Los mulás iraníes deciden jugar duro

por Amir Taheri, 12 de abril de 2007

(Publicado en New York Post, 27 de marzo de 2007)

Poner nerviosos a los mulás puede ser la única manera de persuadirles de poner fin a su desafío a Naciones Unidas y dejar de intentar exportar el jomeinismo a los vecinos.
 
Teherán afirma que los británicos se habían adentrado en las aguas territoriales de Irán. Londres afirma que se encontraban en aguas iraquíes vigilando el contrabando en cumplimiento de su misión de la ONU.
 
Puede que nunca sepamos realmente lo sucedido. La zona donde fueron capturados los marineros es el sur de la boca de Shatt al-Arab, un estuario fronterizo que desde los años 70 ha provocado dos guerras entre Irak e Irán. Irak reclama la propiedad de todo el estuario, mientras que Irán quiere que se divida entre los dos vecinos. Es posible que los marineros pensasen que se encontraban en aguas iraquíes mientras que los miembros de la Marina de la Guardia Islámica Revolucionaria les juzgasen en el lado iraní.
 
Lo que es seguro, sin embargo, es que los marineros no pudieron ser capturados sin la aprobación del régimen de Teherán al más alto nivel. Los británicos, radicados en Basora, se han adentrado con frecuencia en aguas que Irán clasifica de propias; los iraníes también han entrado en aguas iraquíes.
 
En otras palabras, hay incidentes casi a diario. El procedimiento estándar es advertir a los que traspasan la frontera y escoltarlos de vuelta a sus propias aguas. Si ese procedimiento fue descartado esta vez, el motivo es seguro el deseo de alguien de provocar un incidente.
 
Si los que traspasaron fueron causantes del incidente, uno se pregunta el motivo de que la República Islámica cierre los ojos ante los buques americanos que con frecuencia se adentran en aguas continentales supuestamente territoriales. Un paseo en barco normal por el Golfo Pérsico ofrecerá al visitante incontables ejemplos de esto todos los días.
 
Es posible que los mulás no quieran provocar un conflicto directo con Estados Unidos aún, utilizando el incidente con los británicos como medio de sondear las aguas. Puede que también esperen poder obligar a Londres a presionar a Washington para la liberación de los mandos de la Guardia Revolucionaria detenidos en Bagdad a cambio de los rehenes británicos.
 
La maniobra de los mulás no puede ser fortuita: los británicos fueron capturados la víspera de una nueva resolución del Consejo de Seguridad, redactada por Gran Bretaña, para imponer sanciones más duras a la República Islámica.
 
También llegaba después de meses de lo que las potencias occidentales han venido ejerciendo, la 'presión de proximidad' sobre el régimen Jomeinista. Un ex representante del ministro de defensa de la República Islámica, el General Alí-Reza Askari (Asgari), desertó y se presume que se encuentra en Estados Unidos. Cinco altos mandos del Cuerpo de la Guardia Islámica Revolucionaria, incluyendo su jefe de operaciones especiales, el General Mohammed Jafar Sahraroudi, se encuentran seguros bajo arresto tras haber sido detenidos por las fuerzas norteamericanas en Bagdad.
 
Teherán está lleno de rumores acerca de supuestos contactos secretos establecidos por los americanos con diversos políticos veteranos y figuras militares de opinión favorable al cambio de régimen. Los contactos incluyen supuestamente a un exprimer ministro y un exministro de defensa.
 
Como era de esperar, el 'Guía Supremo' Alí Jamenei parece haber concluido que la mejor defensa es pasar a la ofensiva. En un duro discurso la semana pasada, Jamenei declaró en la práctica en guerra a la República Islámica. Aprobó la costura 'sin compromisos' del Presidente Mahmoud Ahmadinejad en materia nuclear y amenazó con retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT).
 
Desde que llegase de golpe a escena, la revolución jomeinista siempre ha ido endureciendo sus posturas mediante el secuestro. En noviembre de 1979, ocho meses apenas desde que llegase al poder, el régimen jomeinista aprobó el secuestro de diplomáticos americanos como rehenes en Teherán.
 
Durante el cuarto de siglo siguiente, la República Islámica se ha visto implicada en el secuestro de más de 1000 rehenes de más de 30 países en Irán o a través de sus agentes de Hezbolá en el Líbano. Estos incluyeron al embajador francés en Teherán, Guy Georgy, dos banqueros alemanes y ocho americanos, y periodistas franceses - además de docenas de empresarios, sacerdotes y turistas procedentes de países tan lejanos como Corea del Sur o Italia. Ahora mismo, además de los 15 británicos, la República Islámica tiene secuestrado a un rehén alemán.
 
Los apologistas occidentales del régimen jomeinista ya han comenzado a culpar a Estados Unidos de poner nerviosos a los mulás. El argumento de los apologistas es simple: no hacer nada que haga infelices a los mulás, o de lo contrario provocarán más problemas.
 
La verdad, sin embargo, es que poner nerviosos a los mulás puede ser la única manera de persuadirles de poner fin a su desafío a Naciones Unidas y de dejar de intentar exportar el jomeinismo a los vecinos.


 

 
Amir Taheri es periodista iraní formado en Teherán. Era el editor jefe del principal diario de Iran, el Kayhán, hasta la llegada de Jomeini en 1979. Después ha trabajado en Jeune Afrique, el London Sunday Times, el Times, el Daily Telegraph, The Guardian, Daily Mail, el International Herald Tribune, The Wall Street Journal, The New York Times, The Los Angeles Times, Newsday y el The Washington Post, entre otros. Actualmente trabaja en el semanario alemán Focus, ha publicado más de una veintena de libros traducidos a 20 idiomas, es miembro de Benador Associates y dirige la revista francesa Politique Internationale.
 
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