoría de estos países son de las zonas central y este de Europa, cuyas economías todavía están luchando por salir a flote.
 
El Vicesecretario Adjunto americano de Organizaciones Internacionales, Mark Lagon, ha afirmado con mucho tacto que “incluso las pequeñas contribuciones son importantes... Todos los donantes serán parte de un comité de consultas para hablar acerca del uso de los fondos”. Esto significa que Estados Unidos será uno de los 17 miembros del comité; al menos es una mejora con respecto al sistema general de la ONU que no garantiza la participación americana en ningún comité excepto en el Consejo de Seguridad a pesar de que Estados Unidos paga más de la cuarta parte del presupuesto de la ONU.
 
Las buenas noticias son que, a pesar de todo, el Fondo ha arrancado; es el primer paso para crear responsabilidad democrática en la ONU. Y vemos el fuerte contraste entre el Fondo y el Consejo de Derechos Humanos (la modernizada versión de la Comisión de Derechos Humanos) del cual Estados Unidos decidió mantenerse alejado. El Consejo no tienen ningún criterio para la aceptación de sus miembros, ni en términos de gobierno democrático ni de bloqueo de participación a otros países por estar bajo sanción de la ONU.
 
El Presidente Bush fue el primero en proponer el Fondo para la Democracia durante su discurso anual ante la Asamblea General de la ONU en Septiembre de 2004 y que luego fue avalado por los miembros como parte de las iniciativas de reforma de la ONU. Su objetivo es mejorar una de las más grandes deficiencias de la ONU: Mientras que la organización aparenta ser un cuerpo democrático, demasiados de sus miembros ni siquiera son democracias. Además, hay una gran proporción de miembros que pagan una suma anual simbólica por el derecho de votar junto con Estados Unidos, Japón, Alemania y otros grandes contribuyentes.
 
De modo que, un poquito más de entusiasmo por parte de Europa a favor del Fondo de la ONU para la Democracia sería lo justo si es que los europeos hablan en serio sobre la necesidad de mejorar la ONU - esa ONU por la cual profesan una devoción casi religiosa — y si de verdad están comprometidos a fomentar la democracia tal y como lo afirman. Eso es, claro, a menos que no sientan ganas de apoyar cualquier idea nueva porque viene de Washington. A veces uno como que presiente que ése puede ser el impedimento más grande de todos.

 
 
Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en The Wall Street Journal, The Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.
 
©2005 The Heritage Foundation
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
 
GEES agradece a la Fundación Heritage el permiso para publicar este artículo.