Lo que contó el ex guerrillero Olivo Saldaña

por Eduardo Mackenzie, 31 de marzo de 2009

Difícil le quedará al Fiscal general de la Nación, Mario Iguarán, no abrir de una vez por todas la investigación sobre la FARC política luego de las escalofriantes revelaciones hechas el 20 de marzo de 2009 por Raúl Agudelo, alias Olivo Saldaña, ex guerrillero encarcelado de las FARC. Dando varios nombres propios, éste  abordó, en efecto,  el tema de la complicidad que existe entre las FARC y numerosos dirigentes y activistas de la vida política y sindical colombiana, sobre todo en el departamento del Tolima. Realizada por teléfono y en directo desde una cárcel colombiana, para el programa radial La Hora de la Verdad, que dirige Fernando Londoño Hoyos, ex ministro del Interior y de Justicia, esa entrevista es uno de los documentos periodísticos más importantes del país de los últimos años. 
 
Olivo Saldaña habló ampliamente acerca de las verdaderas intenciones del movimiento 'Colombianos por la paz' (CPP) de Piedad Córdoba, y sobre la ambigua posición de los dirigentes del Polo Democrático ante las FARC. Saldaña dio, además, informaciones precisas sobre el sindicato Fensuagro y reveló un dato que podría ser crucial para desmantelar un «andamiaje en la sombra » que las FARC habría instalado en la Fiscalía General de la Nación.
 
Raúl Agudelo es uno de los gestores de 'Manos por la Paz',  movimiento independiente que congrega  a cientos de ex guerrilleros que no quieren volver a la actividad terrorista una vez salgan de prisión. Ellos se declaran dispuestos a reincorporarse a la vida civil y a revelarle a Colombia lo que saben acerca de los crímenes pasados de las FARC y de los planes secretos, antiguos y actuales, de esa banda armada y de sus cómplices en el mundo mediático-político.
 
En esas condiciones, no abrir rápidamente una investigación al respecto, escuchando y protegiendo a Olivo Saldaña y a los miembros de «Manos por la Paz», quienes han sido amenazados de muerte por la fracción más recalcitrante de las FARC en las prisiones, sería una demostración flagrante de irresponsabilidad y de parcialidad y de rechazo del orden jurídico. De constatarse tal conducta, la Fiscalía generaría una onda de indignación nacional contra ella sin precedentes.
 
Mario Iguarán debe pues tomar el toro por los cuernos y rendirse ante una evidencia: el tema de la FARC política no puede ser contenido un día más. El país debe saber  qué es lo que la Fiscalía está haciendo y piensa hacer para ventilar y castigar las complicidades de ciertos políticos con las FARC. El ministerio público no puede limitarse a impulsar el proceso de la Parapolítica sin hacer otro tanto, con la misma energía, con los cómplices y auxiliadores del peor movimiento terrorista del hemisferio occidental.
 
Hace unos días, el presidente Alvaro Uribe nombró como Gestor de Paz a Olivo Saldaña, como lo hizo también con alias Karina,  la temida y capturada ex «comandante» de las FARC. Sin embargo, Saldaña no ha sido excarcelado ni ha podido darle forma a su compromiso: emprender una gira por las cárceles del país para explicar a los presos de las FARC las tesis de «Manos por la Paz» y facilitarle así a la Fiscalía la tarea de recibir los testimonios de centenares de ex combatientes. ¿Quien está saboteando a «Manos por la Paz»? ¿Quien está frenando la puesta en libertad de Saldaña? ¿En qué instancias del poder?
 
Lo que sabe Raúl Agudelo  es valiosísimo para el proceso de la FARCpolítica. El afirma que hace más de un año, él comenzó a  entregar su versión libre a investigadores de la Fiscalía sin que esa dependencia haya mostrado interés en explotar tales informaciones. Por eso, Olivo Saldaña decidió contar desde la cárcel lo que sabe a Fernando Londoño Hoyos.
 
Según el ex guerrillero, el movimiento de Piedad Córdoba intenta sabotear la acción de «Manos por la paz» pues quiere devolverle a las FARC los guerrilleros que salgan de la cárcel. Pues el CPP, donde trabajan también Gloria Cuartas, Iván Cepeda, León Valencia, y ahora el ex rehén Alan Jara, busca impedir que los ex combatientes digan lo que saben sobre la guerrilla. Saldaña afirma que más de mil hombres que militaron en muchos de los frentes de las FARC, esperan que el gobierno les dé la oportunidad de contar lo que saben acerca del «plan estratégico» de las FARC y de la guerra política que esa organización impulsa. Ellos quieren desenmascarar el juego del «paralelismo militante» consistente en enviar guerrilleros vestidos de civil a trabajar en Colombia y en el extranjero como activistas de derechos humanos. 
 
Raúl Agudelo explicó que en 1999 Alfonso Cano, el nuevo jefe de las FARC, le ordenó trabajar en Sintragritol, un sindicato tolimense integrado por unos dos mil campesinos, muchos de los cuales han sido obligados a afiliarse al mismo. Ese sindicato hace parte de Fensuagro, federación sindical varias veces acusada de complicidad con las FARC. Según Saldaña, Fensuagro hace parte del dispositivo de las FARC para penetrar el agro y el mundo campesino. Agudelo indicó además que Sintragritol sirve de « estructura de base» y de vivero de nuevos combatientes. A través de esa estructura y de Fensuagro, las FARC reciben auxilios públicos que son utilizados en la consolidación de las organizaciones «de masas» bajo influencia de las FARC. Fensuagro  tiene afiliados en varios departamentos, sobre todo en Antioquia, Quindío, Arauca y Cundinamarca.
 
Olivo Saldaña dijo que Hubert Ballesteros, miembro del Partido Comunista Clandestino (PC3), es quien dirige Sintragritol, y que Alirio García, miembro de Fensuagro en Quindío, es también militante del PC3. Señaló que Raúl Rojas, José Buriticá Arango y Pedro Germán Bustos, son miembros de Fensuagro  y son, igualmente, miembros del PC3. Bustos viajó a Uruguay y Paraguay y terminó involucrado en el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, la hija del expresidente paraguayo Raúl Cubas.
 
Agudelo mencionado también Alvaro Martínez, quien desde Colombia dirige a Anncol, la agencia noticiosa de las FARC basada en Suiza y Suecia.
 
A través de Fensuagro, las FARC hacen parcelaciones de tierra. Estas son entregadas  a los campesinos que aceptan  impulsar las tesis del Partido Comunista y del Polo Democrático.
 
Olivo Saldaña afirmó que él conoce al dirigente comunista Raúl Rojas desde los años 1990, cuando ambos militaban en la Juco y al mismo tiempo en las FARC. Raúl Rojas es el dirigente tolimense del PCC. Oriundo de Chaparral, él es «compadre» del ex Fiscal general de la Nación, Alfonso Gómez Méndez. Saldaña contó que un hijo de Raúl Rojas, Jairo Rojas, fue miembro de la Juco y estuvo asilado durante tres o cuatro años en Europa, luego de lo cual regresó al país e ingresó a las FARC. Conocido también como «el sueco», Jairo Rojas fue dado de baja por el Ejército en Planadas, Tolima, en 2002.
 
Rafael Celis, era el presidente del sindicato Sutimac. Según Saldaña, Celis fue elegido miembro de la Cámara de Representantes a pesar de ser un guerrillero del frente 21 de las FARC. En unas elecciones, Celis fue el segundo de la lista encabezada por Alfonso Gómez Méndez. Olivo Saldaña no sabe si Gómez Méndez sabía que Célis era un guerrillero. En todo caso, las FARC le ayudaron a Célis a hacer su campaña electoral.
 
En cuanto a Raúl Rojas Agudelo dice que el fue capturado dos veces por actividades ilegales. La última vez, fue detenido en Ibagué, hace dos años, pero que siempre logró escapar a la justicia mediante marrullas jurídicas: iniciado en el Tolima, su proceso fue trasladado a Bogotá y allí, en la Fiscalía, fue archivado en la mayor discreción. Olivo Saldaña afirma que los fiscales le encontraron a Rojas cerca de 1500 horas de conversaciones donde se habla de secuestros, extorsiones y tráfico de explosivos.
 
Gracias a la amistad que había entre Raúl Rojas y el ex Fiscal Gómez Méndez, la hija del primero, Consuelo Valentina Rojas Campos, fue nombrada en la Fiscalía General de la Nación. Es posible que ella, desde ese cargo, haya  intervenido de manera ilegal en favor de los intereses de su padre y de su hermano, entre otras cosas. Raúl Agudelo cuenta que cuando él era miembro del frente 21 de las FARC, llegaban a su campamento de documentos confidenciales de la Fiscalía en Bogotá, como fotocopias de procesos, declaraciones de personas contra miembros de las FARC, etc.
 
Gracias a intrigas de Raúl Rojas, Ovidio Espinosa fue nombrado secretario de Educación del Tolima. Este rápidamente nombró  entre diez y veinte guerrilleros de las FARC como educadores y los envió a diferentes pueblitos del sur del Tolima. Entre esos curiosos «maestros» Saldaña mencionó a dos: Fernando Yara y Esaú Yara, que hoy son conocidos «comandantes» de las FARC.
 
Rafael Celis, miembro del frente 21 de las FARC, fue elegido a la Cámara de Representantes e hizo parte de la lista de Alfonso Gómez Mendez. Olivo Saldaña, quien fue también miembro del frente 21 de las FARC, conoció a Rafael Celis en ese periodo y fue testigo del pacto realizado entre el «comandante Jerónimo» de las FARC y el político Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, quien después fue elegido gobernador del Tolima.
 
Olivo Saldaña reveló que él había asistido a dos reuniones entre Guillermo Alfonso Jaramillo y el « comandante Jerónimo», cerca de Planadas y en presencia de varios guerrilleros. «Jaramillo llegó a ese lugar en una avioneta », precisó Agudelo. Las FARC ayudaron a hacerle la campaña electoral a Jaramillo. A cambio, éste se comprometió a entregarle algunas cuotas burocráticas a las FARC, al PC3 y al llamado «movimiento bolivariano». Fue así como Guillermo Alfonso Jaramillo  le encomendó dos   secretarías a las FARC y al PC3: la de agricultura y la de educación. Eso permitió el nombramiento de varios amigos de ese movimiento y hasta dos jefes del PC3, José Buriticá Arango y Nelson Tovar.
 
También contó que durante ese periodo fueron construídas algunas carreteras hacia Cajamarca y Roncesvalles con presupuesto y maquinaria del departamento, pues las FARC necesitaban abrir corredores de movilidad para transportar guerrilleros, armas y explosivos. El gobernador Guillermo Alfonso Jaramillo propuso incluso que el Tolima fuera convertido en « observatorio de paz » para facilitar los contactos de las FARC con sus amigos camuflados y con las autoridades nacionales.
 
La Asociación de Cabildos Indígenas del Tolima (ACIT) es otro aparato «de base» de las FARC, utilizado para reclutar e imponer la política del PCC y del PD y de un movimiento regional llamado Masato. El ACIT tiene afiliados en Coyaima, Ortega, Natagaima y Roncesvalles. El ACIT es dirigido por alias Bristol, un profesor universitario. Alberto Márquez, ex concejal de Natagaima, y Nelson Tovar, ex alcalde comunista de Coyaima, intervienen también en el ACIT. Los dineros que Márquez y Tovar obtenían del departamento para ayudar a los campesinos a comprar ganado y mejorar sus viviendas, eran utilizados por éstos para favorecer únicamente las «bases sociales» de las FARC. Saldaña asegura que en varios departamentos las FARC utilizan ese mismo mecanismo para apoderarse de los dineros públicos.
 
Por otra parte, Raúl Agudelo reveló que Jaime Cedano, alto dirigente del Partido comunista colombiano y miembro del Polo Democrático, es un miembro de las FARCy que ello no le impide presentarse como un defensor de derechos humanos. Dijo que Cedano tiene en España una ONG que se llama «Red Vivir», dedicada a denigrar al ejército y del gobierno colombiano. Olivo Saldaña no duda de que Cedano sea un guerrillero. Afirma que él lo vio una vez reunido en un campamento del Caguán con Alfonso Cano. Olivo Saldaña dice que él denunció eso ante la Fiscalía hace cerca de un año, en versión libre, sin que hubiera una reacción de parte de ésta, pero que parte de lo dicho por él fue comprobado por los documentos encontrados en los computadores de Raúl Reyes. 
 
Olivo Saldaña asegura que en las cárceles hay más de mil hombres y mujeres de las FARC que han renunciado esa militancia y que quieren ayudarle al país con revelaciones de lo que ellos saben. Dice que todos ellos están dispuestos a hacer parte de «Manos por la Paz», que el compromiso de ellos ahora «es con el país», y que los anima una voluntad política de reincorporación a la vida civil. Subraya que «nunca más volverán a tomar una arma para atentar contra la vida de un colombiano».
 
Raúl Agudelo teme por su vida. Cree que le harán «pagar» durante su proceso sus declaraciones a la Fiscalía y a la prensa. Pero se mostró determinado a seguir su camino y  a «contar la verdad de frente y sin miedo».
 
Al concluir la entrevista, Fernando Londoño Hoyos pidió que el nuevo Procurador general de la Nación también tome cartas en el asunto.

 
 
Eduardo Mackenzie. Periodista, última obra publicada: Les FARC où l’échec d’un communisme de combat. Colombie 1925-2005