Medios de comunicación en España: cuando la balanza es desequilibrada

por Ana Ortiz, 26 de diciembre de 2008

Cuando faltan unos días para despedir 2008 y con perspectivas menos que halagüeñas para 2009, no está de más echar la vista atrás y observar cómo está el panorama de los medios de comunicación en España, sobre todo, en el ámbito ideológico.
 
Sabemos es que la crisis económica no está perdonando ni a unos ni a otros. El vil metal ha igualado a los medios de comunicación. Según EL Confidencial Digital, las pérdidas están en torno al 30%. Las cabeceras principales- El País, El Mundo, ABC y La Razón- tienen por primera vez, algo en común: deudas.
 
En lo que sí sigue habiendo diferencias es en el ámbito de sus preferencias políticas, aunque también dentro de las ideologías comunes hay susceptibilidades.
 
El panorama mediático español es una mezcla de  intereses empresariales y políticos aunque haya quien todavía no lo reconozca. Solo señalar algunos hitos interesantes acaecidos a lo largo del año que se cierra sirve para demostrar este particular.
 
Es especialmente interesante observar hasta qué punto, el cambio de algunos al comprobar que su apuesta electoral no ha sido la triunfadora. Este particular sigue demostrando la división que sigue existiendo entre la derecha mediática y la orfandad del Partido Popular en cuanto a medios de comunicación afines se refiere. Es un referente para comprobar la fortaleza de los medios afines a la izquierda frente a los que están más próximos a la derecha.
 
Amistades peligrosas
 
Que el Grupo estrella  en España es Prisa no es noticia. Que ha sufrido en su fuero interno el desdén meticulosamente medido por Moncloa sigue siendo digno de mención. Que además, es señalado de favoritismo por sus adversarios no le beneficia en un momento en el que sus deudas son importantes y sigue teniendo temas pendientes que resolver. Asuntos de capital importancia, como es la venta de Sogecable.
 
Durante la primera legislatura del presidente Zapatero se pudo comprobar como el todopoderoso Grupo perdía fuelle ante las maniobras orquestadas desde lugares cercanos a Moncloa, que propiciaron la entrada en el sector de nuevos medios, tanto en prensa escrita como en televisión. Quedó demostrado que el Rey Sol comenzaba a perder algo de su fulgor ante los ojos del césar, aunque a su pesar, sigue sintiendo debilidad por él. Algunos ejemplos lo avalan.
 
En más de una ocasión, se ha señalado desde estas páginas la habilidad la izquierda para entender a la perfección la importancia que tienen los medios de comunicación para difundir el mensaje político entre los ciudadanos.
 
En una legislatura tan reñida como la anterior, era necesario aglutinar a toda la izquierda en torno al mensaje socialista, si se querían ganar las elecciones, como así ha sido.
 
El derrumbe paulatino de Izquierda Unida iba dejando un hueco que había que cubrir y tratar de sumar a favor de la izquierda tradicional, al igual que los nacionalismos más escorados a la izquierda, como es el caso de BNG o ERC. Es más, asegurarse el apoyo del mismo PSC también sigue siendo vital, por la cantidad de escaños que aportan.
 
Este razonamiento puede servir como base para entender la aparición de Mediapro en el panorama mediático español con la fuerza que lo ha hecho, así como para tener claro el interés de que el Grupo Zeta- cercano al PSC- no fuera comprado por “cualquiera”.
 
Vayamos por partes.
 
Si Prisa, con El País y La Ser a la cabeza, son las fuentes habituales en las que bebe la izquierda tradicional española, la que se identifica con la vieja guardia socialista capitaneada por Felipe González y los políticos de su generación, Mediapro, en formato Público y La Sexta, vienen a satisfacer la necesidad de información de esa otra izquierda más radicalizada, cuyos votos han sido vitales para que Zapatero revalidara en el Gobierno.
 
Consciente de la fidelidad de Prisa, en las filas socialistas seguramente intuía que esta operación no le pasaría factura ante once millones de votantes, pero sin embargo,  sumaba a la causa,  los restos del naufragio de la “izquierda de la izquierda”.
 
Todavía resuena en los oídos del gran público la tormenta desatada por la “guerra del fútbol”, que puso de manifiesto la seguridad con que Mediapro se ha movido siempre en el ámbito de la comunicación, en detrimento del Grupo Prisa.  Hasta el ex presidente González intervino en la polémica del “fuego amigo” que se materializó durante algunos meses en los editoriales de Prisa. 
 
Hoy, Mediapro ya no lo tiene tan seguro, a juzgar por la falta de concesiones radio que esperaba obtener en la pedrea organizada por el CAC. La presunta radicalización de este Grupo mediático a favor de ERC, y la multitud de desencuentros que tiene este partido político con su socio de Gobierno, el PSC, ha sido una de las claves apuntadas por los expertos.
 
Siguiendo este razonamiento, se podría interpretar como un aviso para navegantes: “te apoyamos siempre y cuando no saques los pies del tiesto. Somos nosotros los que hemos facilitado que entres en el juego. No lo olvides”.
 
Durante la operación de entrada de Mediapro en el mercado audiovisual,  Prisa no fue el único holding favorable a la izquierda política que puso el grito en el cielo. El Grupo Zeta- en la línea editorial del PSE - también se quejó constantemente de los presuntos favores que se vislumbraban en toda la operación de concesión de licencias de televisión en abierto- Cuatro y La Sexta.
 
Un Grupo cuya operación de venta trajo más de un quebradero de cabeza, puesto que en igualdad de condiciones económicas, no era fácil sostener la preferencia por un empresario extremeño ajeno por completo al mundo de los medios, pero con buenas relaciones en las filas socialistas de Extremadura. Esta condición pudo más en su día sobre el excelente posicionamiento de otro de los candidatos, el Grupo Planeta, con Lara a la cabeza, de quien no se tenía muy claro si su participación en el diario pro nacionalista Avui era condición suficiente para aspirar a hacerse con el Grupo Zeta.  
 
Después del ruido que generó la operación que dejó las cartas al descubierto del peso político que podría conllevar esta operación, Antonio Asensio sigue teniendo la patata caliente encima de la mesa. El Grupo Zeta sigue dependiendo de él. También la resolución de sus problema, tanto a nivel económico, como a nivel profesional.
 
A finales de 2008, parece que la relación entre Prisa y el Gobierno de Zapatero pasa por mejores momentos.  Algunos hechos recientes llevan a concluir que el Gobierno no las tiene todas consigo y sigue necesitando de la amistad de los de siempre. A pesar de que durante la legislatura pasada ha sufrido lo indecible a cuenta de la situación generada por la entrada en el mercado de Mediapro, la sospecha de que nunca ha sido abandonado a su suerte sigue planeando sobre su cabeza.
 
Pongamos dos ejemplos. Uno, el más reciente, ha sido la polémica relacionada con los vuelos de presos hacia Guantánamo presuntamente autorizados por el ex presidente Aznar- un recurso recurrente cuando los problemas se avecinan tanto para el Gobierno, como para Prisa: 3 millones de parados y descenso de ventas y publicidad. Como se comentaba en el análisis anterior, se acaba descubriendo que la cosa no es como se cuenta y además, se acaba descubriendo que el Gobierno actual tiene también sus tejemanejes en el asunto. El resultado ya lo sabemos,  Prisa se ha negado a publicar la carta de rectificación enviada desde la fundación Faes, presidida por José María Aznar, y los informativos de Cuatro cargan con los profesionales que trabajan para el ex presidente, “tachándolos de caraduras con cara de cemento armado”.
 
Otro ejemplo lo ha brindado el director del El Mundo, Pedro J. Ramírez, quien acusa al Gobierno de no ayudar correctamente a los medios, por considerar que solo se centra en el Grupo Prisa. En un desayuno de trabajo, volvió a recordar que  el Gobierno cambió la ley reguladora de la radio, para ejemplificar esos gestos de favor. Según Pedro J., el cambio en la legislación en 2005, puso en bandeja la compra de Antena 3 Radio por parte de la Cadena Ser, una adquisición que el Tribunal Supremo había denegado después de haber sido aprobada por el consejo de Ministros. “Ese hecho (y otros) evidencian y delatan las ayudas del Gobierno del PSOE hacia el grupo Prisa. Este es uno de los principales aspectos que deben cambiar antes de plantearse si el Gobierno debe ayudar a los editores económicamente”.
 
En este escenario de apoyos a la izquierda ideológica representada por el actual Ejecutivo no podemos olvidar el papel de la televisión pública.
 
En estas páginas se ha puesto de manifiesto la conveniencia de seguir manteniendo los entes públicos cuya razón de ser hay que buscarla en el origen mismo de los medios audiovisuales. Como quedó argumentado en dos análisis, la Sociedad de la Información es incompatible con la existencia de una televisión pública mediatizada por el gobierno de turno, en este caso, el Gobierno socialista. 
 
La mediatización del mensaje del ente público quedó señalado desde el mismo Grupo Prisa.  El 2 de diciembre de 2007 decía textualmente:
 
“Mediapro se ha convertido en un proveedor privilegiado de RTVE. Tras comprarle los derechos de la Premier League inglesa, el grupo público acaba de entregar en exclusiva a la productora de Jaume Roures la distribución en toda América de su Canal Internacional y de su servicio 24 horas. Hasta el momento dicha gestión comercial estaba encomendada a 10 agentes comerciales con oficinas en Brasil, Canadá, Colombia, Argentina, México, Perú, Venezuela y Estados Unidos. La mayor parte de ellos tenían contrato desde 1999, pero les fueron rescindidos sin explicación alguna el pasado mes de julio mediante cartas remitidas por el director general corporativo de RTVE, Jaime Gaiteiro. Desde que se hicieron con la gestión de estos derechos los citados agentes, la facturación para RTVE ha sido creciente hasta alcanzar los cinco millones de euros, con unas comisiones cobradas por los agentes de en torno al 10% sobre esa cantidad. Pero la televisión pública ha procedido a la rescisión de todos ellos y a la adjudicación, sin concurso alguno, a Mediapro, a través de su filial Mediaworld”.
 
El caso es que unos cuantos ejemplos recientes bastan para señalar que la izquierda mediática en España sigue siendo fuerte, en parte gracias al Gobierno actual, que en su habilidad en comunicación y marketing, ha sabido dar cabida a medios nuevos necesarios para aglutinar las necesidades informativas de esa izquierda que se ha quedado descolgada, a la vez que sabe alimentar apoyar los intereses de los media de izquierda tradicionales. Esto, sin olvidar el excelente uso de los medios públicos a su favor- al igual que lo hacen el resto de los Gobiernos- dicho sea de paso.
 
¿Se encuentra la derecha en igualdad de condiciones?
 
Divididos
 
La falta de fortaleza de los medios de la derecha frente a los de la izquierda puede escenificarse en unos cuantos ejemplos.
 
Puno de los más reseñables, la operación llevada a cabo por Vocento a principios de 2008, cuando decidió fortalecer su cabecera insignia, ABC, con la cúpula de La Razón. Durante esta operación, Vocento fichó  a los hombres clave del diario de Planeta- director, subdirectores y hasta miembro fundador- además de recuperar a los que en su día, se había “llevado” La Razón de las filas de ABC.
 
Hoy, La Razón pasa momentos delicados y se dice que uno de sus principales avales para seguir en el mercado es el predicamento del veterano Alfonso Ussía.
El mismo fundador de La Razón, Luis María Ansón, ha creado otro periódico, El Imparcial, a la vez que mantiene una columna en El Mundo.
 
Otro ejemplo digno de mención es la falta de apoyo a la actual cúpula del Partido Popular por parte de la mayoría de los medios afines a la derecha, en especial, El Mundo, quien unos días después de señalar la conveniencia de que Mariano Rajoy abandonara el liderazgo del PP, había solicitado el voto para este candidato.
 
Medios como Libertad Digital y La cadena COPE manifiestan también su disconformidad con la actual dirección del principal partido de la oposición. Un Partido que no se ha destacado precisamente por su olfato en los campos de la comunicación y el marketing cuando ha tenido oportunidad de mejorarlo. Actitud que no ha contribuido a sumar adeptos a su causa.
 
El caso es que el desencuentro entre unos y otros, que en el fondo tienen el interés común de desbancar a la izquierda del poder, no parece que se vaya a resolver en breve espacio de tiempo, situación que al final, beneficia al “enemigo común”: medios y Gobierno.
 
Un razonamiento de peso para entender esta situación puede ser que prima la honradez y la consecuencia con actuaciones y pensamientos, frente a conveniencia económica y política. Las posibles maniobras de unidad que se podrían orquestar al margen de las diferencias quedan fuera de juego, a favor de la defensa de los diferentes puntos de vista, tanto desde los medios, como desde el propio Partido Popular. Pero ninguno sale beneficiado con ello, o al menos, no en el corto plazo.
 
Lo de siempre
 
Para buena parte de los consumidores, la aparición de nuevos medios de comunicación hizo pensar en su día que nuevos aires eran posibles en el campo de la información. El nacimiento y puesta en marcha de la TDT, por ejemplo, ha brindado la oportunidad de elegir en el amplio abanico de posibilidades que se brinda al gran público.
 
La realidad es algo diferente. La izquierda está muy bien posicionada en los medios. A pesar de sus diferencias, parecen entender que el enemigo que hay que combatir está fuera de su ámbito.
 
¿Favoritismo de unos? ¿Honradez y consecuencia de otros?
 
Las cosas son como son y tiene pocos visos de cambiar.

 
 
Ana Ortiz es Analista Adjunta en el área de Medios de Comunicación.