Margaret Thatcher: un liderazgo para recordar

por Alfredo Crespo Alcázar, 7 de diciembre de 2009

 

"A aquellos que están tentados a girar hacia la izquierda permítanme decirles esto, en palabras atribuidas a Abraham Lincoln: tú no puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte"[1].
 
1. La Dama de Hierro como ejemplo
 
El 22 de noviembre se cumplieron 19 años del final de la era de Margaret Thatcher como Primera Ministra británica. Pocas figuras tan relevantes, desde el punto de vista político y económico, dio el siglo XX. Su obra no sólo se limitó a su país, sino que tuvo un destinatario global: el mundo. Para ello, empleó un mensaje directo y sencillo, tal y como nos describía Florentino Portero: "con ella el pragmatismo dio paso al compromiso con unos principios y unos programas. Todo era previsible. Se sabía lo que iba a hacer porque el gobierno había firmado un acuerdo con la ciudadanía para llevar a cabo una política determinada"[2].
 
Sin embargo, casi dos décadas después, no ha recibido la atención que merece, y en ocasiones se la ha tratado de desacreditar, incluso desde las filas de su propio partido (como fue el caso de quien en su día fue considerado su delfín, Michael Portillo). Es por tanto de justicia dedicar, aunque sólo sea unas líneas, unos folios, a hablar y reflexionar sobre esta dirigente de talla excepcional, más aún teniendo en cuenta que el mundo globalizado del siglo XXI afronta un buen número de problemas conexos que exigen su inmediata solución. El terrorismo global, las armas de destrucción masiva, la inmigración ilegal y el tráfico de personas son sólo algunos. El éxito frente a ellos exige determinación y confianza absoluta en aquel corpus teórico que se defiende. El relativismo nunca ha sido ni será la receta adecuada.
 
Se trata de una tarea fácil de formular pero difícil de llevar a la práctica. Para acometerla, el pasado más reciente nos ofrece su ejemplo como paradigma a seguir puesto que en defensa de la libertad, Thatcher libró una batalla sin complejos empleando un credo político que estaba en desuso en aquel momento y la ganó.
 
2. El Tacherismo: una ideología con capacidad de influir en los suyos y en sus rivales
 
Las recetas económicas y políticas aplicadas por Margaret Thatcher, tras su triunfo electoral de mayo 1979, sirvieron para la recuperación del declive económico en el que estaba sumido el país producto, en gran medida, de la aceptación por laboristas y conservadores del denominado "consenso de posguerra" como receta única e infalible para dirigir el destino del país.
 
Thatcher, por el contrario, apostó por las soluciones liberales, algo a lo que muchos en el Conservative Party se oponían, empezando por su antecesor Ted Heath, quien con motivo de las elecciones de 1970 tuvo la opción de aplicarlas, pero la presión de los sindicatos y de la izquierda laborista le disuadió.
 
Al respecto, Thatcher en 1996, durante el homenaje a su gran colaborador Keith Joseph (1918-1994) afirmaba:
 
"fue esa flaqueza fundamental en el corazón del conservadurismo la que aseguró que incluso los políticos conservadores se consideraran a sí mismos destinados meramente a administrar un rápido cambio hacia algún tipo de Estado socialista. Esto fue, lo que siguiendo a Keith (Joseph), llamamos el efecto trinquete"[3].
 
Vemos como esta tesis es idéntica a la sostenida en 1975, una vez elegida líder del partido derrotando en las "primarias" a James Prior, William Whitelaw y George Howe:
 
"lo que estamos viendo es que el socialismo simplemente no funciona. Lo que estamos viendo en Reino Unido ahora no es una crisis del capitalismo sino del socialismo. El Estado controla la economía restringiendo la libertad sin producir prosperidad. Eso es lo normal en los países comunistas.(?). En comparación con los países comunistas, los occidentales han mostrado que la libertad funciona. Pero en Reino Unido esa libertad está siendo permanentemente amenazada y erosionada. (?). Yo creo que la gente desea tener más libertad de elección en cada uno de los aspectos de su vida: libertad para elegir dónde trabajan, libertad para elegir las mejores escuelas para sus hijos; libertad para tener propiedad privada y para tener vivienda. El deseo de los ministros laboristas es restringir la libertad de la gente y es que ellos no tienen confianza en que la gente elija acertadamente y dirija sus propios asuntos.(?). El socialismo tiene que ser derrotado y pronto, o será demasiado tarde"[4].
 
El ideario político-económico (difundido a través de centros de investigación como el Centre for Policy Studies[5]) adoptado la "Dama de Hierro" no sólo cambió a su país y a su partido, sino también a su rival, el Labour Party, que bajo la dirección de Tony Blair (1994-2007) aceptó los postulados político-económicos que habían estado vigentes en Reino Unido durante los ochenta y noventa. Éste fue, sin duda alguna, factor clave para ganar tres elecciones de forma consecutiva (1997, 2001 y 2005). De hecho, cuando tuvo lugar la primera de sus victorias, analistas políticos como Álvaro Vargas Llosa o Andrés Oppenheimer, sostuvieron la tesis de que la gran vencedora de esos comicios había sido Thatcher. Charles Powell también seguía este hilo conductor:
 
"para ganarles (a los tories), Blair se ha visto obligado a tirar por la borda una parte del bagaje ideológico del laborismo tradicional y dar por buenos aspectos más destacados del legado tacherista. (?). Lejos de ser un referente exclusivamente negativo, para la estrategia del nuevo laborismo Mrs Thatcher es sinónimo de continuación y liderazgo fuerte"[6].
 
Sin embargo, hoy en día, el actual Primer Ministro Gordon Brown para solucionar la crisis económica que sufre Gran Bretaña, ha optado justo por lo contrario, esto es, por la intervención, fórmula que ya aplicaron sus predecesores Harold Wilson (1974-1976) y James Callaghan (1976-1979)[7] con nefastos resultados tanto para el país (aumento del paro, deterioro de las condiciones de vida) como para el propio laborismo pues su política estaba subordinada a las Trade Unions (los sindicatos).
 
3. El Tacherismo como revolución total y necesaria ante un panorama desolador
 
Margaret Thatcher llega al poder en mayo de 1979 con un credo político nuevo y que había ido exponiendo durante sus años como líder de la oposición (1975-1979) al gobierno laborista del binomio arriba citado. Ella misma, en unos de sus discursos más grandes de la campaña electoral, el titulado "Now is the time to choose" (16 de abril de 1979) sostenía que la elección eran claramente una. Con sus propias palabras:
 
"continuar como estamos que es la opción fácil pero no podremos hacerlo por más tiempo ya que año tras año Reino Unido está cayendo por detrás de sus vecinos y el pueblo británico no tolerará por más tiempo que su país se convierta en el más pobre de Europa Occidental. (?) Pero no necesitamos continuar como estamos, nuestro declinar no es inevitable. Gran Bretaña fue una vez un gran país pero la grandeza desaparecerá a menos que cambie"[8].
 
Desde 1945 a 1979 laboristas y conservadores se sucedieron en el gobierno británico, aunque con mayor presencia de los segundos. Unos y otros aceptaron el consenso de posguerra, esto es, los postulados del Estado de Bienestar, como propio. En este sentido, los tories, tras su derrota en las elecciones de 1945 a manos del Labour Party liderado por Clement Attlee, dieron un giro ideológico que tuvo dos consecuencias interrelacionadas:
 
a)                 aceptación del Estado Providencia.
b)                 eliminación del cualquier componente liberal en sus programas políticos.
 
A tal efecto, y como maquinaria ideológico-propagandística, irrumpieron algunos think tanks vinculados al partido, el de mayor importancia el Tory Reform Group[9]. Winston Churchill, Anthony Eden, Harold MacMillan o Alec Douglas-Home (primeros ministros en el periodo comprendido entre 1951-1964), se adhirieron a las teorías económicas keynesianas. Edward Heath, Primer Ministro entre 1970-1974, aunque las cuestionó en los meses previos a las elecciones, nunca se atrevió a acabar con ellas, sino que muy al contrario, las alentó, entre otras razones por la presión derivada de la izquierda y de los sindicatos.
 
El resultado fue que cuando Thatcher llegó al poder se encontró un país económicamente hundido, políticamente sin influencia en la esfera internacional (en los sesenta recibió el doble veto francés a su deseo de integrarse en la Comunidad Económica Europea) y socialmente, que era lo más preocupante, halló una sociedad débil, cuyo destino parecía ser fagocitada por el socialismo y que además no estaba dispuesta a hacer nada por evitar su derrota. Una sociedad, en definitiva, estancada y donde la iniciativa individual había sido suplida por una postura acomodaticia, acostumbrada a que el Estado satisficiera cualquiera de sus necesidades.
 
Con todo ello, un sentido de derrota/abatimiento se había apropiado tanto de su país (invierno del descontento) y de Europa Occidental (cesiones ante la URSS y por extensión, ante el comunismo). ¿Era el socialismo/comunismo inevitable?, ¿la democracia y la libertad estaban destinadas a ser derrotadas?, ¿el individuo estaba destinado a ser preso del Estado y de sus ataduras?.
 
Thatcher no sólo no se resignó sino que ganó la batalla. Como ejemplo cuantitativo están sus tres triunfos en elecciones generales (los tories retomaron su apelativo de "partido natural de gobierno"); como dato cualitativo, su influencia en la renovación del el Labour Party (escisiones y divisiones incluidas, siendo la más significativa la creación del Social Democratic Party, vinculado a Roy Jenkins, que concurrió a los comicios de 1983). No obstante, (el Labour) bajo la dirección de Michael Foot (1979-1983) se presentó a las elecciones con un programa de corte marxista (conocido, a su vez, como la mayor nota de suicidio en la historia y del que a buen seguro Aneurin Bevan hubiese estado orgulloso), perceptible en su visión de la OTAN y de la CEE. Ante la primera, apostaban por el desarme unilateral británico; la segunda, era considera un pool de capitalistas, por lo tanto, Reino Unido debía abandonarla lo antes posible.
 
Frente a este corpus doctrinal, Thatcher propuso:
 
a)                 el valor del libre mercado.
b)                 la importancia de la elección individual y de la responsabilidad.
c)                  los conceptos de obligación, familia e independencia nacional.
 
De lo que se trataba, en definitiva, era de instaurar el sentido común[10]. Más cristalina, si cabe, su siguiente cita:
 
"yo quiero sacar a la gente de este país de las arenas movedizas del socialismo. Yo no quiero una sociedad socialista tan rápido o tan lento como se pueda. Y yo no creo que los laboristas quieran una sociedad socialista en absoluto. En realidad, una gran mayoría no votó por ello, por esa particular marca de socialismo marxista que Michael Foot o Tony Benn y sus amigos nos venden"[11].
 
Fueron tales los cambios que introdujo que cuando Robert Walker escribió The Almanac of British Politics en 1983 sostenía que el Partido Conservador sería la formación del futuro y el laborismo, del pasado.
 
4. Determinación y coraje con una meta: la defensa de la libertad
 
De ambos valores tenemos algunos otros ejemplos que no deben pasar desapercibidos, a saber:
 
a)                 en Europa del Este fue aclamada una vez cayó el comunismo. En su viaje a Ucrania en 2007 fue recibida como una libertadora y Yulia Tymoshenko se refirió así a ella: transformó al Reino Unido, que dejó de ser el enfermo de Europa para ser una de las economías más poderosas. Ella se mantuvo firme ante la adversidad y se mantuvo firme ante la opresión[12].
b)                 se convirtió en la gran valedora occidental de Gorbachov.
c)                  creación de la figura del "Essex Man", esto es, el votante laborista y de izquierdistas que, sin embargo, dio su confianza electoral a Thatcher.
 
Ella demostró que la victoria de la libertad es posible pero que una vez conseguida, exigía una continuación en los esfuerzos porque sus rivales no se reducían única y exclusivamente al comunismo. En efecto, su mensaje estaba destinado a la perpetuidad, no debería tener fecha de caducidad. Durante los años noventa, esto es, cuando ya no era Primera Ministra, dio un listado de peligrosos adversarios que hoy en día nos parecen familiares? sin embargo ella los enumeró hace ya casi 20 años: the rogue states, el robber capitalism o el terrorismo. A éste último, cuando en el año 2002 recibió de la Fundación Heritage la medalla por haber sido una luchadora por la libertad, lo definió del siguiente modo: "es un demonio escurridizo, es técnicamente más sofisticado y con más ganas de infligir daños. Pese a todo ello, Occidente debe triunfar"[13].
 
5. ¿Novedosidad del Tacherismo?
 
La gran novedad de Margaret Thatcher es que tuvo el valor para retomar ideas que habían sido olvidadas por su partido provocando asimismo la transformación de éste. Por encima de todas ellas sobresale su idea de libertad del individuo y para el individuo, con un gobierno cuyo tamaño era obligatorio reducir. Este concepto será innegociable y estará indisolublemente unido al de responsabilidad (del individuo) y de seguridad (sin ésta no es posible la libertad y es el Estado quien debe garantizarla). Todos ellos se convirtieron en los argumentos y principios que dominaron el discurso del Partido Conservador durante los años de Thatcher en la oposición (1975-1979) y más tarde, en el gobierno (1979-1990). Sin embargo, la aplicación de este credo no fue automática. Es más, ella tuvo que hacer frente a un contexto adverso en un doble sentido:
 
a)                  muy pocos en su partido consideraban que fueran los adecuados para retomar el gobierno británico.
b)                 los tories se encontraban en la oposición frente a un gobierno laborista preso de su política de cesión ante los sindicatos.
 
Para Brian Walden, los Primeros Ministros tories en el pasado se habían comprometido a no desmantelar el Estado de Bienestar pero lo cierto es que tampoco habían introducido grandes mejoras en el mismo. Sin embargo, veían la aceptación del consenso de posguerra como la única forma de ganar unas elecciones. La derrota en las generales de 1974, hizo necesaria una nueva estrategia. Thatcher fue la encargada de idearla y de aplicarla. Norman Tebbit (hombre fuerte en sus sucesivos gobiernos) arremetió con fuerza contra algunos de los líderes del pasado del Partido Conservador por su pragmatismo (¿o posibilismo?).
 
Asimismo, estaba la propia sociedad británica que había adquirido una serie de vicios difíciles, pero no imposibles, de eliminar. Ella lo sabía pero estaba convencida de la superioridad moral de sus ideas y principios. Por tanto, el objetivo era claro: había que buscar un nuevo tipo de país, lo que se vio plasmado en sus promesas electorales, entre ellas, gobierno limitado o reforma del sistema impositivo que era tan excesivo como poco transparente.
Para ello delimitó una serie de etapas donde el primer paso para la recuperación de su país consistía en bajar los impuestos. La segunda, en liberar al individuo del control que sobre él ejercía el Estado. La tercera, buscar un equilibrio entre los derechos y las obligaciones de los sindicatos que se estaban convirtiendo en los auténtico controladores de la vida política y económica de Reino Unido. La cuarta etapa el control sobre el crimen. Recuperar el respeto hacia la ley y el orden algo que se tiene que iniciar desde abajo, desde las escuelas. La reforma del sistema educativo, suponía, en consecuencia, la quinta fase. La sexta tenía que ver con la defensa para lo cual Thatcher partió de una serie de premisas:
 
a)                  la peor situación para un país es no estar capacitado para defenderse.
b)                 vivimos en un mundo cada vez más peligroso, con la URSS apostando por el rearme por lo cual era un error que su país hiciera lo propio por el desarme.
 
En definitiva, ella veía estos principios como un corpus compartido por todo el electorado británico. Durante los años ochenta, consiguió su perfecta comunión puesto que para ello lanzó un mensaje:
 
"con bases morales con el que restaurar la honestidad en la política, la responsabilidad personal, el orgullo nacional, la reverencia a nuestro pasado y el respeto por el futuro. Aunque la dimensión económica tuvo prioridad al principio, es un error suponer que el programa del moderno partido conservador es sólo un programa de reforma económica"[14].
 
6. Conclusiones
 
Thatcher fue una stateswoman de ideas y de férreos principios, incluso cuando el contexto era especialmente adverso, como en 1981, momento en el que lanzó su frase lapidaria the Lady is not turning back. Para hablar de este tema, una voz autorizada es Lord Bernard Ingham, durante muchos años su jefe de prensa, para quien:
 
"sus dos primeros años no fueron simplemente una batalla contra sus oponentes y contra el escepticismo público que esperaba un giro en U en la política de Thatcher, sino también contra aquellos dentro de su propio Gabinete que temían las consecuencias políticas y sociales de su tratamiento"[15].
 
En íntima relación con la idea anterior, no podemos decir que la revolución de Thatcher fue algo que se llevó a cabo de la noche a la mañana. Buen ejemplo de ello es que Harold Wilson manifestó, erróneamente, que "está claro que el Partido Conservador se va a librar de Thatcher en menos de tres años"[16]. La historia, que da y quita razones, en este caso mostró el error de Wilson ya que en las generales de 1983 lograba un landslide (concepto que se emplea en la terminología británica para definir aquellas elecciones que se ganan por más de 100 diputados de diferencia).
 
Para Thatcher, el consenso de posguerra era sinónimo de fraude. Encabeza la corriente modernizadora (con Keith Joseph, Nicholas Ridley) vinculada a ideas "nuevas": el valor y la importancia del libre mercado; importancia de la elección individual y de la responsabilidad; los conceptos de obligación, familia, independencia nacional, individualismo y libertad. Gobierno limitado, cuya función era la de servir, nunca ser amo. Como sostiene Florentino Portero, un programa tan sencillo como radical, que en última instancia implicaba compromiso ideológico[17].
 
En su cruzada a favor de la libertad, no sólo renunció al pragmatismo y al relativismo sino que se opuso drásticamente a los mismos como forma de hacer política. Contemporizar con el enemigo era el primer paso para la derrota final.
 
Pese a la constante tendencia que hay en considerar a Thatcher como un adalid del libre comercio, éste no es más que una parte de su defensa total de la libertad del ser humano. En íntima conexión con esta idea, tenemos otra no menos importante: la responsabilidad individual. La fusión de ambas suponían una crítica feroz a la forma en que el Reino Unido era gobernado con un Estado omniabarcante, que había minado la esfera de libertad individual convirtiendo al hombre en un ser sin aspiraciones, ajeno a toda ética de trabajo, ahorro y autorrealización.
 
En definitiva, como sintetizó en su discurso de renuncia:
 
"You have served as Leader of the Conservative Party for nearly sixteen years and as Prime Minister for the past eleven years, the longest serving Prime Minister this century. You led the Government through a time of severe economic difficulty in the early years of the decade to a period of sustained economic growth unparalleled since the Second World War. Your fortitude sustained the effort to recover the Falkland Islands and showed a resolve which many thought had been lost to Britain. You have changed attitudes throughout industry and commerce so that enterprise and initiatives flourish and are respected again. Your strength and clearsightedness in international affairs have made you a figure of huge international stature and have contributed in no small way to the ending of the cold war and it was therefore most fitting that you signed on behalf of the United Kingdom the momentous agreements concluded in Paris at the beginning of this week"[18].


Notas

[1] THATCHER, Margaret: Party Political Broadcast, 5 de marzo de 1975.
(Traducción del autor)
[2] PORTERO, Florentino:"Blair, acaba el ciclo moral", en ABC, 2 de mayo de 2006.
[3]THATCHER, Margaret: "Liberty and limited government", conferencia pronunciada con motivo de la celebración del Keith Joseph memorial Lecture, 11 de enero de 1996. En http://www.margaretthatcher.org/speeches/displaydocument.asp?docid=108353
(Traducción del autor)
[4] THATCHER, Margaret:"It´s your freedom the hate",en The Sunday Express, 23 de noviembre de 1975 titulado. En http://www.margaretthatcher.org/speeches/displaydocument.asp?docid=102808
(Traducción del autor)
[5] www.cps.org.uk
[6] POWELL, Charles: "La larga campaña del 97", en ABC, 12 de mayo de 1997.
[7] Eso sí, Gordon Brown ha reconocido la existencia de una crisis no como James Callaghan que hizo lapidaria su frase, crisis, what crisis?
[8] THATCHER. Margaret: "Now is the time to choose", discurso de 16 de abril de 1979. En http://www.margaretthatcher.org/speeches/displaydocument.asp?docid=104009 (Traducción del autor)
[9] Todavía vigente en la actualidad remitimos a su website para un conocimiento mayor del mismo:
www.trg.org.uk
[10] THATCHER, Margaret: "Speech to West Dorset Consevatives",28 de febrero de 1975. En http://www.margaretthatcher.org/speeches/displaydocument.asp?docid=102639
(Traducción del autor)
[11] THATCHER, Margaret: Party Political Broadcast, 5 de marzo de 1975, Op. Cit.
(Traducción del autor)
[12] ROBERTS, Andrew: "Margaret Thatcher, an inspiration for today and tomorrow", The Telegraph, 9 de abril de 2008. En http://www.telegraph.co.uk/news/features/3636188/Margaret-Thatcher-an-inspiration-for-today-and-tomorrow.html
(Traducción del autor)
[13] THATCHER, Margaret: "The West must prevail",9 de diciembre de 2002.
http://www.heritage.org/Research/PublicDiplomacy/HL771.cfm
[14] LILLEY, Peter: "Tacherism: the next generation", Centre for Policy Studies, 1989. 24 págs.
(Traducción del autor)
[16] El País, 2 de mayo de 1997.
[17] PORTERO, Florentino: "Tácticas variadas"en ABC, 3 de octubre de 2006.
[18] Discurso de renuncia de Margaret Thatcher (22 de noviembre de 1990) que encontramos en la siguiente website: http://www.margaretthatcher.org/speeches/displaydocument.asp?docid=108254