Las consecuencias de abandonar Irak

por Jeff Jacoby, 3 de agosto de 2007

(Publicado en The Boston Globe, 18 de julio de 2007)

Más ruidosamente, con mayor insistencia, suenan los tambores de una retirada americana de Irak.

Declarar inganable la guerra y dejar a los iraquíes para zanjar sus propios problemas ya no es una receta tomada en serio exclusivamente en los márgenes pacifistas. Allá por noviembre de 2005, cuando el llamamiento del Representante John Murtha a una retirada inmediata de las tropas norteamericanas fue sometido a votación, la Cámara lo rechazó de manera casi unánime, 403 a 3. La semana pasada, una propuesta de ley de la Cámara legislando la salida de Irak hacia el próximo mes de abril era aprobada 223 a 201. Puede que no haya -- aún -- una mayoría a prueba de veto para suspender la financiación, pero está claro hacia dónde va la tendencia
 
El tren de acabar la guerra también está avanzando en el Senado. Algunos prominentes Republicanos se han subido recientemente, uniéndose a los Demócratas que llevan muchos meses denunciando la guerra. 'No podemos seguir pidiendo a nuestras tropas que se sacrifiquen indefinidamente', decía el 5 de julio Pete Domenici, de Nuevo México, mientras llamaba a 'una nueva estrategia que saque a nuestras tropas de las operaciones de combate y las ponga camino a casa'. George Voinovich, de Ohio, ha instado al Presidente Bush a abandonar el incremento y adoptar 'el Plan S de salida' en su lugar.
 
La caja de resonancia de los medios, mientras tanto, reverbera con el derrotismo sobre Irak y el desprecio hacia el presidente. La atención lograda se dedica a los vaivenes Republicanos; ni por asomo a los esperanzadores réditos prestados por el incremento del General David Petraeus. 'Si no es ahora, ¿cuándo?' preguntaba agresivamente hace poco Matt Lauer en el programa Today de la NBC. 'La Casa Blanca afirma que no está considerando retirar de Irak a las tropas americanas ahora mismo, pero con índices de aprobación en caída y deserciones de su propio partido, ¿es solamente cuestión de tiempo antes de que el presidente cambie de curso?... ¿cuánto tiempo puede ignorar el presidente los llamamientos a traer a casa las tropas?'
 
Pero con todo el clamor para abandonar Irak, no hay ningún debate serio simplemente de lo que significará abandonar.
 
Si las tropas norteamericanas abandonan prematuramente, es probable que el gobierno iraquí colapse, lo cual podría provocar violencia a una escala mucho más mortal de la que está sufriendo Irak ahora. La perversa influencia de Irán se intensificará, y con ella la probabilidad de conflicto sunita-chiíta incrementado, y hasta una carrera nuclear por todo Oriente Medio. Los terroristas y los fanáticos antiamericanos en todo el mundo se verán reforzados. Irak emergerá, en palabras del Senador John McCain, 'como un salvaje Oeste para terroristas, similar al Afganistán anterior al 11 de Septiembre'. Otra vez más -- como en Vietnam, en el Líbano, en Somalia -- los Estados Unidos habrán demostrado ser el competidor más débil, reticente a llevar una lucha hasta el final.
 
Pero nada de esto parece preocupar al lobby de la rendición, que o bien no piensa en las consecuencias de abandonar Irak, o está convencido de que la salida americana realmente mejorará las cosas. 'Si todo el mundo sabe que nos vamos, serán presa del miedo', declara Voinovich. Seguro que lo serán. Nada asusta a al-Qaeda más que ver a los americanos en retirada.
 
Hace tres décadas, defensas similares se hacían en apoyo a dejar el sureste de Asia a los comunistas. A la advertencia del Presidente Ford de marzo de 1975 de que 'los horrores y la tragedia que vemos en televisión' solamente empeorarán si los Estados Unidos suspende la ayuda al sitiado gobierno de Camboya, el entonces Representante por Connecticut Christopher Dodd respondía: 'el mayor regalo que nuestro país puede dar al pueblo camboyano es la paz, no armas. Y la mejor manera de lograr ese objetivo es poniendo fin a la ayuda militar ya'. De modo que Washington puso fin a la ayuda militar, y Phnom Penh cayó frente al Jemer Rojo. Que procedió a exterminar a casi 2 millones de camboyanos en uno de los genocidios más asquerosos de la era moderna.
 
El 13 de abril de 1975, cuatro días antes de que el reinado comunista del terror comenzase, la noticia de portada de Sydney Schanberg en el New York Times se titulaba: 'Indochina sin los americanos: para la mayoría, una vida mejor'. En perspectiva quizá los errores de juicio tan dramáticos pueden ser excusados en parte con el argumento de que los americanos en realidad no sabían los horrores de los que fueron capaces Pol Pot y el Jemer Rojo.
 
Pero no habrá tal excusa para aquellos que insisten en salir de Irak. Porque ellos conocen perfectamente bien los horrores de los que son capaces al-Qaeda y sus aliados jihadistas. Decapitaciones. Atentados suicida. Linchamientos. Asesinatos infantiles. Ataques con clorina. Bali. Madrid. El 7 de Julio. El 11 de Septiembre.
 
Nos encontramos en una guerra con bárbaros que proclaman su amor a la muerte y que se congratulan en la masacre de inocentes -- y que están combatiendo para ganar. Podemos elegir conformarnos con la derrota en Irak, pero lejos de poner fin a la guerra, solamente la hará más difícil y más mortal. El precio que pagarán los americanos si abandonan Irak será muy elevado. El precio que pagarán los iraquíes será aún más elevado.