Lectura previa a las Autonómicas Gallegas y Vascas
por María Ángeles Muñoz, 26 de febrero de 2009
Según los resultados de algunas encuestas realizadas sobre intención de voto respecto a las próximas elecciones autonómicas en Galicia y el País Vasco, el Partido Popular podría ser la fuerza más votada en Galicia. Dos sondeos publicados el pasado domingo mostraban a este partido al borde de una mayoría absoluta.
Las encuestas publicadas por los diarios El Mundo y ABC, realizadas después de que el 13 de febrero empezara la campaña, sitúan al PP a un escaño de los 38 necesarios para alcanzar la mayoría absoluta de una Cámara de 75 representantes. Este resultado adelantaría a la formación Popular por delante de la pasada coalición del Partido Socialista de Galicia (PSdeG) y del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) que ha gobernado en los últimos cuatro años.
Por otra parte, el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas difundía la semana pasada unas valoraciones favorables al Partido Socialita que con 27 escaños, podría gobernar de nuevo en Galicia en coalición con el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), con 12 ó 13. El PP obtendría entre 35 y 36 escaños, según la encuesta oficial, realizada en la segunda quincena de enero.
Los resultados de todos los sondeos apuntan a unas elecciones reñidas, en las que la victoria de unos u otros va a depender en gran medida de un pequeño número de votos. El voto emigrante podría ser de nuevo decisivo, como sucedió hace cuatro años.
En cuanto a los comicios vascos, los resultados arrojados por los sondeos publicados en los diarios El País, El Mundo y ABC, adelantan que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) perdería apoyos en las próximas elecciones autonómicas del 1 de marzo. Esto dificultaría la reelección de su candidato y hasta ahora lehendakari Ibarretxe. Además, el PSE se beneficiaría de este descenso del PNV aumentaría su respaldo electoral. La mayoría absoluta en el Parlamento vasco se sitúa en los 38 escaños por lo que, según las distintas encuestas, ningún partido obtendría el respaldo necesario para gobernar en solitario, por lo que el partido ganador deberá establecer alianzas de gobierno.
Con independencia de una revisión detenida de los resultados que se podrá realizar a partir del día dos de marzo, en este momento hay que destacar que las citas electorales de este próximo fin de semana en Galicia y País Vasco son de especial importancia en la evolución política de nuestro país. No en vano se alineaban ambos comicios en el mismo día, intentando sentar una similitud no explícita entre los modelos políticos que se proponen para ambas comunidades autónomas.
Estos comicios son importantes porque de sus resultados depende la confirmación o desbanco de una tendencia práctica de alianzas nacionalistas en los respectivos parlamentos autonómicos. Éste es el núcleo del significado político de estas elecciones.
En torno al mismo se aglutinan otros factores no desdeñables pero que fluctúan en un segundo plano de análisis: el grado de interiorización de la crisis en el electorado y su impacto a la hora de decidir el voto en el caso de Galicia, gobernada por el bipartito PSG-BNG, y la fortaleza o debilidad del Partido Popular como fruto de su labor de oposición en los últimos meses.
Adicionalmente se puede evaluar el desgaste del nacionalismo implantado estructuralmente en el País Vasco y representado por el PNV, pero también se observa cómo se produce un trasvase de voto al PSPV que ampara bajo la cobertura de unas siglas nacionales un programa político tintado de convergencia con los proyectos nacionalistas. En cuanto al Partido Popular habrá que ver si se confirma la previsión de un descenso de votos o si por el contrario la campaña realizada por Basagoiti surte efecto. En todo caso se podrá desglosar en esa lectura si la ausencia de María San Gil ha influido o no en el resultado del Partido Popular del País Vasco.
Entre los elementos más destacados en el análisis no podemos olvidar el papel que están jugando o han procurado representar las plataformas cívicas creadas desde la sociedad civil en el ámbito de la libertad de lengua (la plataforma Galicia Bilingüe en el caso gallego y la Plataforma por la Libertad Lingüística en País Vasco). Tanto Galicia como País Vasco han acogido recientes manifestaciones de reivindicación política en este sentido, y ha sido paradójicamente la sociedad civil el punto de arranque de una vía de protesta en dirección a los partidos políticos para que éstos tomen el guante de las denuncias en el campo de los derechos constitucionales. A este respecto la claridad en la postura y el discurso del Partido Popular a través de sus candidatos autonómicos Núñez Feijoo y Basagoiti y desde la dirección nacional del partido resultan vitales para entender la posibilidad de un cambio en el sistema. En este terreno la actitud política no puede ser ambivalente, es preciso un discurso coherente y decidido en poner un punto y aparte en las políticas de inmersión lingüística sin opción a la libertad en la elección de lengua tanto en el área de la educación como en el campo normativo que rige las regulaciones sociales y el funcionamiento de las administraciones públicas. De hecho la emergencia de la formación política de Rosa Díez (UpyD) no deja de ser una opción que surge al amparo de un vacío político en ésta y otras cuestiones que afectan a las relaciones entre lo autonómico y regional con lo nacional.
Un aspecto que a veces se cita sólo a modo de coletilla marginal y que en este momento es oportuno citar es la capacidad de la ciudadanía de influir a través del voto en una incipiente regeneración democrática o de consentir también a través del voto un sistema que navega en el contrario, esto es en la degeneración democrática. La perpetuación del Partido Nacionalista Vasco en el gobierno autonómico vasco, en sus instituciones públicas y todo el entramado social que depende de las mismas permite intuir, cuando no evidenciar, la instauración de un modelo de relaciones clientelares al más puro estilo caciquil. La manipulación política que se instaura con la permanencia de un mismo partido en el gobierno durante décadas no deja lugar a dudas, y la dominación de su ideología o pensamiento político mediante la legislación producida por él mismo vulnera la libertad de los ciudadanos. El relevo del PNV en el gobierno vasco puede ceder a un nuevo escenario de ventilación política en la que la asfixia social que ha generado el nacionalismo imperante de paso a una mayor flexibilidad y respeto hacia el resto de posicionamientos políticos diferentes. En este punto se mantiene la duda de si el PSPV, de confirmarse las previsiones de los sondeos, actuará a partir del lunes 2 de marzo como envase reciclado de contenido similar y de paso aliado de gobierno con el PNV, o si por el contrario permitirá un cambio verdadero en las alianzas que logre sanear el estatus creado en la sociedad vasca.
El caso gallego es interesante y curioso en tanto en cuanto nos podría servir como un simulador de escenarios en relación con el País Vasco. En Galicia el PSG sí que tuvo la opción en las anteriores elecciones autonómicas de formar gobierno con el otro partido nacional (PP) o con la formación nacionalista (BNG). En este caso la opción elegida ya la conocemos, y sus resultados también. El bipartito gallego no ha dejado de ser en estos últimos cuatro años un instrumento muy útil de profundización en la formación de un carácter nacional propio, de intensa labor de incidencia en la regionalización de los factores y en el diseño de un perfil disgregado de lo demás. Pero al mismo tiempo, esta concentración de los recursos en las políticas de inmersión nacional ha descuidado otras áreas prioritarias, como la inauguración de medidas anti-crisis para los sectores propios de Galicia, que han resultado ser extremadamente vulnerables a los efectos del tsunami económico que está siendo la crisis en nuestro país. Los datos de destrucción de empleo en la comunidad o de desaparición y cierre de Pymes así lo testifican. Mientras tanto, y en paralelo salen a la opinión pública los datos escandalosos del coste de reformas y accesorios presidenciales que el candidato socialista Pérez Touriño precisa para desempeñar su labor cotidiana al servicio de la sociedad gallega. La confusión entre el servicio a la sociedad y el servicio a uno mismo lejos del destierro de la actualidad política es imagen y portada en periodo preelectoral. Evidentemente el despilfarro de los recursos públicos por parte del presidente de la Xunta gallega no incurre en caso de corrupción solapada o de apropiación indebida de capitales, pero sí es un ejemplo de escasa sensibilidad política y de desfachatez pública.
Por último, se deberán evaluar los resultados electorales en relación al propio Gobierno de España. Habrá que valorar si el destape en paralelo de los supuestos casos de corrupción en el Partido Popular ha conseguido influir en la intención de voto de los ciudadanos, o si al menos ha servido de pantalla efectiva para paliar los efectos del impacto de los datos sobre el aumento desproporcionado de las cifras del paro, de la caída de nuestro PIB, del aumento del déficit público... En definitiva, si el valor de las siglas del Gobierno se ve devaluado o se mantiene en estos comicios. El Partido Socialista pretende lanzar la pelota al tejado del Partido Popular, pero lógicamente esta maniobra no procura sino evitar el propio golpe. Las llamadas de atención desde Europa a nuestro país se deberían tener más en consideración que las operaciones realizadas desde la concatenación de intereses mediáticos y políticos, porque es tarea del Gobierno prestar soluciones (tanto en versión nacional como regional) en lugar esta responsabilidad con los juegos de contra-marketing y cirugía electoral.
Mª Ángeles Muñoz (Madrid, 1978) es politóloga por la UCM especializada en Análisis Político y Relaciones Internacionales, con doctorado en Procesos Políticos en la UE y países de la Antigua Unión Soviética (UNED). Ha sido profesora de Sociología en Valencia, donde también ha coordinado formación en Dirección y Comunicación para profesionales a través de la Universidad Politécnica (UPV). Actualmente participa en foros de estudio europeo y realiza análisis político y electoral en diferentes medios.