Las iniciativas Demócratas imprescindibles

por David Ignatius, 23 de noviembre de 2006

(Publicado en The Washington Post, 17 de noviembre de 2006)

Los Demócratas tienen ahora la oportunidad que rechazaron con desprecio los Republicanos, que es la de construir una amplia coalición de centro y convertirse una vez más en el partido gobernante de la nación. Pero para lograr eso, los Demócratas tienen que defender valores que conecten con los de la mayoría de los americanos. Después de todo, el centro carece de sentido excepto como plataforma para implementar la legislación que quiere el público.
 
Algunas iniciativas Demócratas son obvias después de las elecciones de noviembre: el público quiere cambios en la política de Irak que reduzcan los costes y los peligros para América; reforma de una dirección del Congreso corrupta y arrogante; y el final de los altercados políticos partidistas. La nueva portavoz de la Cámara, la Representante Nancy Pelosi, tuvo una desastrosa semana postelectoral en la que su primera prioridad pareció ser equilibrar los marcadores en lugar de solucionar estos grandes problemas. Una pena por su parte. Pero asumamos por el momento que la nueva mayoría Demócrata no cometerá un suicidio instantáneo con la continuación de la política de retribución de Pelosi y se pondrá seria en materia de gobernación.
 
¿Cuáles son los temas en los que los Demócratas deberían plantar su bandera e intentar crear una nueva mayoría? Dos son los más simples que deberían contar el próximo año con un amplio apoyo bipartidista: reanimar la iniciativa de la administración Clinton en favor de políticas nacionales sanitarias que puedan ahorrar costes y mejorar la atención; y ponerse serio en materia de políticas de energías alternativas que puedan reducir la demanda de petróleo exterior. Hillary Clinton ya mantiene su atención sobre estos temas, lo que mejorará su posición como candidata presidencial en el 2008.
 
Una tercera gran idea Demócrata fue avanzada esta semana por Jim Webb, el Senador elegido por Virginia que promete ser una de las voces más interesantes del nuevo Congreso. En el Wall Street Journal argumentaba que los Demócratas deberían centrarse en la justicia económica. 'La clase aventajada de América se ha enriquecido y distanciado infinitamente más a lo largo de los últimos 25 años', escribía. 'Para el nuevo Congreso la primera prioridad económica debería ser empezar a tratar estas divisiones, y trabajar por incorporar de vuelta a la vida económica la verdadera justicia'. El ex Senador John Edwards, otro contrincante Demócrata de primer orden para el 2008, ha dejado su huella en el mismo tema a través de su nuevo Center on Poverty, Work and Opportunity de la Universidad de Carolina del Norte.
 
Webb y Edwards aciertan acerca de los peligros de la creciente desigualdad en América. Estudios de la Oficina del Censo, la Oficina Nacional de Investigación Económica y demás organizaciones, todos informan de la creciente desigualdad en la distribución de los ingresos a lo largo de los últimos 35 años. Según un estudio de junio del 2000 de la Oficina del Censo, el vacío entre ricos y pobres comenzó a expandirse marcadamente a comienzos de los años 80. De 1980 a 1992, el porcentaje de ingresos nacionales que van a los cinco de cabeza creció en un 18%.
 
El vacío de los ingresos continuó durante el boom tecnológico y la locura de las stock-options de los años Clinton, según estudios de un importante analista de las desigualdades, James K. Galbraith, de la Universidad de Texas. Observa que el estallido de la burbuja tecnológica y el incremento del gasto militar bajo el Presidente Bush cambió el patrón de ganadores -- pero de unos condados Demócratas a otros condados Demócratas. En un estudio reciente, Galbraith concluía que los grandes beneficiados de los años 90 -- los condados de Santa Clara, San Mateo y San Francisco en California y New York City -- fueron los cuatro principales perdedores del 2000 al 2004, mientras que los cuatro ganadores desde el 2000 fueron el Distrito de Columbia y los condados de Fairfax, Va., Los Angeles y San Diego.
 
El desafío de los Demócratas es encauzar la furia populista con el restante movimiento dinámico del partido -- el llamamiento a la reforma fiscal realizado por el ex Secretario de Hacienda Robert Rubin y otros miembros del Hamilton Project, que busca cambios de equilibrio fiscal en la distribución del gasto. El objetivo debería ser articular políticas que sean a la vez pro-igualdad y pro-crecimiento. Eso es algo necesitado con urgencia, especialmente en un momento en el que la economía norteamericana parece estar desacelerándose.
 
Lawrence Summers, economista de Harvard y exsecretario de hacienda, sugería el equilibrio adecuado en una columna del Financial Times el mes pasado: 'Las partes esenciales de la tradición progresista no se oponen al sistema de mercado; mejoran los resultados que produce de manera natural. Eso es lo que necesitamos hoy'.
 
Si los Demócratas esperan recrear 'la gran tienda' de una verdadera coalición en el gobierno, tienen que encontrar políticas que reúnan a las alas de su propio partido. Las políticas económicas con éxito serán aquellas que impulsen los intereses de la gente corriente sin destruir los de Wall Street, y viceversa. Solucionar ese rompecabezas es un gran desafío intelectual. Debería motivar y unir a los Demócratas -- de Webb y Edwards a Clinton y Rubin -- mientras avanzan hacia el 2008.